El Castillo de Tudela, también llamado Alcazaba de Tudela, se encuentra situado en la ciudad del mismo nombre en la Comunidad Foral de Navarra.
Antigua alcazaba musulmana, fue uno de los más importantes del Reino de Navarra. Desafortunadamente, hasta nuestros días solamente han llegado algunos vestigios de carácter arqueológico. Fue construido en el siglo IX, y remodelado varias veces tras la reconquista a principios del siglo XII, estando situado en el llamado Cerro de Santa Bárbara, donde hoy se alza el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, en una posición altamente estratégica que dominaba el paso del río Ebro, durante mucho tiempo frontera entre las civilizaciones musulmana y cristana.
El origen del antiguo castillo tudelano es desconocido. Parece ser que antes de que Amrùs Ben Yusuf llegara a la ciudad ya existía en el cerro una destacada fortaleza, posiblemente de tiempos del rey Leovigildo (siglo VI) como fortificación defensiva en las guerras de los vascones y francos contra los visigodos. La verdad es que no es hasta la época musulmana cuando se empiezan a tener noticias de él, momento en el que se convirtió en un importante alcázar musulmán: la Qasaba de Tudela. Alrededor de ella fue creciendo la Medina Al-Tutilis, cuando Amrùs Ben Yusuf, general del emir de Córdoba Al-Hakam I fortificó la ciudad fijándose en lo inexpugnable del lugar.
A principios del siglo XIV el castillo debía estar en muy mal estado, pues en el año 1307, durante el reinado de Luis X de Francia se derruyó un muro del mismo. En 1339 se estaba haciendo una parad de piedra en seco cerca de la puerta del castillo, y en 1390 hay documentación de que se realizaron obras de restauración , en las que parece que el rey navarro Carlos III el Noble, inició dicha obras entre los años 1388 y 1393, haciendo nuevas alas, grandes salones y galerías con chimeneas y poniendo vidrieras, ventanales, escudos, etc. También consta que el siglo XV el foso del castillo fue excavado para conseguir mayor profundidad y aumentar la inexpugnabilidad de sus murallas.
El castillo fue demolido en el año 1516 por orden del Cardenal Cisneros, reduciendo las torres de la fortaleza y rellenando sus fosos. Carlos I de España, que era también IV de Navarra, donó en 1522 los materiales del castillo a la ciudad y, en virtud de este derecho, los tudelanos sacaron de allí sus piedras para la construcción de nuevas viviendas, rellenando de forma total los fosos con los escombros que iban sacando, convirtiendo el castillo y el cerro en un vertedero de vajillas, decoraciones de madera y cuero, etc.
Las ruinas del castillo subsistieron hasta el siglo XIX, e incluso fue fortificado para la defensa de la ciudad durante la primera mitad de ese siglo. Los propios tudelanos utilizaron los viejos sillares de sus ruinas para obras en la ciudad. En el año 1942 se erigió el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, pieza fundamental de la silueta de la ciudad, acondicionando un parque que en la actualidad presenta los restos de la alcazaba tudelana.
La alcazaba contaba con unos cortes naturales del monte casi verticales y el río Ebro hacía de foso natural. Su extensión no debía ser excesiva, pero si lo suficiente para albergar una amplia guarnición. Estaba doblemente amurallado en todo su recinto. Una es estas murallas circundaba la parte alta del monte y la otra la parte baja, y ambos recintos protegidos por fosos naturales o artificiales. La muralla baja servía de recinto exterior de la ciudad en dos tercios de su perímetro, correspondiendo un cuarto del perímetro de la ciudad a la parte que daba directamente al Ebro. Existía una tercera muralla muy fortificada que envolvía el torreón principal y que correspondía a la alcazaba propiamente dicha.
Además del torreón central, el más alto y cuyas ruinas perduraron hasta el siglo XIX, las murallas del castillo tenían numerosos torreones de vigilancia. La muralla que daba al Ebro, entre el puente y el punto que luego ocupó la Iglesia de la Trinidad, habían nueve torreones. Entre ese punto y la Puerta de Calahorra, límite entre la muralla externa de la alcazaba y la de la ciudad, habían otros seis torreones. Cuando la ciudad pasó a manos cristianas, la alcazaba musulmana se convirtió en un clásico castillo medieval, seguramente reconstruido y mejorado por el rey Sancho VII el Fuerte.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
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