El Castillo de Benirrama se encuentra situado frente a la localidad homónima, integrante del Vall de Gallinera, al norte de la provincia de Alicante (Comunidad Valenciana).
La
Vall de Gallinera es una pintoresca tierra que se sitúa entre las
sierras de la Foradá y del Llombo, en la comarca alicantina de La
Montaña. Perpendicularmente a la línea costera, tiene sus dos
entradas protegidas por sendos castillos, éste a levante del valle y
el castillo de Benissili, llamado también castillo de Al-Qalà o
castillo de Al-Azraq, a poniente del mismo. El acceso desde el
interior se defiende por el magnífico baluarte del castillo de
Benissili. La cola del valle se estrecha en una angosta garganta, a
cuyo fin se encuentra el castillo de Benirrama antes de abrirse paso
a las fértiles llanuras de Pego. Junto a esta garganta, pero aún en
el interior del valle, se levanta esta fortaleza de Benirrama sobre
un promontorio rocoso a unos 500 metros sobre el nivel del mar (Rubio
Gomis, 1986).
A
pesar de que el lugar fue visitado en multitud de ocasiones por el
personal del Museo Arqueológico “Camilo Visedo” de Alcoy, con
motivo de la grabación de una película sobre el mismo de los
castillos de la zona se hizo una recogida exaustiva de material
arqueológico y se levantó una planimetría del mismo en el año
1.981, publicándose los resultados por el arqueólogo Federico Rubio
Gomis en el año 1.986. El castillo de Gallinera está documentado
por las fuentes, y por ellas sabemos que en 1.244 – 1.245, cuando
se firma el Tratado de Pouet entre el caudillo árabe Al-Azraq y el
rey Jaime I de Aragón, el castillo ya existe y figura como uno de
los que está en poder de Al-Azraq y que tiene que entregar al
cristiano transcurridos tres años desde la firma del tratado
mencionado.
Tenemos
que fijar sus orígenes en años anteriores, pero con toda seguridad
postcalifales, puesto que es total la ausencia de estas cerámicas
entre los hallazgos arqueológicos en la cresta rocosa en la que se
sitúa. Sin embargo, la presencia de muchos restos de cerámica
vidriada color verde pálido por una cara y amarillo por la otra,
típica del siglo XII, es una buena indicación para darle una
cronología almohade. Con respecto a su final, éste viene claramente
establecido por las fuentes documentales, cuando nos hablan de se
arruinamiento debido a un terremoto a mediados del siglo XVII, aunque
indican que ya se hallaba deshabitado desde inmediatamente después
de la expulsión de los moriscos decretada en el año 1.609. No
obstante, es de suponer que la etapa de máximo esplendor y
utilización de esta fortaleza finalizaría en el siglo XIV, al final
de la guerra que enfrentaron Jaime I con el caudillo árabe Al-Azraq
en las puertas de Alcoy, en la que murió éste último.
Se
trata de un magnífico castillo de forma alargada, cuyo eje mayor,
orientado de noreste a suroeste, mide más de 150 metros por 33
metros de anchura máxima. El montículo, de difícil acceso por
todas partes, presenta, no obstante, una zona rocosa muy abrupta por
el oeste, siendo el lado este, abancalado y la zona de llegar hasta
él con menos dificultad. Su fábrica principal es de mampostería
irregular, que actúa como basamento, y sobre el que se elevan las
hiladas de tapial de mortero de cal y gravas. Las construcciones
defensivas están formadas por los siguientes elementos: todo el
montículo se encuentra rodeado por un cinturón de murallas con
torreones semicirculares. Presenta tres aljibes, uno en el extremo
norte, lugar protegido por un lienzo de murallas que los aísla
interiormente del resto; otro en la zona opuesta, aunque en situación
menos extrema, y un tercero dentro del baluarte central. El citado
baluarte recae hacia el oeste, constando de una zona rectangular
protegida por nuevas construcciones que lo aíslan y le hacen ganar
altura.
La
puerta, cubierta por una torre rectangular de mampostería, está
construida en zonas de ladrillo rojo, que se abre por el lado este.
Esta torre, y la muralla que de ella parte, estaba unida mediante un
arco al lienzo de la izquierda, formando así un pasillo de entrada
fácil de defender. En el extremo sur se alza una gran torre
rectangular, que debió contar con varios pisos, conservándose el
interior del primero de ellos, y la bóveda de medio punto que forma
su techo y lo separa del siguiente, al que se accedería por una
escalera de mampostería adosada al muro interior. Una pequeña
sillería se empleó en los torreones y en las bases de sustentación
de algunos contrafuertes, de clara cronología cristiana. En la
muralla se utiliza una mala mampostería de piedra local en algunos
sitios, mientras en otros se utiliza encofrado de piedra menuda, cal
y arena.
Como
se ha indicado anteriormente, la primera noticia documental data del
año 1.245, con la firma del Tratado de Pouet. En él, Al-Azraq se
compromete a ceder al rey cristiano los castillos de Pop y Tárbena,
reteniendo para sí los de Al-Qalà (Benissili) y Pertputxent, con el
compromiso de entregar en los tres años siguientes éste de
Gallinera, junto con el castillo de Margarida y los de Cheroles y
Castiel. En el año 1.248, durante la primera sublevación, el pacto
de entrega del castillo de Benirrama no se cumple, y tras varios años
de escaramuzas y asedios, el rey Jaime I toma el castillo el 1 de
junio de 1.258, entregándolo a su señor feudal Ato de Foces, quien
dos años más tarde lo cede a su hijo Eximen de Foces, al que se le
embarga por Jaime I en favor de su hijo Pedro Ferrando, hijo natural
del rey aragonés.
En
abril de 1.273 se entrega el castillo a Berenguer de Latera, por
débitos al rey y, por idéntica causa, tres meses después a don
Pedro Diego Muñoz. En el año 1.275 de nuevo se embarga a favor de
Mateo de Montreal, quien inicia algunas mejoras en sus defensas, un
aumento de guarnición y control de avituallamiento. Al año
siguiente, se reparten armas en el castillo, y Armando de Armentera
lo inspecciona en nombre del rey aragonés por ver si está dispuesto
para la guerra, conocido ya el nuevo alzamiento del caudillo Al-Azraq
contra las tropas y puestos cristianos.
Establecida
la paz en el año 1.279, la fortaleza pasa al control de Bernardo de
Peñaflor. En 1.282 es su alcaide Rodrigo Jiménez de Luna y en el
1.283 toma su control de nuevo Mateo de Montreal. En el año 1.322 el
rey Jaime II de Aragón lo dona a su hijo, el infante Pedro, y es
durante la Guerra de los Dos Pedros cuando el castillo es conquistado
por los castellanos, y posteriormente, en el año 1.356, se recupera
para el Reino de Valencia por Juan Mercer. Es en 1.417 cuando el reu
Alfonso V lo dona a su hermano don Juan. El terremoto del año 1.644
arruina gran parte de la construcción, que por entonces llevaba ya
muchos años deshabitada.
De
todo ello resumimos que hubo tres épocas de gran florecimiento y uso
de las instalaciones del castillo de Benirrama: una encuadrada tras
su construcción; una segunda, durente el siglo XIII en los tiempos
de las luchas entre Jaime I y Al-Azraq, y una tercera, durante la
guerra entre Castilla y Aragón en el siglo XIV.
Fuentes: Wikipedia
Castillos de Alicante
Castillos de la Comunidad Valenciana
Galería:
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