El Castillo de Jimena se ubica cerca de la localidad del mismo nombre perteneciente a la provincia de Jaén (Andalucía). Jimena se encuentra en la ladera norte de la Sierra de Lanchar, formando parte de la cadena montañosa de Sierra Mágina.
El
castillo de Jimena enclavado sobre una elevación rocosa, la Peña
Bermeja, estaba situado frente a Baeza, de la que sólo la separaban
quince kilómetros, con el foso natural del Guadalquivir por medio.
Jimena controlaba el importante camino que enlaza Baeza con la cuenca
del Jandulilla y sistema subbético. Del castillo medieval de Jimena
hoy día sólo se conserva la torre del homenaje.
Desde
finales del siglo IX, Jimena formó parte de una serie de alquerías
dispersas en poder de los Banu Habil, rebeldes muladíes que se
enfrentaron a la autoridad del emir ‘Abd Allah. Por su proximidad a
Granada, almohades y nazaríes, lo conquistaron y fortificaron
sucesivamente. Jimena fue conquistada por Fernando III en el año
1234 e integrada en las tierras del Concejo de Baeza. En el año 1284
pasó a ser propiedad de don Pedro Ruy de Berrio.
El
castillo de Jimena reemplazó al de Garcíez a partir del siglo XIII,
del que dista cuatro kilómetros del de Garcíez. Después de que los
almohades arrebataran Garcíez a Martín Gordillo, los cristianos
advirtieron la necesidad de sustituir la vieja fortaleza musulmana
por otro más moderna y defendible y edificaron la de Jimena. Además,
el desplazamiento de este punto estratégico vendría dado por la
necesidad de controlar la ruta que procedente de la cuenca del
Jandulilla, bordeaba las estribaciones septentrionales del Aznaitín
en busca de los llanos de Mancha Real.
En
1364 Jimena era señorío de Herranz Rodríguez, del que pasó siete
años después, a María Gracia de Godoy, mujer de Sancho Díaz de
Torres, adelantado de Cazorla. A finales del XIV, (1397), era ducado
de Ruy López Dávalos. En fecha indeterminada, después de 1401, fue
conquistado por los musulmanes, en cuyo poder permaneció hasta 1431
en que Pedro García de Herrera consiguió conquistarlo por sorpresa,
con escalada nocturna. Tres años más tarde, el rey Juan II creó la
Encomienda de la Orden de Calatrava y se nombró maestre a don Luis
de Guzmán. La Orden de Calatrava reformó sus defensas y
especialmente la torre del homenaje.
Los
musulmanes lo volvieron a ganar al poco tiempo y volvieron a perderlo
en 1457, ganado por Enrique IV que lo otorgó a la Orden de
Calatrava, en cuyo poder permaneció unos años. En 1462 el rey lo
cedió en señorío a don Beltrán de la Cueva. En el siglo XVI
Jimena, junto con Baeza, participó en el conflicto comunero en la
Castilla de Carlos V, incluso sirvió de reducto oculto a comuneros.
Terminados estos sucesos fue vendida por el emperador Carlos V a su
secretario don Francisco de los Cobos, expropiándoselo a los
caballeros calatravos. Desde esta fecha Jimena fue señorío de don
Francisco de los Cobos y después de sus descendientes los marqueses
de Camarasa, hasta la extinción de los privilegios señoriales en
1812.
El
único resto destacable del castillo de Jimena es su Torre del
Homenaje, de base cuadrada y veinte metros de altura, fue construida
por los cristianos, finales del siglo XIII o a principios del siglo
XIV, con mampostería regular y cadenas de sillarejo en las esquinas.
La torre se conserva mocha y con las esquinas reforzadas mediante
sillares dispuestos a soga y tizón.
La Torre del Homenaje tiene una cuidada organización interna en dos
plantas cubiertas con bóvedas de crucería. En el segundo piso
presenta tres vanos moldurados con rejas, además, cuenta con un
sótano que podría identificarse con el aljibe.
Su
fachada, algo irregular, abre con arco de medio punto sobre pilastras
estriadas. Exhibe los escudos de los marqueses de Camarasa, sucesores
de la familia de los Cobos, que lo poseyeron desde finales del siglo
XVIII. La entrada del castillo se identifica con el Arco del Concejo,
cubierto con bóveda de medio cañón y apoyado sobre la torre del
Homenaje. El aspecto castrense exterior característico de las
fortificaciones calatravas, contrasta con la estética palaciega y la
distribución interior de las dos plantas ornamentadas al gusto
gótico-mudéjar como muestran las semicolumnas con capiteles
vegetales.
Una
vez perdida su función militar el castillo de Jimena fue utilizado
durante algún tiempo como molino de aceituna, además de haber sido
utilizado como vivienda familiar. Se conservan algunos vestigios de
lienzos de muralla muy disimulados por el caserío, algunos de ellos
de época islámica.
Fuente: Wikipedia
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