El Castillo de Autol se alza sobre un enriscado cerro a cuyos pies se encuentra la localidad del mismo nombre de la Comunidad de La Rioja.
De
probable origen musulmán, el castillo fue usado como garantía de
paz entre los reyes castellanos, navarros y aragoneses en la agitada
edad media de la rioja baja. Su primera constancia histórica es en
1036 y su señor era Lope Fortuniones siendo una pieza clave en el
control de la Calahorra musulmana.
Perteneció a Sancho IV de
Navarra, y en 1179 formó parte la fortalezas que Sancho VI "El
Sabio" debió ceder a Alfonso VIII de Castilla, tras el tratado
de paz firmado entre ambos, y que más tarde cedería 1198 al rey de
Aragón como garantía del pacto del reparto de Navarra.
En
1445 el Concejo de Calahorra trató de conquistarlo, para ello
sobornaron a tres hombres de Don Diego López de Fuelles, señor de
la fortaleza al que mataron en cama junto a su mujer. Pero tras 13
días de asedio el adelantado de López de Fuelles recuperó la
fortaleza y ejecutó a los traidores. Los últimos dueños del
castillo fueron los condes de Azpa y marqueses de Fontellas y hoy en
día pertenece al ayuntamiento. Este hecho que hemos narrado es de los más destacados ocurrido en el castillo y su entorno, y
sobre el que se han creado numerosas leyendas, trata del crimen
cometido en agosto de 1445, cuando unos facinerosos apuñalaron a los
Señores de Autol y se apoderaron del castillo, pero la población y
la nobleza cercaron el recinto y lo conquistaron a los treinta días.
Consta
de un recinto rectangular, con la Torre del Homenaje en el extremo
noroeste y otro muro exterior que corre paralelo al recinto, en el
lado norte, que serviría para proteger la entrada. Aún se mantienen
en pie parte de la torre del homenaje y algunos muros.
El
castillo levantado en tapial de mortero y cantos rodados tiene una
forma rectangular irregular con los restos de su torre del homenaje
en la parte mas alta del recinto. Del cerco exterior apenas queda
nada más que muros desechos, quizá el más reconocible sea el del
lado norte que protegía el ingreso de la fortaleza.
La
torre del homenaje era de planta cuadrada de tres pisos y una terraza
según los mechinales de su interior, resulta difícil sacar más
conclusiones dado su deterioro. El ingreso se abre al este, hacia el
patio de armas, sobre el que había una plataforma a la que se
accedía por escaleras excavadas al sur y de obra al norte. El patio
consiste en una explanada irregular que hoy ocupa el viejo deposito
de aguas. La excavación del recinto para la construcción del
deposito descubrió una sala interior bajo el suelo actual así como
un escudo de alabastro.
Su
estado de conservación es de ruina absoluta, prácticamente no queda
nada en pie y resulta complicado hacerse idea de su aspecto original.
A finales de 2013 se realizaron unas mínimas obras de consolidación
para evitar los frecuentes derrumbes y se retiraron varios nidos de
cigüeña. Existe la intención del ayuntamiento de restaurar sus
ruinas y hacer un mirador que esperemos se pueda llevar a cabo.
Fuentes: castillos.net
lariojaturismo.org
Edujoser
Marraco (Fotos)
Galería:
No hay comentarios:
Publicar un comentario