Las Murallas de Tudela se encuentran diseminadas por el casco antiguo y el castillo de la ciudad de Tudela en la Comunidad Foral de Navarra.
Se
trata de uno de los conjuntos monumentales de la ciudad realizado en
los momentos de mayor importancia política y estratégica de la
ciudad, correspondiéndose con el período de dominio islámico de la
misma, que se extiende entre el siglo IX y comienzos del siglo XII.
Según narran los cronistas y geógrafos árabes, fue en el año 802 cuando Amrùs ibn Yusuf, general del entonces emir de Córdoba al-Hakam I, fortificó el monte tudelano. Este dato ha sido interpretado tradicionalmente como la fecha de fundación de la ciudad de Tudela. En ese año se propone una reforma de las murallas y la repoblación de la plaza, negando así una fundación exnovo de la medina islámica. Este enclave se convirtió entonces en una ciudad de importancia estratégica y política, integrada en el territorio más septentrional de al-Andalus, conocido como la Marca Superior.
Esta
situación clave como ciudad fronteriza entre al-Andalus y los
reinos cristianos será la que determinará desde el principio la
importancia de su alcazaba y de sus murallas defensivas. La alcazaba
se sitúa en posición dominante en lo alto del cerro de Santa
Bárbara, ocupando el núcleo inicial de la medina las laderas de
dicho cerro hasta el cauce del río Mediavilla, el cual marcaba un
límite natural de la ciudad.
Dejando
aparte las murallas que cercaban la alcazaba y rodeaban el cerro de
Santa Bárbara, el primer cerco amurallado de la medina islámica, el
considerado como fundacional, es el que marcaría el desarrollo
urbanístico hasta el río Mediavilla. De esta muralla hay pocos
datos, tanto documentales como arqueológicos, aunque sí se conserva
en la actualidad un posible fragmento de este tramo de muralla en la
calle San Nicolás.
El
segundo cerco murado sería el que aparece paralelo al recorrido del
río Queiles, y podría pertenecer a un momento de ampliación de la
medina tras el auge político alcanzado por ésta a lo largo del siglo IX, especialmente bajo el dominio de Musa ben Musa. Su descripción y
su trazado era más conocido que el anterior gracias a los datos
proporcionados por algunos historiadores tudelanos. Para este lienzo
de muralla contamos con nuevas aportaciones gracias a las
excavaciones arqueológicas realizadas en diversas obras urbanas de
los últimos años. El tramo de muralla discurre entre el convento de
San Francisco hasta la Puerta de Albazares, siguiendo el cauce del
río Queiles.
Otro
fragmento del paño de la muralla islámica al que también nos
referiremos, pertenece a la alineación existente entre la calle
Herrerías y la plaza Mercadal, que defendía y cerraba la ciudad en
su zona Oeste. En la Plaza de la Judería el trazado de la muralla es
paralelo a la calle Paseo de Pamplona y su cara exterior se conserva
en su mayor parte bajo la calle,siendo posible la apreciación de la
planta y grosor del muro en algunas zonas de la excavación.
La
hilera superior conservada se localizó a 1,80 m. por debajo de la
actual calle Paseo de Pamplona y la altura máxima de lienzo
alcanzada en la excavación fue de 1,45 m. Se podían visualizar tras
la intervención arqueológica tres hiladas de sillares y el arranque
de la cuarta, siendo imposible continuar la excavación en
profundidad debido al nivel freático, que nos inundaba el solar.
La
anchura media de la muralla en este tramo es de 2,20 m. y está
formada por un paramento de dos grandes hileras de sillares con
relleno interior de cascotes de piedra unidas con argamasa de cal y
arena. Los sillares son de piedra caliza y no muestran almohadillado
exterior. El aparejo es de hiladas regulares de entre 40 y 52 cm. y
está realizado con sillares escuadrados de piedra con sogas y
tizones sin disposición alternante y longitudes variadas de 30, 45,
55, 58… cm. La muralla muestra reparaciones en varios puntos de su
trazado.
Fuentes: Ayuntamiento de Tudela
Mari Cruz Pérez
Eduardo Argote (Fotos)
Galería:
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