El Castillo de Miranda de Ebro, también denominado Castillo de la Picota, es una fortificación de origen medieval ubicada en esta localidad en la provincia de Burgos (Castilla-León). En la actualidad parte de sus restos han sido recuperados y puestos en valor.
Se halla situado sobre el Cerro de la Picota, que le da nombre, en le corazón del casco antiguo de la localidad, a unos 500 m. de altitud, y elevándose unos 45 m. del cauce actual del río Ebro, del que dista apenas 150 metros. Las laderas que flanquean el cerro son suaves, pero no obstante en el emplazamiento de la fortaleza se encuentra una zona relativamente escarpada, en concreto un pequeño cortado localizado en la vertiente septentrional. A pesar del escaso pronunciamento de estas laderas, el cerro ya constituye por sí mismo una primera defensa natural del castillo, con un amplio campo visual que alcanza la totalidad de la cuenca de Miranda.
Es probable que Miranda contase con una fortaleza desde la alta Edad Media, tal y como atestiguan documentos como la Crónica de Alfonso III sobre las incursiones de Alfonso I y su hermano Fruela. Incluso aparece la fortaleza citada por primera vez entre las peticiones navarras hechas a Castilla en el año 1177.
Los orígenes del actual castillo datan del 15 de Octubre de 1358, cuando el conde Don Tello, señor de Vizcaya, solicitó al Obispado y Cabildo de Calahorra (pertenecía entonces a dicho Obispado), la cesión del terreno donde estaba enclavada la primitiva iglesia de Santa Maria. La ubicación era ideal para el levantamiento de una fortaleza, ya que dominaba perfectamente la villa. El Obispo de Calahorra dio su consentimiento en octubre de 1358, aunque el traslado no se do a Miranda hasta julio de 1374, tres años después de la muerte de Tello de Castilla. Sin embargo, las obras de construcción no se iniciaron hasta 1449, cuando Pedro Sarmiento, señor de Salinas, ocupo la iglesia y, en contra del vecindario, comenzó la edificación del castillo. Las obras se demoraron hasta 1485 y estuvieron dirigidas por el experto cantero Juan Guas.
En el año 1493 Miranda de Ebro fur nuevamente incorporada al señorío de Burgos por una sentencia de los Reyes Católicos. Aún así, la fortaleza seguiría perteneciendo a los condes de Salinas. La fortaleza, dejada en heredad por don Diego Gómez Sarmiento tras su fallecimiento a inicios del siglo XVI continuaría en posesión de la familia hasta el siglo XVIII, si bien de forma conjunta con los duques de Híjar al haberse emparentado miembros de ambas familias. En el año 1772 el Ayuntamiento de la ciudad consigue la titularidad del castillo tras largos pleitos con el duque de Híjar.
El hecho que Miranda haya sido siempre un lugar fronterizo ha propiciado que el castillo haya sufrido las consecuencias de la guerra en numerosas ocasiones, teniendo que reformarlo habitualmente. Las últimas contiendas que la fortaleza presenció fueron la Guerra de la Independencia y las Guerras Carlistas, que lo dejaron en situación de ruina. Un acontecimiento importante para ella ocurrió en la guerra contra el francés, cuando el rey José Bonaparte firmó el decreto de utilización de la moneda francesa en España desde el castillo mirandés el 5 de septiembre de 1808.
En septiembre de 2011 dieron inicio las obras en el castillo que se centraron en restaurar las estructuras visibles de las murallas, así como consolidar los restos arqueológicos encontrados. Los trabajos se llevaron a cabo en la zona de la barbacana y acceso al castillo, así como en el entorno de los muros norte y este, quedándose al límite de los que fueran los del cuartel interior del castillo. Aunque en un primer momento iba a mantenerse, se derribó el primitivo deposito de agua en desuso que se hallaba en el interior de la fortaleza.
Entre los hallazgos arqueológicos aparecieron tumbas medievales y restos románicos seguramente relacionados con la primitiva iglesia de Santa María. Lo más sorprendente fue el hallazgo de estructuras de un castillo anterior levantado en el siglo XVI de traza italiana, a modo de redientes o revellines. También se ha recuperado parte del acceso por laberinto que ascendía por la ladera del cerro hasta el castillo. Para un futuro queda continuar con el Plan Director para recuperar en interior de la fortaleza y el resto del perímetro que queda pendiente.
Fuente: Castillos del Olvido
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