El Castillo de San Vicente de la Barquera, también llamado Castillo del Rey, es una fortaleza que se encuentra situada en la localidad marinera del mismo nombre en la Comunidad de Cantabria.
Ubicado
sobre un montículo situado en un trozo de tierra que penetra en el
mar, en una zona entre dos rías que derivan luego en dos ríos:
Escudo y Gandarilla. San Vicente de la Barquera es una localidad
importante de la vertiente norte de España. Construido en el siglo
XIII, concretamente en 1210, año en que el rey Alfonso VIII le
concedió fuero.
Esta
localidad dedicada al mar mantuvo su posición privilegiada en el
siglo XV, pero fue decayendo en el siglo siguiente. Los Reyes
Católicos la convirtieron en prisión por su estructura hermética y
férrea. El castillo se alza sobre un montículo rocoso que le da un
aspecto de grandiosidad y fuerza básico para este tipo de
fortificaciones. Todo él era una defensa, su posición dominante en
el terreno circundante, sus materiales, sus muros de gran grosor, los
merlones y los pocos vanos que poseía, lo dotaban de un aspecto
defensivo propio de estos edificios que proliferaron en tiempos de
luchas entre los diversos señoríos.
Muestra
de su buen estado de conservación es que hay una parte habitada
dentro del edificio. Es una estancia rectangular con dos
ventanas de claro estilo gótico que dan una preciosa visión de la
ría y del paisaje de incalculable belleza que rodea esta estructura
fortificada. Se ha recuperado la parte exterior perdida en años
anteriores. Señal evidente de su buen estado es su habitabilidad.
Mantiene todos los detalles propios de una fortaleza: los muros, las
almenas, los escasos vanos y las puertas y ventanas rematadas algunas
en arcos de medio punto.
Su
cercanía a la costa y sus preciosos paisajes dotan a esta región de
un atractivo especial como zona residencial. Se alza sobre una
elevación rocosa, adaptándose su planta a las irregularidades del
terreno. La forma general del castillo es alargada, de más de
cincuenta metros de largo por unos veinte de ancho.Su estructura
alargada se adapta al espolón rocoso que domina la bahía de San
Vicente. En el lado oriental tiene adosada una torre cuadrada y en la
fachada occidental la torre del homenaje en forma de pentágono
irregular. La fortaleza tiene en total una longitud de 54 metros,
mientras que sus impresionantes muros alcanzan en algunas zonas un
grosor de 2,5 m.
Desde
aquí se da un interesante repaso a una villa tan insigne como
histórica desde que los romanos asentaran aquí su Portus Verea. Se muestran diversos objetos interesantes, como cañones, una
ilustración del San Vicente de la Barquera del medievo, así como
diversos objetos procedentes de este periodo (puñales,
manuscritos, etc…).
Dice
el gran Escajedo Salmón, "...que es el decano de las fortificaciones de
nuestra costa y preciosa reliquia del siglo VIII, que ha desafiado
enhiesto doce siglos de temporales y asimismo ha sido inexpugnable
durante las muchas centurias en que fue adelantado vigía del
litoral. Mide 60 pies de largo por 26 de ancho, y aún se ven en él
los arranques de las bóvedas, que eran de cañón, sin nervios,
pero con el espesor suficiente para sostener buen número de
guerreros que hostilizasen a cuantos quisieran acercarse...".
Tenía
dos torres, una a cada extremo, cuyas bases se ven aún
perfectamente. Estas torres servían en su primer piso para defender
la entrada del castillo, y en el segundo para que, aun perdido éste,
pudiesen sus defensores hostilizar a los invasores ocupantes del
cuerpo principal. Su restauración sería facilísima, y
facilísimo el dejarle como estuvo en el siglo VIII, siempre que
se tuviese presente que es más difícil restaurar que edificar;
porque para edificar basta un buen arquitecto, y para restaurar es
necesario un eminente arqueólogo que sepa sentir y gustar las
bellezas del edificio a restaurar.
Sostienen
algunos que este castillo fue construído en el año 884, bajo el
reinado y por orden de Alfonso III el Magno, y papeles antiguos de la
noble casa de los Duques de Estrada afirman que Ossoriz, Duque de
Estrada, casó con hija del Rey don Alonso el tercero y fueron los
fundadores del castillo de San Vicente.
Claro
está además que, mientras existió la bóveda del castillo,
tuvo y presentó éste en su lado norte los mismos medios de
defensa contra todo ataque que en los restantes costados; pero no es
en la técnica bélica, y sí en razones históricas, en las que
basamos nuestro disentimiento. No se habla, pues, en 1453 de las
ruinas del castillo ni del mal estado del mismo; por el contrario, se
parte del supuesto, unánimemente aceptado, de que el castillo está
en plenas condiciones para continuar prestando su secular cometido de
vigía y defensa de la villa y, por ello y para ello, se le pone
bajo el mando y tenencia del Procurador general, obligándose a la
vez los hijos de San Vicente a guardar dicha fortaleza para servicio
del Rey.
Fuente: Castillos del Olvido
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