martes, 3 de diciembre de 2019

Castillo de Dos Hermanas (Navahermosa, Toledo)



El Castillo de Dos Hermanas se halla situado a 2 km. de la población de Navahermosa, en la provincia de Toledo (Castilla-La Mancha) 

Accesible por una pista de tierra en buen estado, el viajero llega a un paraje en el que dos peñas hermanas, separadas apenas por unos cientos de metros, -entre las que discurre el arroyo Marlín- enmarcan uno de los rincones más antiguos, más bellos y más misteriosos de los Montes de Toledo. En la cima del que se orienta a Levante, el castillo templario de Dos Hermanas, observa desde lo alto con imponente y sólida factura a todo el que se acerca desde varias millas a la redonda. 

Desde su atalaya, el viajero divisará a poniente el pueblo, al sur la sierra de la Galinda, y todo lo demás son olivares. Entre sus gruesos muros cualquiera puede sentir la intensa energía que despiden sus piedras, el suelo, el entorno y hasta el aire que se respira. Es un lugar antiguo y cargado de momentos. Construido probablemente sobre un castro prerromano, fue levantado por el Temple en el siglo XII formando parte de la línea de torreones de vigía y guarnición que circundan la encomienda templaria de Montalbán, y servían de ariete  y escudo de Toledo. 

Con una dotación de entre 20 y 30 hombres con sus familias, el castillo servía de protección a los vecinos de Dos Hermanas, pequeña aldea de pastores y colmeneros, que creció a las faldas de la peña, extramuros de la fortaleza. Aun hoy, pueden observarse restos de aquella población, circundando el risco del castillo. Cimientos, huellas del paso del hombre que ya apenas se distinguen del pedregoso entorno, pero que permiten al buen observador echar mano de su imaginación y hacerse una idea de la forma de vida de aquellas gentes que poblaron el lugar. 

Dos Hermanas, al igual que el castillo de Montalbán o el del Milagro, fueron el frente de combate durante dos siglos en la época de la Reconquista.Lugar conocido por la calidad de la miel, los tejares y las caleras, instalaciones de las que aún pueden observarse restos muy ilustrativos. 

En silencio, el viajero puede escuchar a las piedras, y revivir los días, los alientos y los pesares de aquellas gentes, y sus batallas al arma blanca, las flechas, las batallas como la que aconteció en el siglo XII entre la orden del Temple y la de Alcántara que tuvo lugar frente a los muros de la fortaleza, defendiendo el Temple las aspiraciones de los de Alcántara en el castillo. 

En el año 1444, entrando la zona en consideración de pacificada por las autoridades de Toledo, se ordena el licenciamiento de la guarnición del castillo, lo que conlleva el despoblamiento de la aldea de Dos Hermanas, de cuya dispersión, sus gentes, fundarían las primeras casas de Navahermosa y ampliarian zonas pobladas de los alrededores.. 

De planta irregular, construido sobre una peña desde la que se domina la extensa Nava que se extiende al Noreste, sus muros de casi dos metros de grosor son levantados por enormes trozos de cuarcitas, fijados con argamasa y adobe. Por el lado de Levante,se puede acceder fácilmente a su entrada principal, cuya puerta de arco apuntado y doble estructura se abre directamente al sol naciente invitando a cruzar el umbral para pasar a una pequeña y empinada estancia en que dos gigantescas piedras, poderosas y vigilantes, dan la bienvenida al viajero con todo su carga de siglos de historia y de leyenda.

Fuente: Castillos del Olvido

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