martes, 19 de noviembre de 2019

Castillo de Alconétar (Garrovillas, Cáceres)


El Castillo de Alconétar, también llamado Castillo de Rochafrida o Torre de Floripes, se encuentra en las cercanías de esta población de la provincia de Cáceres (Extremadura). 

Tras la construcción del Embalse de Alcántara en los años 30 del siglo XX, quedó anegado por el agua del embalse por no haberse trasladado a una nueva ubicación. 

Los orígenes de este castillo, cabe buscarlos en la época romana, cuando se quiso proteger y fortificar el estratégico paso del río Tajo, por este lugar, sobre la vía de la Plata. Es evidente el alto valor militar del enclave, ya que se trata del único paso disponible en varios kilómetros tanto aguas arriba, como aguas abajo. 

Quizás sufriera una importante reforma en época musulmana, que la refortificaron y, probablemente, ampliaron. Tras la invasión cristiana definitiva, en 1166, de manos de Fernando II, esta torre pasa a manos de la Orden del Temple y posteriormente a la de Alcántara. A pesar de que en su retirada, los musulmanes, arruinan dos o tres ojos del puente, dejándolo arruinado e inservible, esta torre será reforzada y ampliada, dado que se establece en este lugar, un paso de barcas, que permanecerá activo, hasta bien entrado el siglo XX. 

Aunque la torre continuó formando parte de las posesiones de la Orden, hasta bien entrado el Siglo XIV. El paso de barcas, era controlado por los Alba y Aliste, que se encargaban de la administración y del cobro del portazgo. A pesar de los infructuosos intentos de reparaciones del puente, en la propia Edad Media, el siglo XVI y el XVIII, el castillo no perdió nunca su función de control del paso en ningún momento. Fue reformado, hasta alcanzar su fisonomía actual, en los siglos XIV-XV. 

Actualmente, se encuentra en estado de ruina progresiva, ya que está casi siempre inundado por las aguas del pantano. Su acceso no es posible, si no se va en barca, que permite su acceso en épocas de sequía al interior. 

Se trata de un recinto irregular, adaptado a la formación rocosa sobre la que se asienta, compuesto por una torre y cerca. Al estar inundado casi siempre, sólo se puede conjeturar sobre su estructura, de forma difusa, gracias a los escasos documentos gráficos que existen del lugar original, antes de la inundación. El elemento que más destaca, es una soberbia y potente torre del homenaje, de planta poligonal, ya que uno de sus frentes, es un espolón que le hace adoptar la forma de un pentágono irregular. El interior de la torre, está formado por una amplia sala abovedada en la parte superior, a la que se accede por una escalera interior, practicada dentro de uno de los gruesos muros y que da acceso a la parte superior. Posiblemente exista una sala de menores proporciones, también con bóveda de piedra en el piso inferior, pero si las aguas del pantano no lo permiten, no es posible acceder a ella. La parte superior de la torre, está coronada por una fila de mensulas labradas, que sujetaban una merlatura ya desaparecida. 

Ha sido el escenario de algún pasaje del Quijote, que ubica en este lugar la leyenda del caballero Floripes, origen de otro de los nombres por los que es conocida en la actualidad. 

Su imagen actual, es el fruto evidente de la desidia y el nulo interés que se tiene por el patrimonio español y por el militar en particular. A pesar de que el recinto externo, está prácticamente desaparecido, la torre aún se conserva en un estado bastante íntegro y no merece estar inundada y condenada a languidecer y deteriorarse poco a poco, hasta desaparecer. Si bien su solidez, no lo anuncian en un futuro inmediato, es la suerte que le deparará en años futuros, si no se saca de ahí y se consolida. Está incluido en la Lista Roja del Patrimonio español.

Texto: Tomás V. Alonso
Fotos: Extremadura Medieval y Turismo Extremadura

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