El Castillo de Cifuentes, también conocido como Castillo del Infante Juan Manuel, está localizado en las cercanías de la población homónima de la provincia de Guadalajara, en la Comunidad de Castilla-La Mancha.
Fue empezado a construir en 1324, sobre
una alcazaba musulmana, por el Infante don Juan Manuel, que pasó
algunas temporadas en esta fortaleza perteneciendo durante siglos a
sus herederos. También permanecieron en ella Fernando de Antequera y
Juan II de Castilla cuando el primero esperaba el fallo de Caspe.
Luego fue señorío de los Silva, condes de Cifuentes, durante
siglos.
En
la Guerra de Sucesión, a comienzos del siglo XVIII, el castillo
debía ser ya un viejo caserón, aunque aún podía cumplir cierto
papel como recinto para la defensa, debió ser ocupado y saqueado
varias veces. Durante la Guerra de la Independencia fueron
desmochados los restos de las almenas originales, siendo sustituidas
por otras de barro y cantos. y sirvió como alojamiento a fuertes
destacamentos franceses, expulsados en 1810 por el Empecinado, aunque
tardaron poco en volver las compañías a las órdenes del General
Rugo, saqueando la región y convirtiendo el castillo en depósito.
Al año siguiente el Empecinado recobró de nuevo el pueblo y la
fortaleza.
La
situación del castillo y sus elementos de defensa tienen una
disposición muy eficiente, si atendemos a las técnicas militares de
su época. Está diseñado en función de las características del
terreno sobre el que se asienta y cada elemento defensivo corresponde
a una necesidad impuesta por el mismo. Las estructuras defensivas que
se dispusieron en el castillo, denotan numerosas influencias de las
construcciones islámicas e incluso de técnicas anteriores, asumidas
por los musulmanes y luego utilizadas en la Península. Hay un primer
conjunto defensivo que protege la mitad oriental, compuesto por el
foso y la torre del homenaje, destinado a impedir el acceso desde la
parte más accesible, una meseta de suave pendiente y cierta
extensión no defendida por los muros del albacar.
Hoy
es poco visible el foso del castillo aunque en las fotografías
antiguas se puede reconocer perfectamente. Se extiende a lo largo del
costado oriental del castillo y las huellas de su construcción
pueden encontrarse en las marcas de talla visibles en los
afloramientos de roca de la escarpa. La cárcava finaliza a la altura
del torreón circular macizo del noreste, donde la pendiente del
cerro es mucho más acusada y hace innecesaria su existencia
uniéndose a una vaguada natural que garantiza la inaccesibilidad por
ese costado; por el sur rodearía la torre del homenaje, aunque hoy
prácticamente no se aprecia debido a la regularización del terreno
en ese sector.
Este
conjunto defensivo se completa con la misma torre del homenaje. Estas
torres pentagonales en proa, en el caso de defensas urbanas, son un
complemento a la cerca y se sitúan en los lugares de más fácil
acceso, en los vértices del recinto, con el fin de entorpecer el
asalto a los muros, atacando por la espalda y los flancos al
asaltante. Esta torre del homenaje participa de varias
características de las torres albarranas, si bien no está
totalmente aislada del resto del conjunto, sí es en cierto modo
independiente, incrementando su inaccesibilidad en el interior con
una puerta de ingreso muy alta, que obligaría a alcanzarla con una
escalera, posiblemente de madera, que podría retirarse o destruirse
en caso de asedio y dejar la torre aislada del resto del recinto.
La Torre del Homenaje tiene un arco apuntado en su puerta, que da acceso
a la estancia con bóveda de piedra y nervios que se cruzan en su
centro. La escalera de caracol, al fondo, da acceso a la planta
superior, con bóveda de ladrillo mudéjar. En la zona superior hay
marcas de cantero.
En
el interior se disponen dos habitaciones
cuadrangulares, la inferior cubierta con bóveda de crucería cuyos
nervios apoyan en unas columnas situadas en cada uno de los rincones
de la estancia con cabezas humanas talladas. La superior está
cubierta por una bóveda baída de ladrillo. La comunicación entre
ellas se hace mediante una escalera de caracol de piedra instalada en
el ángulo saliente, o proa, de la torre.
Fuente: Castillos del Olvido
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