El Castillo de Jumilla es una fortaleza medieval situada en el municipio del mismo nombre, al norte de la Región de Murcia. Se alza sobre un alargado cerro al norte de la población, desde el que se domina toda la ciudad, siendo uno de sus símbolos más característicos.
El lugar ha visto a lo largo de los siglos una sucesión de distintas culturas desde la Prehistoria, y la estructura que nos ha llegado hasta la actualidad es principalmente de la dominación musulmana y de la ocupación medieval cristiana, especialmente cuando perteneció al marquesado de Villena.
Sus primeras fortificaciones proceden de la Edad del Bronce y, debido a su posición privilegiada, se siguió ampliando a lo largo de los siglos. Después fueron los romanos los que se hacen con su posesión, fortificando el cerro, construyendo una torre vigía y un aljibe del que aún quedan restos en la cumbre, así como una parte de la muralla primitiva que aún se conserva hoy día. De esta época se han encontrado restos de cerámica de "terra sigillata" del siglo I.
No es hasta siete siglos después, en abril del año 713, cuando las tropas de Abd el Aziz atraviesan Jumilla en su intento de conquista de la península y comienzan en el cerro la construcción de la fortaleza árabe, constituida por la alcazaba y un extenso albacar que se extendía hacia el oeste por la ladera que baja a la ciudad actual. El asentamiento árabe en Jumilla duró cinco siglos, hasta que en el año 1241 fue conquistada por las tropas castellanas de Fernando III el Santo y su hijo el infante Alfonso (posteriormente el rey Alfonso X el Sabio), y por el Tratado de Alcaráz, del año 1243, pasó a integrarse, con el resto de la taifa de Murcia, a la corona de Castilla como protectorado de la misma.
Años más tarde de la conquista, el rey Alfonso X regaló a la villa una imagen de Nuestra Señora de Gracia, a la que se construyó una ermita en la parte sureste del albacar, ahora en ruinas. En el año 1288, el Reino de Murcia pasa a manos de la Corona de Aragón, y en el el año 1304, por la Sentencia de Torrellas, Jumilla se adscribe al Reino de Valencia, y se convierte en una ciudad fronteriza. El conflicto por la frontera castellano-aragonesa concluyó cuando años después, en el marco de la Guerra de los Dos Pedros, el 27 de Abril de 1358, las tropas castellanas al mando de Don Fadrique, hermano del rey de Castilla Pedro I, reconquistan el castillo para la corona castellana. El rey, antes de la conquista y atendiendo a la petición del Concejo de Xumilla, les concede una serie de privilegios recogidos en su Carta Puebla.
En el año 1461, una vez que el castillo pasa a manos del marquesado de Villena, D. Juan Pacheco levanta la fortaleza que prácticamente conocemos en la actualidad, especialmente su Torre del Homenaje trilobulada, con tres pisos, sótano y terraza, y colocando como era su costumbre en sus posesiones su "escudo de armas". Esta posesión del marquesado quedó encuadrada en él hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX. En el episodio de la Guerra de Sucesión española, el Cardenal Belluga reunió en la fortaleza de Jumilla un numeroso ejército de tropas leales a la Casa de Borbón, partiendo desde aquí a la Batalla de Almansa. Al finalizar la contienda, el rey Felipe V agradeció la participación de Jumilla en su causa nombrándola Muy Leal y Muy Fiel Villa de Jumilla.
En la Guerra de la Independencia, el castillo se utilizó como cuartel de las tropas francesas y se restauró en parte para adaptarlo a sus necesidades. Después durante el primer tercio del siglo XIX se utilizó como calabozo de los presos más peligrosos que se encontraban en la cárcel del antiguo Palacio del Concejo. En julio del año 1911, el rey Alfonso XIII concedió a Jumilla el título de Ciudad y a su Ayuntamiento el tratamiento de Excelentísimo, en virtud del progreso y desarrollo de la entonces Villa de Jumilla.
Tras la Guerra Civil española y muchos años de abandono, en 1971 se inicia la limpieza y recuperación de la fortaleza. Entre los años 1975 y 1982 se acometen diversas restauraciones. En 1990 se inicia la excavación arqueológica del cementerio anexo a la edificación y de la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia.
En el 2000 se acomete el acondicionamiento del Camino del Subidor, que permite subir a la fortaleza por la zona oeste de la ciudad y admirar los restos de la muralla árabe. Las obras finalizaron con la construcción de un camino asfaltado para llegar al castillo por la zona este en el año 2009, al que puede accederse mediante un autobús que nos lleva hasta la fortaleza y parte desde la Tourist Info de Jumilla a espacios regulares de subida y bajada, ya que la entrada a vehículos está prohibida.
