El Castillo de Jódar se encuentra en la población del mismo nombre en la provincia de Jaén (Comunidad de Andalucía).
El
castillo se encuentra situado en la falda del Cerro de San Cristóbal,
dentro del casco urbano, sobre una plataforma rocosa. El castillo
dominaba los valles de los ríos Guadalquivir, Guadiana Menor y
Jandulilla, con sus importantes vías de comunicación.
La
fortaleza de Jódar podría datarse en la segunda mitad del siglo
XIII, probablemente aprovechando fortificaciones más antiguas.
Posteriormente sufrió profundas remodelaciones. Originariamente fue
una pequeña alquería de fácil defensa, a la que se dotó de una
pequeña fortificación amurallada para la protección de los
aldeanos y el control de la entrada a los valles de los ríos Bedmar
y Jandulilla, así como para la vigilancia de la Loma de Úbeda y del
valle del alto Guadalquivir. También en el cerro de la Atalaya se
levantó otro refugio fortificado para afrontar tiempos de peligro en
la alquería.
A
finales del siglo IX, durante el emirato de Abd Allah, el muladí
Jayr ben Sakir, se sublevó contra Granada y Jaén, alcanzando
significativas victorias. Para resistir el contraataque del emir,
acabó uniéndose a Ibn Haff que inesperadamente se alió con el
emir, traicionándolo, mandando su cabeza a Córdoba en 890. A esta
rebelión sucedió otra revuelta muladí, esta vez capitaneada por
Ibn Saliya, que mantuvo la inestabilidad en la zona hasta que también
fue aplastada.
Una
vez pacificado Jódar en el siglo X, se especializó en la producción
y exportación de aceite, experimentó un importante crecimiento
demográfico y se convirtió en uno de los Iqlims de la Cora de
Yayyan, lo que propició el levantamiento de fuertes murallas de
tapial de argamasa y la construcción de una alcazaba para residencia
del gobernador con sólidas defensas y lujos palaciegos. En 1231,
Fernando III tomó Sawdar como paso previo a la conquista de Úbeda y
lo cedió a Sancho Martínez de la Torre, quien a partir de entonces
se llamaría Sancho Martínez de Xódar, con el encargo de que
asegurara el control del paso del Jandulilla, así de esta época
data la llamada Torre Vieja o Sur.
Alfonso
XI, en 1272, le concedió el Fuero de Lorca. A la muerte de don
Sancho, y como consecuencia de enlaces matrimoniales, sus dominios
pasaron a propiedad de los Méndez de Sotomayor, señores de El
Carpio y de Bedmar. De la mano de la familia cordobesa de los Méndez
de Sotomayor el castillo es reconstruido en 1328 con la construcción
de la Torre Nueva o Norte, y las murallas de la entonces villa de
Jódar.
La
familia Sotomayor en 1371, vendieron el castillo de Jódar a don Ruy
López Dávalos, condestable de Castilla. Don Ruy López Dávalos al
enfrentarse con don Álvaro de Luna, fue acusado de traición, por lo
que el rey Juan II le retiró sus títulos y dignidades y sitió y
tomó Jódar para confiscar sus bienes que fueron entregados a los
Stúñiga. Éstos pronto los vendieron a don Pedro de Girón, maestre
del Maestrazgo de Calatrava de Martos, uno de los cabecillas en el
levantamiento de la nobleza contra el rey Enrique IV, por lo que
Jódar fue castigado al resultar el rey vencedor en la guerra civil.
En
la actualidad sólo se conservan del castillo las dos torres, que han
perdido los típicos merlones de remate y parte del muro perimetral.
El castillo de Jódar se asienta sobre un podio rocoso rectangular.
Sobre el escarpe de este roquedo se elevan los muros del recinto y en
el espacio libre interior dos torres del homenaje, próximas a los
extremos del rectángulo, que dominan los puntos más débiles y el
patio de armas. Se trata de una alcazaba musulmana, ejecutada en
fábrica mixta de mampostería y sillares situados en las cadenas de
los vértices, reutilizada por los señores castellanos con
importantes reformas y transformaciones de época gótica,
especialmente en las dos torres del homenaje que conserva en su
interior.
La
torre norte, llamada también Torre Vieja, es casi cuadrada con unas
dimensiones de 15,30 x 12,60 metros. Presumiblemente, la entrada se
situaría por el lado sur, a la altura del primer piso, no teniendo
la planta baja conexión con el resto. En la fachada norte dispone de
dos series de saeteras, más largas en la planta segunda que en la
primera y parcialmente cegadas.
La
torre sur o Torre Nueva, también es aproximadamente cuadrada con
unas dimensiones de 13,50 x 12,40 metros, dista 41 metros de la torre
norte y dominaba la doble puerta entrada al castillo. La entrada
estaría en la fachada norte y consta de aljibe y muro central. Sus
saeteras son similares a las de la torre norte y las cubiertas
interiores son bóvedas vaídas del siglo XVI, conservando restos de
estuco mudéjar.
Las
dos torres del homenaje constituyen un recinto interno desde cuyos
adarves se domina el pie del recinto exterior constituido por la
muralla. De este modo el castillo articula la clásica doble línea
defensiva de recinto y alcazarejo con la peculiaridad de que el
alcazarejo, constituido por dos construcciones independientes,
dotadas cada una de ellas de su propia reserva de agua, permitía
prolongar la resistencia en dos bastiones separados que además
pueden prestarse mutua ayuda en caso de ataque.
El
recinto exterior de la antigua alcazaba está construido en tapial
con técnica de tabiya, que aún se conservan partes del cerramiento
este y algo del norte.
Galería:
(Fotos de Aurora Hiruz)
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