El Castillo de Montemolín se encuentra situado sobre un cerro de las estribaciones de Sierra Morena, al oeste de la poblacion del mismo nombre en la provincia de Badajoz (Extremadura).
La fortaleza almohade de Montemolín fue erigida en territorio musulmán a finales del siglo XII para proteger la frontera del avance de los pueblos cristianos. En el año 1246 es conquistada, pasando a manos de la Orden de Santiago, que la reconstruyó y remodeló. Aunque se encontraba en estado de ruina, se han consolidado sus muros y torres. La subida al castillo debe realizarse a pie, en un encantador paseo que no requiere dificultad alguna.
Perteneció
a la línea de alcazabas defensivas construidas durante el último
periodo de dominación musulmana, a finales del siglo XII, en la
frontera con los territorios cristianos. La posesión musulmana es
corta, siendo conquistado en el año 1246, cuando pasa a manos de la
Orden Militar de Santiago, que reconstruye y adapta el castillo a sus
usos entre los siglos XIII y XIV. En su interior edifican la iglesia
de Santo Domingo y una Torre del Homenaje.
De
este periodo también proviene la puerta en recodo, con una entrada
con secciones quebradas para aumentar la vigilancia y dificultar el
asedio. Entre finales del siglo XVI y principios del XIX la fortaleza
fue pasando de mano en mano, cada vez más deteriorada. A día de
hoy, se encuentra en estado de ruina, pero se han consolidado sus
muros y torres.
Su
estructura es de tipo islámico, con lienzos jalonados por torres
prismáticas adosadas, dispuestas de forma regular a lo largo de los
muros. La planta de la fortaleza, rectangular y alargada, se adaptó
a las irregularidades del terreno, que pasaron a constituir parte de
su estructura, consolidando su cimentación.
En
una sección de la muralla se conservan dos muescas que forman un par
de escudos acuartelados, delimitados por diminutas teselas de
terracota. Cuenta la leyenda que fue el mismísimo caballo blanco de
Santiago quien dejó allí esas marcas al saltar con fuerza en plena
lucha contra el invasor. Por otra parte, en la base de uno de los
cubos se pueden observar todavía algunos grabados que representan
espadas medievales cristianas, círculos, triángulos y otros
elementos, que tallaron en la roca las gentes que por allí pasaron,
legándonos un anecdótico repertorio iconográfico.
Fuentes: Edujoser
Paco Lorca AQMA
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