La Torre de San Lorenzo se halla situada a las afueras de la localidad de Villalpando, en la comarca de Tierra de Campos, al noroeste de la provincia de Zamora (Castilla-León).
Este
soberbio y macizo torreón son, en realidad, los restos de la torre
mudéjar de la iglesia perteneciente al monasterio benedictino de San
Lorenzo, fundado a mediados del siglo XI. El conjunto existía ya en
1226 y su fábrica se encuadra bajo los dictados estéticos del
controvertido estilo mudéjar, construido con fábrica de ladrillo y
mampostería, dinamizada según los recursos plásticos al uso. El
interior fue dignificado en su cabecera y sacristía en el siglo XVI,
cuando ya había pasado a ser iglesia parroquial.
La
descripción del maestro granadino Corral afirma: “...Por
dentro resulta renovada, y hechas de nuevo la capilla mayor y
sacristía. Aquélla, esbelta, con una bóveda de fina crucería,
provista de columnas en los ángulos y decoración de florones
entallados; la segunda, con dos bóvedas rectangulares análogas, con
artesones y flores del Renacimiento y un letrero religioso pintado en
la cornisa..”,
y es todo cuanto tenemos de un edificio que debió demolerse hacia
1918.
Situado
a extramuros de Villalpando, siglos más tarde se alzó en sus
proximidades el Palacio de los Condestables de Castilla, arruinado
tras haber sido incendiado por los Comuneros en 1521. Se
trata de una torre de planta cuadrada con algunos restos de almenas.
La
parte que se conserva es la sección inferior,construida en sillería
trabada en cal y canto. La superior estaba construida en ladrillo,con
arcos y cenefas de los que se conservan algunas hiladas. En su
interior se conserva una escalera de caracol.
En
2004 se dieron a conocer unas antiguas fotografías del exterior del
templo realizadas hacia 1880. Lo cierto es que la ausencia de
imágenes de las bóvedas o de descripciones más detalladas impide
otorgar atribución. Ni siquiera es seguro que fueran de yeso, aunque
sea lo más probable, coherente con otras de las parroquias
villalpandinas, ni se puede asegurar tampoco de cuántas de las
nuevas bóvedas de cabecera se trata.
Se
ha especulado con que la intervención corraliana se limitase solo a
la sacristía. De ser así, el tamaño del espacio decorado hace
pensar en la intervención desarrollada en el baptisterio de la
cercana Quintanilla del Monte. Mínimos restos de revocos, adheridos
todavía al frente oriental de la torre, donde en su día acometieron
las bóvedas, es la única huella de un monumento desaparecido, como
ocurrió con el resto de la obra de Corral que realizó en su lugar
de nacimiento.
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