Las Murallas de Logroño se encuentran situadas en la misma ciudad, capital de la Comunidad de La Rioja.
Entre
el 25 de mayo y 10 de junio de 1521, Logroño fue asediada por un
fuerte ejército francés al mando del general Asparrot, que había
llegado a sus puertas después de haber penetrado en España sin
encontrar apenas resistencia. Asparrot confiaba en que la ciudad de
Logroño se plegaría fácilmente a sus demandas, pero los logroñeses
se defendieron heroicamente durante 17 días, protagonizando multitud
de escaramuzas de todo tipo. Para dirigir mejor la defensa enviaron
fuera de la ciudad a las mujeres y niños, y en la histórica iglesia
de Santiago el Real celebraron sus asambleas.
Bajo el mando
del capitán Vélez de Guevara, cuyo nombre rotula una calle de
Logroño desde 1940, consiguieron desmoralizar al general francés.
Primero le inundaron sus campamentos, y luego consiguieron que un
gran ejército al mando del virrey de Navarra, Antonio Manrique de
Lara, fuera rápidamente en socorro de la asediada ciudad.
El
10 de junio de 1521 las tropas francesas se vieron obligadas a
replegarse desordenadamente siguiendo el mismo camino por el que se
habían dirigido hacia las murallas logroñesas, y veinte días
después, en Noain, cerca de Pamplona, fueron totalmente derrotadas,
causando 2.500 muertos y 2.000 prisioneros.
Los habitantes de
Logroño y los de las cercanas localidades de Alberite, Albelda y
Lardero, que tan decididamente habían ayudado a los logroñeses,
celebraron la victoria y proclamaron Patrono de la ciudad, para
siempre jamás, a la festividad de ese día, que se correspondía
con la del Apóstol San Bernabé. A fin de perpetuar la singular
hazaña bélica, al año siguiente, 1522, Logroño instituyó el
famosísimo Voto de San Bernabé, en el que se regulaba cómo debería
celebrarse la festividad del recién nombrado Patrono de la ciudad.
Desde entonces, con más de cuatro siglos y medio de tradición, la
ciudad de Logroño sigue respetando los principales puntos contenidos
en el citado Voto.
De
las murallas de Logroño solo quedan unos pocos restos en la calle
Barriocepo, así como la Puerta del Revellín, también
llamada Puerta del Camino y Puerta de Carlos V, única entrada
original que se conserva.
Fuentes: castillos.net
lariojaturismo.com
Galería:
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