El Castillo de Nogales es una fortificación que se encuentra situada en un pequeño cerro desde el que se domina el territorio circundante, en la localidad del mismo nombre de la provincia de Badajoz (Extremadura).
Según
algunas fuentes, la primera fundación de la localidad data del año
1340, cuando es objeto de unas transacciones entre Lorenzo Vázquez
de la Fuentseca y el rey Alfonso XI, que a su vez lo dona a don Pedro
Carrillo, y éste último lo empeña a Enrique Enríquez el Mozo,
quien se quedaría con la propiedad en 1344 por impago del préstamo
(40.000 maravedíes). Los herederos de Enrique Enríquez el Mozo,
después de litigar con Diego Martínez de Cáceres ante la audiencia
de Valladolid, vendieron Nogales en el año 1395 al primer señor de
Feria, Gómez Suárez de Figueroa.
Según consta en el
documento que se guarda en el Archivo de la Casa Ducal de
Medinacelli del 30 de mayo de 1448, el asentamiento, hasta entonces
emplazando en la parte baja del cerro, fue refundado sobre el cabezo
o atalaya de Nogales, por Lorenzo Suárez de Figueroa. Comenzó
entonces a repoblarse el territorio, construyéndose además un
castillo para garantizar su protección.
En una inscripción
que hay sobre la puerta de la torre del castillo de Nogales se señala
que la fortaleza fue construida, entre los años 1458 y 1464, por
mandato del entonces Señor de Villalba don Lorenzo Suárez de
Figueroa, hijo de Gómez Suárez de Figueroa, nieto de Lorenzo Suárez
de Figueroa y de Diego Hurtado de Mendoza, campeando encima los
escudos de Figueroa y de su esposa María Manuel. Este Lorenzo,
primer Conde de Feria, murió en el año 1461 y le sucedió su hijo
Gómez que terminó el castillo y colocó otra inscripción, ésta en
el recinto exterior, en la que se indica que fue terminada por este
Gómez Suárez de Figueroa en el año 1464, quien coloca dos escudos,
uno con las armas de Figueroa y Manuel que le son propias y otro con
las de su esposa Constanza Osorio y Rojas.
El castillo de
Nogales es uno de los tantos castillos que poseía la familia
Figueroa. Entre ellos, podemos señalar el de Los Arcos (de la misma
época que el de Nogales), el de Zafra, el de Salvatierra de los
Barros y el de Villalba de Barros. Esta familia era una de las más
poderosas de la zona, así lo demuestra la posesión de todos estos
castillos y sus territorios circundantes. Mantuvieron con los Reyes
Católicos una serie de disputas por el poder. El castillo y toda la
zona fue también escenario de los enfrentamientos que se mantuvieron
contra franceses y portugueses.
El
castillo de Nogales es una de las realizaciones militares más
destacadas de la región, por la regularidad de su traza, buena
construcción y armonía arquitectónica. La planta del castillo se
ajusta a uno de los modelos más frecuentes de castillos señoriales
del siglo XV, un recinto cuadrangular murado con lienzos de moderada
altura, a modo de cerca perimetral, con cubos redondos o baluartes en
las esquinas, y una esbelta torre de homenaje en el centro,
disponiéndose un patio a la redonda entre uno y otro elementos y un
foso, ya desaparecido, que circundaba el recinto exterior. Todo el
recinto está almenado y perimetrado por una cornisa de canecillos de
ladrillo de particular valor plástico.
Como elemento
defensivo básico destacan sus fuertes muros de piedra de más de dos
metros de espesor, en los que se abren pequeños vanos o saeteras,
que aparecen también surcando los muros de la torre del homenaje que
se levanta gloriosa por encima de todo el entramado arquitectónico.
En los vértices de la muralla hay cuatro torres circulares, y toda
ella estaba rodeada por un foso que no se conserva en la
actualidad.
La Torre del Homenaje es de planta cuadrada, de 13
metros de lado por 35 de altura, con varios pisos y una terraza. Sus
muros son de gran grosor y en ellos se abren al exterior una serie de
vanos. De todas las plantas, la tercera es la más hermosa. Todas
ellas presentan la misma estructura y sus techos están cubiertos por
bóvedas de crucería. Estaba rematada por almenas
tronco-piramidales, que en su mayoría se han perdido.
Se
simultanean en la obra los detalles eminentemente defensivos de
tradición medieval, o las grandes troneras propias de la guerra y la
artillería modernas, junto con algunas muestras de mayor
refinamiento y calidad plástica, como las cornisas de ladrillo con
bandas y canecillos que recorren lo alto de todos los muros y sobre
las que se levanta el almenaje de la cerca exterior y de la torre de
homenaje.
Destaca la decoración de la elegante puerta de
acceso, donde se fusiona el arte gótico con el árabe. Gótico por
su arco y sus pilastras y árabe por su alfiz. En el interior
proliferan los motivos árabes realizados en ladrillo, madera y
azulejos. Hoy en día, esto se ha ido perdiendo. Encima de la puerta
campea la inscripción y los escudos, ya citados, del matrimonio
promotor de las obras. Otros elementos destacables de esta fortaleza
son los escudos de armas de los Suárez de Figueroa, lápidas con
inscripciones y otros elementos que se sitúan en diversos puntos de
la construcción.
El
material que se utiliza es la piedra. Se emplean dos sistemas
constructivos que son los más habituales en este tipo de
edificaciones: la mampostería para los muros y los sillares bien
elaborados para los ángulos. Para adornar las ventanas y para otros
detalles, se usa el ladrillo; esto muestra la influencia que tuvieron
los árabes en estas zonas.
La
Junta de Extremadura ha realizado recientemente obras de restauración
e esta fortaleza. Hasta hace poco su estado no era muy bueno. No se
encontraba en ruinas pero había sufrido el abandono y la desidia
durante mucho tiempo. Se mantuvo en perfecto estado incluso en las
contiendas bélicas que España mantuvo con franceses y portugueses.
Llegó a recuperar su posición estratégica pero, más tarde, cayó
en el descuido.
En la actualidad el conjunto monumental del castillo queda formado, además de éste, por una iglesia en sus inmediaciones y el cementerio de la localidad de Nogales.
Fuentes: Arte en ruinas
Edujoser
Galería:
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