El Castillo de Cuéllar, también llamado Castillo del Duque de Alburquerque, se encuentra situado en la localidad del mismo nombre de la provincia de Segovia (Castilla-León), cerrando el recinto amurallado de la villa de Cuéllar.
El
primitivo castillo de Cuéllar fue usurpado por Enrique IV a su
hermanastra Isabel, a quien su padre Juan II se lo legara en su
testamento. Enrique IV se lo concedió entonces a su favorito y
valido don Beltrán de la Cueva, primer Duque de Alburquerque, que
comenzó la construcción de un nuevo y suntuoso castillo-palacio que
sería terminado, en estilo renacentista, por sus sucesores en el
siglo XVI.
Este
castillo constituyó un verdadero baluarte defensivo que pasó por
diferentes reformas hasta el siglo XVIII. Hasta ese siglo el
castillo-palacio lució con solera valiosos cuadros de firmas
famosas, tapices y salones decorados con sumo lujo, vajillas de oro y
plata, armas de todos los estilos… Se dice que albergó la más
rica y variada armería del país. Pero los Duques de Alburquerque
dejaron Cuéllar para marcharse a Madrid junto a la corte borbónica,
llevándose paulatinamente los objetos de valor que se encontraban en
el castillo (vajillas, tapices, armas?). Cuando los franceses,
durante la Guerra de la Independencia, llegaron al castillo, éste
estaba prácticamente vacío.
Muchos
fueron los acontecimientos que albergaron los muros de este castillo,
como las fiestas organizadas por don Juan II para obsequiar a los
infantes de Aragón, tal vez la tragedia de Doña Juana de Castro,
las angustias de Doña María de Molina, los gritos de guerra de los
caballeros del Conde de Treviño (don Pedro de Manrique) en tiempo de
Enrique IV, etc.
Su
planta es rectangular, y se halla flanqueado por tres torres
cilíndricas situadas en cada uno de los vértices, y una cuadrada en
el restante del lado suroeste. En la parte superior de la fachada sur
puede verse una amplia galería renacentista sostenida por enormes
ménsulas, que rompe con su airosa construcción, la monotonía del
muro. Bajo esta galería hay un balcón y un gran ventanal dan luz,
respectivamente, al comedor y al gran salón de recepciones.
En
la parte baja del torreón cuadrangular existe aún un elevado arco
de ladrillo, bajo el que se abría una de las tres puertas que daban
acceso a la fortaleza, y que parece ser restos de una edificación
anterior sobre la que se construyó la parte actual. De esta forma,
el visitante puede fácilmente observar cómo toda la parte baja
corresponde a una primitiva construcción, en la que aparecen piedras
sin labrar entre las que asoma el ladrillo, según la técnica
empleada en anteriores edificaciones, y sobre la que se construyó en
1464, el actual castillo, que es de estilo gótico casi en su
totalidad.
Fuente: Castillos del Olvido
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