El Castillo de Dos Hermanas se halla situado a 2 km. de la población de Navahermosa, en la provincia de Toledo (Castilla-La Mancha)
Accesible por una pista de
tierra en buen estado, el viajero llega a un paraje en el que dos
peñas hermanas, separadas apenas por unos cientos de metros, -entre
las que discurre el arroyo Marlín- enmarcan uno de los rincones más
antiguos, más bellos y más misteriosos de los Montes de Toledo. En
la cima del que se orienta a Levante, el castillo templario de Dos
Hermanas, observa desde lo alto con imponente y sólida factura a
todo el que se acerca desde varias millas a la redonda.
Desde su atalaya, el viajero divisará a poniente el pueblo, al sur
la sierra de la Galinda, y todo lo demás son olivares. Entre sus
gruesos muros cualquiera puede sentir la intensa energía que
despiden sus piedras, el suelo, el entorno y hasta el aire que se
respira. Es un lugar antiguo y cargado de momentos. Construido
probablemente sobre un castro prerromano, fue levantado por el Temple
en el siglo XII formando parte de la línea de torreones de vigía y
guarnición que circundan la encomienda templaria de Montalbán, y
servían de ariete y escudo de Toledo.
Con
una dotación de entre 20 y 30 hombres con sus familias, el castillo
servía de protección a los vecinos de Dos Hermanas, pequeña aldea
de pastores y colmeneros, que creció a las faldas de la peña,
extramuros de la fortaleza. Aun hoy, pueden observarse restos de
aquella población, circundando el risco del castillo. Cimientos,
huellas del paso del hombre que ya apenas se distinguen del pedregoso
entorno, pero que permiten al buen observador echar mano de su
imaginación y hacerse una idea de la forma de vida de aquellas
gentes que poblaron el lugar.
Dos Hermanas, al igual que el castillo de Montalbán o el del Milagro, fueron el frente de combate durante dos siglos en la época de la Reconquista.Lugar conocido por la calidad de la miel, los tejares y las caleras, instalaciones de las que aún pueden observarse restos muy ilustrativos.
En
silencio, el viajero puede escuchar a las piedras, y revivir los
días, los alientos y los pesares de aquellas gentes, y sus batallas
al arma blanca, las flechas, las batallas como la que aconteció en
el siglo XII entre la orden del Temple y la de Alcántara que tuvo
lugar frente a los muros de la fortaleza, defendiendo el Temple las
aspiraciones de los de Alcántara en el castillo.
En
el año 1444, entrando la zona en consideración de pacificada por
las autoridades de Toledo, se ordena el licenciamiento de la
guarnición del castillo, lo que conlleva el despoblamiento de la
aldea de Dos Hermanas, de cuya dispersión, sus gentes, fundarían
las primeras casas de Navahermosa y ampliarian zonas pobladas de los
alrededores..
De
planta irregular, construido sobre una peña desde la que se domina
la extensa Nava que se extiende al Noreste, sus muros de casi dos
metros de grosor son levantados por enormes trozos de cuarcitas,
fijados con argamasa y adobe. Por el lado de Levante,se puede acceder
fácilmente a su entrada principal, cuya puerta de arco apuntado y
doble estructura se abre directamente al sol naciente invitando a
cruzar el umbral para pasar a una pequeña y empinada estancia en que
dos gigantescas piedras, poderosas y vigilantes, dan la bienvenida al
viajero con todo su carga de siglos de historia y de leyenda.
Fuente: Castillos del Olvido
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