El Castillo de Florejacs se encuentra en una pequeña colina que alberga la población de Florejacs y Torrefeta en la comarca de La Segarra de la provincia de Lleida (Cataluña), a unos 10 km. al oeste de Guissona.
La
silueta del pueblo, enmarcada por la torre del castillo y por el
campanar de la iglesia destacando contra el cielo sobre un típico
paisaje, constituye una de las perspectivas más fascinantes de la
comarca.
Históricamente, el
Castillo de Florejacs,
junto con el vecino Castillo
de Les
Sitges, formó
parte de la línea fronteriza entre el mundo árabe y el mundo
cristiano en
la época de la Reconquista y la repoblación de las tierras de la
zona.
Si bien las primeras menciones documentales del castillo son del siglo XI, probablemente existía una fortificación más antigua, sobre la que se construyó el castillo medieval. No tan solo se han encontrado algún vestigio ibérico, sino que el mismo nombre de la fortaleza podría muy bien derivar de "Loreac", que en lengua ibérica significa "elevación fortificada de las flores".
Durante la reconquista de Cataluña de manos de los sarracenos, el gran caudillo de la zona Arneu Mir de Tost, señor de Áger, va a construir o consolidar el castillo de Florejacs, a finales de sus campañas, hacia el año 1063. Poco después, está documentado como propiedad de Pedro Ponce, que lo vendió a un primo de Galcerán Erim, veguer de Áger, sobrino-nieto del prohombre y de su máxima confianza.
La parte vieja del pueblo es encerrada en un recinto que sigue la forma de lo que fue la muralla del castillo medieval. La parte que se conserva de la fortificación, que ocupa el sector este donde se hace más patente la parte ataludada del baluarte, es el conjunto formado por una hermosa torre almenada del siglo XIV, y el basamento de la muralla, presumiblemente del siglo XI, sobre el que se asienta una casa señorial del siglo XVI. En la Edad Media, no existía el pueblo, y tan solo vivían en el lugar los habitantes del castillo y un número reducido de personas a su servicio.
Por una escalera situada a la entrada se llega a la planta noble, ocupada principalmente por salitas y salones. Del salón hall, parte otro tramo de escaleras que lleva a una sala de la planta alta decorada con armas, que da acceso a otras dependencias, entre las cuales hay varios dormitorios. En cuanto a los muebles, al igual que se ha hecho con la arquitectura, se ha aceptado el legado de siglos pasados. Así, el recorrido por las diferentes estancias permite contemplar muebles y objetos de arte procedentes de todas las épocas a partir del siglo XVI, agrupados en conjuntos armónicos adaptados a la vida familiar, ya que no se trata de un museo, sino de una residencia "viva".
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
Ricard Ballo (Fotos)
Galería:
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