El Castillo de Huelma, también llamado Castillo de los Duques de Alburquerque, se encuentra situado a las afueras del casco urbano de la población homónima en la provincia de Jaén (Andalucía).
Se trata de un castillo de corte renacentista construido probablemente por el señor de la villa, el duque de Alburquerque, en la primera mitad del siglo XVI.
Tanto el castillo
como la villa quedaron de hecho en poder del marqués, pues, aunque
no le fue concedido en señorío, sino que se consideró posesión de
la corona real, quedó como alcaide de él. La plaza pasó a ser
dominio del linaje de los Cueva unos años después, cuando D.
Beltrán consiguió entroncar con la gran nobleza castellana al
casarse con Dª María de Mendoza, hija del Marqués de Santillana.
Su
suegro le regaló la villa de Huelma, y poco después D. Beltrán
obtuvo de Enrique IV en 1464 que la tenencia de esta villa pasase,
también a su padre con el título de vizconde. Así pues, hacia 1464
D. Diego Fernández de la Cueva, padre de D. Beltrán, de ser regidor
de Úbeda había pasado a convertirse en vizconde de Huelma y señor
de Solera. A su muerte, acaecida en 1472, dejaba a su hijo Juan las
villas de Solera, Huelma y Torreperogil, que formarían señorío
jurisdiccional que heredarían los primogénitos del linaje.
Es
de planta cuadrangular (13,95 x 11,40 metros), dotado de cuatro
torres cilíndricas, una en cada esquina, unidas entre sí por paños
de muros y una puerta abierta en un arco de medio punto a nivel del
suelo. Los dos grandes torreones del lado Sur están dotados de
buzones para la artillería distribuidos en al menos dos alturas. En
el ángulo Oeste se apoya directamente en un gran peñasco, cortado a
pico, que supone en sí mismo una poderosa defensa.
El
castillo se construyó, según los datos documentales que se poseen
en la actualidad de él, sobre el antiguo castillo musulmán que fue
destruido para este fin. Efectivamente, en el cerro en cuya cima se
sitúa el actual castillo hay abundantes restos de una antigua
población musulmana, que los documentos del siglo XVI denominan "la
villa", que se despobló a mediados de ese siglo. Se conservan,
efectivamente algunos lienzos de murallas y dos torreones de las
mismas, situadas a media ladera, construidas en mampostería
concertada en hiladas.
También se conserva otro pequeño trozo de muro construido aprovechando una roca y otros restos de muros destruidos por la construcción de la carretera que une a Huelma con Montejícar. Aún así, los restos que quedan no son suficientes para poder reconstruir el perímetro original de la villa.
Más
arriba, cerca del actual castillo, se conservan otros muros, que
debieron pertenecer a la alcazaba musulmana que delimitan una planta
poligonal, que claramente no tiene nada que ver con el castillo del
siglo XVI, ni por la orientación de los mismos ni por su factura:
aunque construidos también en mampostería, tanto el tipo de piedra
utilizada como la argamasa son distintos. Finalmente, en el interior
del castillo se conserva un gran aljibe, cimentado en la roca que
ocupa casi por completo la totalidad del espacio interior del
castillo. Está construido en hormigón muy duro, con un grosor de
paredes que oscila entre 1,20 y 1,50 metros. Las dimensiones
interiores son las siguientes: 8,30 metros de largo y 3,25 de ancho.
La profundidad, en aquellos puntos donde se ha podido apreciar, es de
1,65 metros.
El
aljibe original conserva señales de haber sido reutilizado en varias
ocasiones. En primer lugar una reparación con ladrillo de una grieta
abierta en las paredes Suroeste y Noreste, quizás a causa de un
terremoto, puesto que la solidez de la obra hace difícil pensar en
otra causa. Posteriormente sufrió una reforma total en su interior
efectuada en ladrillo, que redujo sus dimensiones a 7 metros de largo
por 3 metros de ancho, siendo impermeabilizado con un enlucido de
almagra, tapado por otro posterior.
Probablemente en la época en que
se construyó el castillo cristiano, al aljibe se le quitó la bóveda
y se arrasó su superficie. En todo lo largo de la pared Noreste se
horadaron en el hormigón asientos para vigas que debieron de servir
como suelo de una planta alta del castillo, situada por encima de la
puerta principal de acceso, y de la que al aljibe servían de base.
Fuente: Wikipedia
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