La Torre del Infantado, uno de los más emblemáticos edificios medievales de la región, se encuentra situado en el casco urbano de la ciudad de Potes, en la Comunidad de Cantabria.
De
fundación atribuida a la familia Lama, fue construida en el siglo
XIV. Perteneció a Don Tello, Señor de Liébana, hermano del rey
Enrique II, e hijo de Alfonso XI. A partir del siglo XVI, la torre
pasó a formar parte de la familia Santillana tras una serie de
enfrentamientos por la posesión del señorío. Finalmente quedaría
en manos de los Duques de Osuna, quienes la vendieron en 1868.
Se casó Juan Tellez con Leonor de la Vega y tuvieron dos hijos en su matrimonio: don Juan y doña Aldonza. Juan Téllez, falleció en la batalla de Aljubarrota. Al morir, hereda su hijo Juan, quien también falleció muy joven sin tener descendencia. Su hermana, doña Aldonza, había casado con García Fernández de Manrique, primer conde de Castañeda. Como la donación de Enrique II había sido por mayorazgo y por el impuesto de maniería, al morir Juan sin descendencia, el señorío de Liébana pasó nuevamente a manos del rey, si bien, como perteneció a don Tello, continuaba en la línea familiar y retornó a doña Aldonza.
Leonor de la Vega, al enviudar, se casó en segundas nupcias con don Diego Hurtado de Mendoza «El Almirante», viudo de doña María de Castilla, hija de don Juan I; éste, era a su vez el hijo de Pedro González de Mendoza, señor de Álava. Mediante un privilegio concedido en el año 1395, Enrique III dona a Diego Hurtado de Mendoza, Liébana, Pernía y Campoo de Suso. Al fallecer don Diego en el año 1405, le sucede su hijo, don Iñigo López de Mendoza, primer Marqués de Santillana; éste, casó con doña Catalina Suarez de Figueroa, señora de Escamilla y, entre los hijos que tuvieron, uno de ellos fue don Diego Hurtado de Mendoza, primer duque del Infantado, título que fue concedido por los Reyes Católicos en el año 1475 y, segundo marqués de Santillana.
Al fallecer Leonor de la Vega, comienzan los enfrentamientos, al querer don Iñigo el señorío de Liébana, así como doña Aldonza. Las luchas serán muy sangrientas entre los partidarios de las dos familias y concluyen en el año 1447. El pleito siguió su curso hasta el año 1576 en que quedó Liébana para los Santillana. La posesión de la torre pasó por don Diego, don Iñigo, doña Ana y doña Luisa, casada esta última con Díaz de Vivar, los Silva y, finalmente, doña Francisca de Beaufourt, casada con don Francisco Borja Téllez de Girón, hasta pasar a la familia Osuna, que se desprende de ella, siendo propietario don Mariano Téllez de Girón, en el año 1868.
Es
la obra más representativa y sobresaliente de la arquitectura civil
de la villa de Potes. Es un edificio medieval de mampostería, a
excepción de esquinales y vanos, compuesto por cuatro cuerpos y una
azotea, con cornisa de modillones que sostenía una barbacana
corrida, que a su vez estaba rematada por almenas. Conserva cuatro
pequeñas torres cúbicas almenadas en cada esquina. Se accede al
edificio por medio de una larga escalinata y atravesando una puerta
con arco apuntado.
Por
encima de la puerta hay un balcón corrido cuyos ventanales están
enmarcados por alfiz. En los muros de la torre, se pueden observar
varios vanos con ventanillas ajemeizadas de arco escarzano, que son
de pequeñas dimensiones, propias de un edificio defensivo.
En
el interior hay un patio interior que ilumina las estancias
interiores, lo cual es un detalle inusual en las fortalezas
cántabras. Su presencia se asocia a una reforma llevada a cabo por
los Duques del Infantado, en el siglo XVI, aplicando al castillo un
estilo italianizante, propio de los palacios castellanos de la época.
Fuente: Castillos del Olvido
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