El Castillo de Hormaza, también llamado Palacio de los Castañeda, se encuentra situado en la localidad homónima de la provincia de Burgos (Castilla-León).
Los primeros señores de Hormaza fueron los
Carrillo. Al morir el sexto señor sin descendencia los bienes
pasaron a Juana, casada con Gonzalo Muñoz (o Núñez) de Castañeda,
con lo que se pierde aquella varonía. A finales del siglo XVII se daba
el mayorazgo a María Luisa Crespí de Valdaura (o Delgadillo
Avellaneda), uniéndose así al condado de Sumacárcel, que
entroncaría con los condes de Orgaz, cuyos descendientes mantienen
la propiedad.
El castillo se encuentra a la entrada del pueblo.
Consta de un cuadrado al que rodea una fuerte barbacana ya
desaparecida al Norte y algo del Este. Debió de tener un cubo muy
grueso en cada esquina fabricado de mampostería, casi sillarejo, con
relleno de cal y canto. Son bajos con un reborde en la parte superior
para que rebotasen los proyectiles.
El
cuerpo central tiene su ingreso ligeramente desplazado hacia la
izquierda. Los cuatro paramentos poseen balcones amatacanados en el
centro, todos iguales (el del Norte ya desaparecido). Los vanos son
escasos, abiertos bajo arcos rebajados o de medio punto, alguno con
adornos de bolas en su frente. Uno de ellos conserva la reja. En
el extremo de los ángulos superiores del Oeste pueden verse los
escudos de los Castañeda. Remata el edificio en una breve
cornisa, sobre la que permanecen vigilantes débiles almenas.
Son en realidad monolitos ornamentales acabados en punta de
diamante, recuerdo en “negativo” del espacio que hubieran dejado
los auténticos merlones defensivos.
Haciendo
honor al nombre del pueblo predominan las paredes de tapial, en las
que se aprecian perfectamente los agujeros de la horma. Van forradas
exteriormente de piedra. Esta ocupa más de un metro de grosor,
después viene una capa de piedra informe mezclada con cal y
finalmente un metro de mampuesto. El tapial tuvo en algunos lados
entramados de madera, en otros fue sustituido por adobe. En las
esquinas, para mayor solidez, predomina la piedra con buenos
sillares al exterior.
Constó
de planta baja y tres pisos. Alcanza unos 15 metros de altura. Por su
extraordinaria extensión el palacio resulta muy apaisado, poco
esbelto. Hoy día permanece íntegro únicamente el lienzo del Oeste.
El del Norte ya ha desaparecido. Los del Este y Sur han sufrido
graves deterioros, pues se han desconchado en buena parte. El
palacio parece que no tiene otro sino mas que “ir tirando” lo
mejor que se pueda, resignándose a desaparecer dentro de no
muchos años.
De
los elementos de la fortaleza actual hay que deducir que fue
levantada, o al menos transformada, en los años del tránsito del siglo XV al XVI. Sin embargo, al fundarse el mayorazgo ya estaba
construida. Como allí se asegura, Alfonso la heredó de su abuelo
Juan Carrillo, dando a entender veladamente como que fue él quien la
levantó. Si fuera así los restos más antiguos pertenecen a
principios del siglo XV. No se ve por ningún lado el escudo de los
Carrillo y sí el de los Castañeda.
En
1517 Alonso Muñoz de Castañeda recordaba en su testamento que “yo
he labrado con doña Catalina de Zúñiga mucho en la Casa de
Hormaza”. Efectivamente -según Sentenach-, sobre la puerta de
la barbacana lucía el escudo de los Castañeda, encuadrado por el de
los Zúñiga y Enríquez, apellidos de Catalina. De esta época
parece el palacio y, por supuesto, toda la barbacana.
Fuente: Castillos del Olvido
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