El Castillo de Clará es un castillo románico situado en el término municipal de la población de Moyá, comarca del Moyanés, en la provincia de Barcelona (Cataluña).
Está
situado a un kilómetro del pueblo en dirección a Manresa sobre la
montaña de San Andrés, a 800 metros de altitud. Se encuentra en
ruina, se conserva una parte de una torre. Sus
orígenes se deben al deseo de protección de la villa de Moyá, se
trataba de un castillo fronterizo, y su término coincidía
plenamente con el de la villa, de manera que a lo largo de toda la
documentación más antigua (912, 915) se da esta asociación
mencionada.
Este castillo, junto con muchos otros, consta en la dote (Año 993) de Ermesenda de Carcasona, esposa del conde Ramón Borrel, siendo Amat Elderic, el primer senescal del conde de Barcelona, el primer feudatario. La señoría continuó siendo de los Condes de Barcelona hasta que en el año 1246, por permuta hecha con el rey Jeime I de Aragón, el castillo y la villa de Moyá pasaron al obispo de Vic. No fue un traspaso definitivo, dado que en el año 1260 los volvió a vender, ahora a la canónica de Santa María de Estany, y otra vez en el año 1288. Los castellanos debieron ser en primer tiempo los Gallifa, y más tarde los Rocafort, vinculados matrimonialmente a Gallifa. Hacia el año 1507 dos castellanos de nombre Ramón, juran fidelidad a Ramón Berenguer I y a la condesa Almodis por el castillo de Clará. El hijo de uno de ellos, Bernat Ramón de Gallifa, hizo un convenio con los condes en el año 1065 sobre el castillo. En 1178 ya constan los Rocafort como castellanos de Clará.
Clará fue uno de los castillos afectados por las órdenes de demolición de castillos y casas fuertes catalanes ordenada por el rey Felipe V, como venganza de la oposición a su persona de los catalanes durante la Guerra de Sucesión española, y a partir de ese momento permaneció abandonado, siendo fruto del paso del tiempo y de la expoliación de los campesinos cercanos para obtener piedras de calidad para rehacer masías, práctica muy extendida con los castillos abandonados a lo largo de la Edad Media y hasta bien entrada la contemporánea.
A
pesar de su estado de ruina, es posible ver con claridad la
distribución del castillo y sus principales elementos. Está
compuesto por una torre maestra, situada en el lugar más alto de la
colina, y unas dependencias anexas. La torre es de planta circular,
construida con sillares pequeños, y lo que queda tiene unos 5 m de
altura. El muro tiene unos 2 metros de espesor, más en la parte baja
que a medida que sube, donde se va adelgazando, como es habitual en
las torres de los castillos medievales. El diámetro exterior es de
6,8 m y tiene una bóveda medio hundida. Junto a la torre hay una
cisterna, y al norte, los restos de dos naves trapeciales comunicadas
entre sí y con saeteras. Al sur hay dos salas de planta irregular.
El
aparato de la torre está constituido por sillares de tamaño medio
formando hiladas regulares, que confieren una cierta estética al
paramento. Se puede datar en el siglo XI, según la bibliografía
consultada. El resto de construcciones son de épocas posiblemente un
poco posteriores, siempre dentro de la época medieval.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
Galería:
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