El Castillo de Feria es una fortificación medieval situada en la cima de una colina muy encrespada junto a la localidad homónima de la provincia de Badajoz (Extremadura).
Tiene la particularidad de estar rodeado por unas
llanuras de enorme extensión por lo que tenía un gran valor militar
muy estratégico.
En el año 1394, el rey Enrique IV entregó la villa a Gomes Suárez de Figueroa, maestre de la Orden de Santiago, con el título de conde de Feria. Más tarde, el rey Felipe II, otorgó a su hijo Lorenzo Suárez de Figueroa el título de duque de Feria, llegando así en esta época a su culmen el Señorío de Feria, construyéndose además la mayor parte de lo que sería el castillo de la localidad.
Debido a su situación estratégica, el alto en que se encuentra el castillo ha sido utilizado como punto defensivo desde que los primeros hombres se establecieron en estas tierras. Del castillo destaca su enorme Torre del Homenaje, de planta cuadrada y esquinas redondeadas. Todo el castillo se encuentra en lo alto del promontorio y por ello domina toda la zona a la redonda, ya que le rodea un terremo muy llano a lo largo y ancho de muchos kilómetros y con unas vistas impresionantes. Los árabes construyeron en el siglo XI esta primitiva fortaleza defensiva y cerca de cuatro siglos después las tropas cristianas tomaron Feria que pasó a manos de la Orden de Santiago.
La primera torre y el conjunto principal del castillo se construyeron a mediados del siglo XV por Don Lorenzo Suárez de Figueroa, quien hacia el año 1460 acometió las importantes obras que las terminó su nieto en el año 1513 aprovechando las zonas más fuertes de las antiguas murallas.
El
recinto amurallado tiene un trazado que sigue la orografía del
terreno y por ello la muralla es muy irregular. La muralla tiene
torres, unas redondos y otras prismáticas. En el interior del
recinto amurallado hay otra muralla transversal, menos fuerte, que
divide el castillo en dos partes lo que permitía reagrupar la
defensa uno de ellos en caso de que algunas zonas de las otra parte
se viera demasiado asediada por los atacantes. La «torre del
homenaje» está situada en esa zona intermedia. Se aseguraba un alto
nivel defensivo en caso de emergencia mediante una disposición
estratégica de entradas y salidas a la torre ya que la parte
inferior de esta de la torre no tiene puertas y el acceso a las
plantas habitables de la torre se realiza desde la muralla lo que
dificulta muchísimo el acceso de los atacantes.
La torre tiene cuatro pisos o cuerpos. El sótano probablemente estaría dedicado a almacén de provisiones y aljibe. La primera planta era la residencia del señor y las dos superiores tendrían diversos usos. Actualmente la primera planta ha sido acondicionada y restaurada. Para llenar los aljibes había un conducto que llevaba el agua recogida en la parte superior de la misma (la terraza) hacia el aljibe mayor situado en el sótano. Además de este aljibe, cada zona del recinto amurallado disponía de su aljibe propio para almacenar agua y procurar la independencia entre las distintas zonas.
A pesar del enorme volumen y gran presencia de la torre, hay detalles constructivos de mucha elegancia, como los finos recercos de algunas de sus ventanas; la puerta de entrada, que es de estilo gótico con arco poligonal cuyos vértices se reúnen con rosetas; la cornisa sobre canecillos, y el matacán redondo sobre ménsulas.
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