lunes, 25 de noviembre de 2019

Castillo de Canillas de Esgueva (Valladolid)


El Castillo de Canillas de Esgueva, también llamado Torres de Canillas de Esgueva, se encuentra localizado en las cercanías de la población homónima de la provincia de Valladolid (Castilla-León).

El castillo original tendría planta cuadrada y fue fundado por el Tercer Señor de Curiel, Alvaro de Estuñiga con el objetivo de gobernar sus tierras, formando parte de la defensa de la frontera del valle Esgueva comunicandose con el castillo de Villafuerte y de Encinas de Esgueva de la provincia de Valladolid. En Canillas de Esgueva, destaca un cerro testigo que aparece desgajado de la paramera y adelantado sobre el río Esgueva, a tan sólo unos 500 m. al sur de su cauce. Los restos arqueológicos, adscribibles a dos horizontes culturales, se dispersan por su cima amesetada, cuya cota se sitúa por encima de los 800 m., y por las laderas. 

La ocupación de Canillas hay que ponerla directamente en relación con el devenir histórico de esta villa, cuyas primeras referencias seguras datan de principios del S. XIII (Abajo Martín, 1986: 259), aunque en opinión de Vallejo del Busto (1978: 113) las noticias que se refieren a su ocupación y fortificación parecen poder retrotraerse hasta el último tercio del S. IX. Así mismo, el lugar de Canillas aparece citado en la más antigua Estadística de la Diócesis Palentina de 1345 (San Martín Payo, 1951: 84), y si bien su actual iglesia, dedicada a San Miguel, data de mediados del S. XVIII (Urrea Fernández, 1974: 24), a juzgar por los restos románicos existentes en la misma hay que suponer un asentamiento anterior. 

Respecto a su fortificación, las menciones documentales expresas de la torre (mal llamado castillo) datan de inicios del S. XVIII, aunque ya a mediados de ese siglo se dice que está en estado ruinoso (Vallejo del Busto, 1978: 115). De todas formas, es fácil suponer que su origen se remonte al Medievo, y que esté en relación directa con la fundación de la propia villa. 

Tan sólo podemos aproximarnos a la grandiosidad y proporciones que debió tener la edificación si tenemos en cuenta las considerables dimensiones que presentan los dos contrafuertes cilíndricos, construidos con sillares calizos de acabada labra, y los múltiples bloques irregulares que aparecen diseminados sobre todo por la plataforma de la cima, y en menor cuantía por la caída septentrional, por la que también se han recogido algunos elementos cerámicos a torno. 

El trazado perimetral de la edificación, de aproximadamente 15 por 36,5 m, se amolda a la plataforma llana de la cima; no han podido diferenciarse divisiones interiores. Uno de los vecinos de la localidad, afirma que el lienzo de pared que había entre los dos torreones se derrumbó hará unos 40 años, cayendo por la ladera, como aún hoy se reconoce sobre el terreno, pues hay documentación gráfica  que en los años 70 del pasado siglo la pared entre torres estaba en pie.

Fuente: Castillos del Olvido

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