La Torre de Proaño, también llamada Torre de Polanco, se encuentra situada en la localidad de Proaño en la Comunidad de Cantabria.
Está
datada en el siglo XIII. Perteneciente a la casa de los Ríos, de
donde proviene el nombre de la torre. Fue esta familia poderosa
llegando a tener hasta cuatro torres militares en el valle: Proaño,
que fue el origen del linaje; Naveda, actualmente una torre-casona
bastante transformada; Paracuelles, alterada; y Espinilla, ya
desaparecida.
Para
numerosos autores es uno de los ejemplares de torre montañesa más
notables y relativamente bien conservada, aunque existe cierta
polémica en torno a su construcción que algunos datan en el siglo
XIII y otros en el XIV, argumentando que las influencias ojivales que
en ella se observan no pudieron llegar tan pronto a la Montaña.
En
el pueblo de Proaño, a los pies de la Sierra del Cordel y a unos 970
m. de altitud, destaca el conjunto formado por la torre medieval,
tres casas solariegas de la familia de los Ríos de diferentes
épocas, la portalada, la capilla, un gran patio y el huerto. Del
conjunto de edificaciones destaca la torre medieval, por su
antigüedad y por los elementos que aún conserva.
En
cuanto a sus características arquitectónicas presenta planta
cuadrangular, con 9.80 metros por 8.90 metros de lado, está aislada
y sólo se adosa al resto del conjunto por la portalada, que da
acceso a una gran patio o corralada común a todos los edificios. La
construcción es de mampostería, salvo en esquinales y vanos en los
que se utilizó la sillería. Su altura se aproxima a los 13 metros y
consta de planta baja, considerada habitualmente como bodega y
saladero de carnes, y tres pisos; accediéndose por una escalera de
madera a la segunda planta, considerada como salón principal.
En
la fachada occidental se encuentra la puerta de acceso teniendo un
arco ligeramente apuntado y puerta de madera reforzada con grandes
clavos de hierro. Sobre ella se observa un pequeño y singular
escudo, en cuya orla se aprecian dos nos, toscamente diseñados,
armas y trofeos militares. Además, vanos de diferentes tamaños se
distribuyen a lo largo de todas las fachadas: pequeñas saeteras,
ventanas con arco de medio punto o arco trilobulado, y huecos
adintelados. La torre, aunque carece de almenas, tiene un parapeto o
prolongación de la pared, a mayor altura que el tejado, cuyas aguas
salen al exterior por gárgolas de piedra. La cubierta, realizada por
una estructura de madera, es a cuatro aguas.
Estas
torres, emplazadas en el medio rural, eran símbolos de poder y
fortaleza de los señores feudales frente a sus adversarios, así
como protección de sus vasallos en la Baja Edad Media.
Probablemente, la fama de esta torre se deba -aparte de por su
antigüedad y características arquitectónicas- no solamente al
hecho de haber quedado reflejada en la obra de don José María de
Pereda «Peñas Arriba», sino también por la presencia en ella de
don Ángel de los Ríos y de los Ríos, el famoso «sordo de Proaño»,
erudito investigador, miembro de la Real Academia de la Lengua
Española, Cronista Oficial de la Provincia de Santander y un gran
amante de Campoo, su «tierruca». Sin embargo, a pesar de residir en
el solar la titularidad de la propiedad recaía en su hermano,
Valentín de los Ríos. Actualmente la casa es propiedad de don
Ignacio Martín de los Ríos, descendiente directo de don Valentín.
Destaca
la conservación de la carpintería interior, una de las mejores de
Cantabria junto con la de la torre del Merino de Santillana del Mar.
Contaba con cuatro plantas, de los cuales la planta baja debió
servir para las dependencias de servicio (sala de la guardia,
caballerizas, cocina y despensa), la primera como planta noble, con
el salón donde se realizaba la vida diaria de la familia dueña de
la torre, la segunda como las habitaciones de los señores y la
siguiente la de los sirvientes. La torre está unida a tres viviendas
construidas en épocas posteriores y a una capilla, dispone de
portalada.
Fuentes: Castillos del Olvido
turismocantabria.org
Galería:
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