En cuanto a la descripción de sus fábricas, mencionamos los restos de muralla árabe esparcidas por todo lo que constituía el albacar de la alcazaba musulmana, así como el lienzo de muralla de tapial que todavía conserva la fortaleza completamente restaurado. El resto se corresponde a la reconstrucción medieval cristiana efectuada, principalmente, por el marqués de Villena al tomar posesión de la fortaleza de Jumilla. Dentro de estas construcciones destaca, con ventaja, la hermosísima Torre del Homenaje, construida en estilo gótico con cinco alturas y planta trilobulada, redondeada para amortiguar el impacto de las balas de cañón, y cuyas plantas estaban distribuidas de la siguiente manera:
- El Sótano, o mazmorra dedicada a los calabozos, que se utilizaron hasta el primer tercio del siglo XIX. Allí se encuentran el almacén y la reserva de agua, con un aljibe de 21.800 litos de capacidad, que recogía el agua de lluvia des la terraza, mediante una conducción que atravesaba toda la torre desde la terraza hasta el propio sótano. También se encontraban los aseos del castillo, llegandole la luz por una pequeña saetera que daba al Patio de Armas. En éste, se encuentra el primitivo aljibe árabe, hoy reconstruido y dedicado a saal de exposición fotográfica de la fortaleza.
- Sala de la Tropa, o primera planta, destinada a los dormitorios de la tropa, aunque en ella también se encontraba el armamento particular de los soldados, como cascos, coseletes, espindargas, espadas y sarrietas. Dos saeteras dan luz a la estancia desde el norte y el sur de la torre. Tras la Guerra de la Independencia, en que fue incendiada, hoy queda una sala totalmente diáfana.
- Sala del Alcaide, o segunda planta, que es la estancia noble del castillo, salón principal y residencia del Alcaide, originariamente dividida en cuatro crujías. Posee la chimenea del castillo y es la sala mejor iluminada de todas, con grandes ventanales que miran al norte, sur y oeste, con asientos de piedra adosados. En esta sala se encontraba la puerta de entrada a la torre, con arco de medio punto y portón levadizo, a la que se llega por el adarve de la muralla que da al noroeste. Era esta sala el nudo de comunicación con el resto de pisos, a través de una escalera adosada al muro sur de la torre, tanto a los superiores como a los inferiores.
- Sala del Bastimento, o tercera planta, lugar destinado al almacenamiento y custodia del armamento del castillo, como ballestas, arcabuces y tiros. En esta sala se encontraba el mecanismo de subida y bajada del portón levadizo. Existía un horno de tahona para la manutención de sus habitantes. Hay en el techo una apertura de comunicación con la terraza para surtir más rápidamente la munición a la planta elevada de la terraza y pieza de artillería, y por último
- La Terraza, o cuarta planta, rodeada de almenas, excepto la parte este que da al Patio de Armas y que se encuentra más elevada que el resto. Tiene aperturas para tres cañoneras y entre ellas cuatro troneras de buzón. Su fabricación maciza y redondeada permitió la instalación de un Tiro de Hierro falconete encabalgado en una cureña y dos servidores de hierro. También se encuentra el registro para la recogida del agua de lluvia y almacenarla en el aljibe de la mazmorra mediante una tubería de barro vidriado que baja por el interior de la pared de la torre, como hemos mencionado anteriormente.
Por último se encuentra el Patio de Armas, adosado a la parte oeste de la Torre del Homenaje. En el lado sur, se encuentran dos aljibes árabes: el mencionado anteriormente y otro más pequeño adosado a éste al norte de él. Alrededor del patio de armas se encuentra adosado a las murallas el adarve o camino de ronda, que como hemos indicado da acceso a la puerta de entrada a la torre del homenaje.
En el recinto del patio existían estancias para caballerizas, molino harinero y almacén de tinajas, ya que en las excavaciones se hallaron once tinajas grandes y un tinajón para vino. En él se encontraba, además, el armamento para la defensa de la fortaleza, que consistía en tres culebrinas pequeñas, tres bombardas de hierro y tres cañones para la defensa de la puerta de acceso al castillo. También parte de la munición, como los bolaños, que podían ser de piedra o de hierro.
Una fortaleza digna de ser visitada por su excelente estado de conservación y sus extraordinarias instalaciones defensivas.
Fuentes: Wikipedia
regmurcia.com
Ayto. de Jumilla
Ximo G. Rico (Fotos)
Galería:
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