El Castillo de Canillas de Esgueva, también llamado Torres de Canillas de Esgueva, se encuentra localizado en las cercanías de la población homónima de la provincia de Valladolid (Castilla-León).
El
castillo original tendría planta cuadrada y fue fundado por el
Tercer Señor de Curiel, Alvaro de Estuñiga con el objetivo de
gobernar sus tierras, formando parte de la defensa de la frontera del
valle Esgueva comunicandose con el castillo de Villafuerte y de
Encinas de Esgueva de la provincia de Valladolid. En
Canillas de Esgueva, destaca un cerro testigo que aparece desgajado
de la paramera y adelantado sobre el río Esgueva, a tan sólo unos
500 m. al sur de su cauce. Los restos arqueológicos, adscribibles a
dos horizontes culturales, se dispersan por su cima amesetada, cuya
cota se sitúa por encima de los 800 m., y por las laderas.
La
ocupación de Canillas hay que ponerla directamente en relación con
el devenir histórico de esta villa, cuyas primeras referencias
seguras datan de principios del S. XIII (Abajo Martín, 1986: 259),
aunque en opinión de Vallejo del Busto (1978: 113) las noticias que
se refieren a su ocupación y fortificación parecen poder
retrotraerse hasta el último tercio del S. IX. Así mismo, el
lugar de Canillas aparece citado en la más antigua Estadística de
la Diócesis Palentina de 1345 (San Martín Payo, 1951: 84), y si
bien su actual iglesia, dedicada a San Miguel, data de mediados del
S. XVIII (Urrea Fernández, 1974: 24), a juzgar por los restos
románicos existentes en la misma hay que suponer un asentamiento
anterior.
Respecto
a su fortificación, las menciones documentales expresas de la torre
(mal llamado castillo) datan de inicios del S. XVIII, aunque ya a
mediados de ese siglo se dice que está en estado ruinoso (Vallejo
del Busto, 1978: 115). De todas formas, es fácil suponer que su
origen se remonte al Medievo, y que esté en relación directa con
la fundación de la propia villa.
Tan
sólo podemos aproximarnos a la grandiosidad y proporciones que
debió tener la edificación si tenemos en cuenta las considerables
dimensiones que presentan los dos contrafuertes cilíndricos,
construidos con sillares calizos de acabada labra, y los múltiples
bloques irregulares que aparecen diseminados sobre todo por la
plataforma de la cima, y en menor cuantía por la caída
septentrional, por la que también se han recogido algunos elementos
cerámicos a torno.
El
trazado perimetral de la edificación, de aproximadamente 15 por
36,5 m, se amolda a la plataforma llana de la cima; no han podido
diferenciarse divisiones interiores. Uno de los vecinos de la
localidad, afirma que el lienzo de pared que había entre los dos
torreones se derrumbó hará unos 40 años, cayendo por la ladera,
como aún hoy se reconoce sobre el terreno, pues hay documentación gráfica que en los años 70 del pasado siglo la pared entre torres estaba en pie.
Fuente: Castillos del Olvido
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