La Torre del Alfiler se encuentra situada en el centro urbano de la ciudad de Trujillo, en la provincia de Cáceres (Extremadura).
La
torre es uno de los símbolos más característicos del
perfil monumental de Trujillo. Esta torre que observa la plaza desde
arriba fue desmochada en su día por la Reina Católica y
reconvertida en la Torre del Homenaje del Palacio de Chaves-Cárdenas
que hoy, conserva la cadena sobre su puerta, que hace gala de los
privilegios por haber hospedado al rey Felipe II.
Esta
torre edificada con sillares romanos que fue espigón defensivo
de la villa musulmana y posteriormente reutilizada
como blasón nobiliario alberga hoy un
museo didáctico que desgrana la historia de las
culturas que han forjado esta tierra superponiendo y reutilizando sus
piedras.
Es
un baluarte castrense, pues en sus orígenes medievales se construyó
como torre defensiva, formando parte de la muralla de la alcazaba.
Tras el proceso reconquistador de la ciudadela, Trujillo se extiende
lo largo del llano, ubicándose el centro neurálgico de la ya ciudad
(concesión del rey Juan II en 1432) en el siglo XVI "fuera del recinto
amurallado".
Desde la torre se domina, como hemos indicado, la Plaza, que se configura
urbanística y definitivamente en el siglo XVI, constituyendo el
centro de desarrollo de una amplia gama de actividades de carácter
lúdico, religioso, civil y económico, pero en todas las actuaciones
siempre hubo un dirigismo o intención subyacente de índole
municipal.
La
presencia próxima de la Torre del Alfiler a las Casas
Consistoriales, la Cárcel o el edificio del Peso Real en una plaza
que era el lugar habitual para los pregones concejiles, son algunos
datos que hablan de ese carácter público y municipalizado. Es un
espacio urbano solariego desde el siglo XVI, cuando los trujillanos
trasladan su lugar de residencia desde la ciudadela hasta la Plaza. Luis de Chaves que era el propietario de un edificio nobiliar,
conocido actualmente como Palacio de Chaves-Cárdenas,
reaprovechó la torre defensiva.
Más
adelante la Casa-Fuerte de la Cadena será de los sucesores
del mayorazgo de Martín de Chaves, hermano de Luis de Chaves, y
en él se entroncan los Orellanas por el matrimonio de Nuño
García de Chaves, hijo de Martín de Chaves con Francisca de
Orellana. Esta casa gozó del privilegio de asilo, del que aún
hoy es testimonio la enorme cadena de hierro que cuelga en su
fachada, por el motivo ya expuesto.
Llama la atención la varilla
metálica clavada en el cimborrio que cubre el plano donde estuvo el
almenaje que fue desmochado, como los de otros palacios, por Isabel la Católica para acallar la arrogancia de la nobleza castellana.
Presenta este cimborrio ricos azulejos talaveranos en los que campean
las armas de los Chaves-Orellana. Es una torre rectangular de 367
metros cuadrados, con ventanales y crestería góticos que se
colocaron cuando la fábrica perdió su finalidad militar. Esta torre
da prestancia y belleza a la plaza, y debe conservarse con acertado
esmero y con riguroso criterio de rehabilitación.
Fuentes: Castillos del Olvido
turismotrujillo.com
Galería:
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