lunes, 9 de diciembre de 2019

Castillo de Hita (Guadalajara)


El Castillo de Hita se alza sobre el cerro del mismo nombre que domina el entorno de la localidad homónima en la provincia de Guadalajara (Castilla-La Mancha). 

Fue construido en el siglo XV (año 1430) sobre obra anterior cristiana que reaprovechaba una antigua construcción musulmana. 

Las características físicas de los materiales de la zona, sumado a la acción erosiva continua, ha generado un bastión natural que permite tener un dominio cuasi absoluto de un amplio territorio. Es precisamente esta característica la que ha motivado la ocupación de su superficie a lo largo de la historia, desde tiempos remotos de la prehistoria y especialmente en momentos de conflictos bélico. 

La proximidad de la vía romana que comunicaba las ciudades de Emérita Augusta y Cesar Augusta, convertiría el cerro de Hita en una posición de gran valor estratégico  para el control de dicha vía pudiendo hablar de un primer asentamiento de tipo militar en la cumbre del cerro con el hallazgo de terra sigilata en sus laderas. 

La localización de abundantes restos de cerámica musulmana de los siglos X y XI y de alguna moneda islámica, permiten aventurar una repoblación árabe del cerro. El asentamiento islámico estaría determinado por un hins o fortaleza y albacar o recinto amurallado de la población que se asentaba en la falda derecha, donde localizan repisas y plataformas ligeramente inclinadas con restos de muros y piedra. 

En 1085 el Rey castellano Alfonso VI reconquista la taifa toledana pasando Hita  a manos del Reino de Castilla. Pocos años antes  Alvar Fáñez de Minaya lugarteniente de Cid, llevo a cabo una incursión en todo el Valle del Henares. Tras la Reconquista se constituyo el primer núcleo urbano cristiano dentro de los límites físicos de la cerca urbana musulmana. En 1256 el Rey Alfonso X otorga la carta fuero a la población iniciando un periodo de esplendor que se confirmara con la llegada de la familia Mendoza. 

La villa de hita será un lugar de convivencia de cristianos, judíos y musulmanes. En 1386 el Rey Enrique IV entrego a Don Iñigo López de Orozco las villas de Buitrago de Lozoya y de Hita a su muerte paso a manos de Pedro González de Mendoza, fundando mayorazgo, a favor de su hijo Iñigo López de Mendoza. En el siglo XV Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana de acuerdo con el Concejo de la Villa, reconstruyo el castillo y fortifico la población. Renovó la primitiva cerca urbana y ordeno la construcción, sobre el trazado de la antigua, de una nueva muralla de cal y canto con verdugadas de ladrillo, con sus almenas también realizadas en cal y canto. En cuanto a la estructura defensiva, diez torres y tres puertas se debían situar a lo largo del recinto. 

Todo el recinto amurallado está construido a base de mampostería con verdugada doble de ladrillos, sistema que también se empleo en los lienzos del castillo. Toda la población se encuentra dentro del recinto amurallado destacando una importante comunidad judía con gran poder económico basado en la producción vinícola. Quizá por este hecho Pedro I creó un centro de recaudación de impuestos en el castillo de hita a cargo de Samuel Leví, judío y tesorero del Rey junto al castillo de Trujillo (Cáceres) lo que demuestra la importancia económica de la fortaleza como arca de caudales. En la población llegaron a existir dos sinagogas. 

A finales del siglo XV, coincidiendo con la expulsión de los judíos se inicia la decadencia de  la villa, con la perdida de vecinos y el abandono y ruina del castillo. En el siglo XVIII la fortaleza es ya  una completa ruina. Hoy podemos contemplar en lo alto del cerro, algunos lienzos de las murallas, así como la puerta de Santa María o del Mercado, puerta noble de entrada a la Villa. 

Así mismo, las características que fueron útiles en la Edad Media fueron tenidas en cuenta siglos más tarde durante la contienda de la Guerra Civil situándose en la ruinas de lo que un día fue un castillo, un centro de observación y oteo  próximo a la línea del frente y al lugar donde se celebro la Batalla de Guadalajara. En el cerro de la Hita se instalaron dos observatorios, uno de los cuales servía para control de fuego de una batería de obuses de 11,43 mm. 

En la cara sur del cerro también se situó la estación principal de  heliógrafos y aparatos de luces de la red óptica de comunicaciones de la 35ª Brigada Mixta de la 12ª División Republicana. Realizando en el cerro la construcción del observatorio H-35 y profundas trincheras, todavía visibles y aprovechando como abrigos los bodegos, la población sufrió duros bombardeos por parte de los bandos contendientes quedando desbastado su conjunto histórico.

Fuente: Castillos del Olvido

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