Las Murallas Medievales de Pamplona se encuentran discurriendo cada uno de los tres "burgos" que hoy, en conjunto, constituyen el núcleo del casco histórico de la ciudad de Pamplona, capital provincial y foral de Navarra.
La
Pamplona medieval estaba formada por tres núcleos urbanos
diferenciados, independientes jurídica y socialmente. Cada uno
contaba con sus propias autoridades, ordenanzas y murallas, y con su
propia iglesia-fortaleza o castillo, último recurso defensivo donde
protegerse en caso de ataque de alguno de los otros dos burgos. Esos
tres barrios o burgos eran la ciudad de la Navarrería, el burgo de
San Cernín (San Saturnino) y la población de San Nicolás.
La
Ciudad de la Navarrería era el mayor y más antiguo de los tres
núcleos, ocupando la mitad este de la superficie total del conjunto.
Constituía la primitiva Iruña, un asentamiento vascón romanizado
conde se alojaban los pobladores autóctonos navarros, y contaba con
un barrio judío. Su iglesia románica, la de Santa María la Real,
fue levantada en el siglo XII sobre un templo anterior de la Pompaelo
romana, en el punto más alto del cerro sobre el que se asentó
Iruña, y sería la posterior catedral de Pamplona, donde se
coronarían todos los Reyes de Navarra. En el tramo suroeste de la
muralla de la ciudad había además un castillo, del actualmente no
queda nada, y que corresponde su posición a la de la actual plaza
del Castillo.
El Burgo de San Cernín (San Saturnino en
castellano), de forma de hexágono irregular, ocupaba el sector
noroeste, correspondiéndose con las actuales calle Joaquín Jarauta
y calle Mayor. Nació con el Camino de Santiago y en él se
estableció un influyente grupo de francos burgueses, comerciantes y
con privilegios. Su iglesia fortificada, localizada en el ángulo
sureste del burgo.
La Población de San Nicolás, con forma
rectangular, ocupaba el sector suroeste. Nació también con el
Camino de Santiago y es el espíritu de sus habitantes, de diferente
procedencia y condición social, el que impulsará la creación de la
futura Pamplona. Su iglesia fortificada se localiza en el centro del
flanco sur de la muralla de la población.
La convivencia de
estos tres barrios o burgos se mantiene entre continuos conflictos
durante los siglos XIII y XIV, frenando el desarrollo de una ciudad
única. Cuando en 1328 sube al trono de Navarra la casa de Evreux
comienza a partir de entonces una época de consolidación política
y de desarrollo de todo tipo. En 1423 Carlos III el Noble, mediante
la promulgación del Privilegio de la Unión, un tratado
con los habitantes de los burgos, decreta la unión de los tres
núcleos pamploneses como un único municipio bajo un mismo dueño y
señor, el rey.
Unificados los tres núcleos primitivos, los
recintos amurallados de la Navarrería, el Burgo de San Cernín y la
Población de San Nicolás quedan absorbidos por la fortificación
exterior de la ciudad que se lleva a cabo. El Ayuntamiento se levanta
en el punto central de la franja que dividía y separaba los tres
burgos, convertida ya en una única plaza fuerte, cuyos cuatro
frentes se dotan de torreones y en cuyos lienzos se abren
puertas.
Testimonio del nuevo periodo de paz y desarrollo es
el conjunto arquitectónico de la catedral. Pero a medida que avanza
el siglo XV, la crisis política sacude toda Navarra sumiéndola en
un caos social. Esta situación de extrema debilidad es aprovechada
por Castilla para invadir Navarra y poner sitio a la capital, y en
1512 Pamplona se rinde.
Tras la conquista castellana, la
capital del Reino de Navarra adquiere un gran valor estratégico por
lo que a lo largo de los siglos posteriores se suceden continuas
tareas destinadas a convertir Pamplona en una plaza fortificada
inexpugnable. Ya en 1513, aprovechando piedras del castillo de la
Navarrería (el Castillo Viejo), comienza a construirse sobre el
Monasterio de Santiago, en el centro del ahora flanco sur de la
ciudad (la zona menos protegida), un nuevo castillo: el Castillo de
Santiago o de Fernando el Católico. (De este castillo tampoco queda
nada en la actualidad; en su posición se encuentra actualmente la
Diputación Foral de Navarra).
Lo que quedaba de las viejas
murallas que separaban los barrios desaparece y Pamplona queda dentro
de un único recinto amurallado. Los ingenieros castellanos
reconstruyen parte de los lienzos exteriores de la antigua muralla
medieval en la Magdalena, el Redín y la Rochapea, suprimiendo
algunas torres y levantando en los ángulos bastiones de poca
elevación acorde a las técnicas defensivas de la época.
Lo
único que queda claramente perteneciente a los antiguos burgos son
sus iglesias (la de Sta. María la Real de la Navarrería, ahora
catedral de Pamplona, la iglesia-fortaleza de San Cernín y la
iglesia-fortaleza de San Nicolás) y el Castillo Viejo que, en
desuso, se habilita como cárcel y posteriormente, en 1540, termina
por demolerse, dejando un espacio libre que dio paso a la actual
plaza del Castillo.
En 1542 el emperador Carlos V visita la
ciudad y ordena ampliar y completar las defensas de Pamplona;
comienza una febril etapa de fortificación: se construyen portales,
lienzos, defensas, etc. En 1543, por cédula real, las zonas próximas
a las murallas quedan exentas de construcciones.
Sin embargo,
con el advenimiento de la artillería las antiguas ciudades fortaleza
se convierten en vulnerables; el reforzado recinto fortificado de
Pamplona, incluido el pequeño y “nuevo” Castillo de Santiago,
pocos años después de su construcción ha quedado anticuado para
los avances militares de la época. Era necesario entonces, además
de profesionalizar el ejército, disponer fortalezas alejadas de las
ciudades y establecer como defensa de las ciudades baluartes a
distintas alturas en los que instalar artillería más potente, en
lugar de pequeños bastiones con poca elevación, y organizar los
lienzos de los muros de forma que presentaran entrantes y salientes
para batir de forma cruzada al enemigo.
Dado que Pamplona es
ahora una plaza militar muy importante para las guerras de España
con Francia, se hace necesaria una gran fortaleza: en 1571 y por
encargo de Felipe II se inicia la construcción de una gran
fortificación, La Ciudadela, que sustituirá al Castillo de Fernando
el Católico.
En 1600 la fisiognomía de la ciudad ha cambiado
notablemente respecto a la de apenas unas décadas antes: la
construcción de la Ciudadela ha obligado a ampliar el recinto
amurallado con la construcción de nuevos lienzos desde la nueva
fortaleza hasta los ángulos noroeste y sureste de la antigua
muralla, se han levantado nuevos baluartes y abierto nuevos portales.
Lo que era el frente oeste y buena parte del frente sur del recinto
medieval (reforzados entre 1542 y 1571) y el Castillo de Santiago
(construido entre 1513 y 1520), tras quedar superados espacial y
defensivamente por el nuevo trazado, terminan por desaparecer.
Del
trazado de las murallas medievales de Pamplona sólo pueden verse hoy
día tres fragmentos, dos de ellos pertenecientes a la muralla
medieval de la Ciudad de la Navarrería y un tercero al recinto
amurallado del Burgo de San Cernín.
El primer fragmento es un
tramo del frente este de la muralla medieval de la Ciudad de la
Navarrería, en la ronda del Obispo Barbazán, que forma parte hoy
día de la pared trasera de la catedral. Se trata de una pared recta
de sillares antiguos en la que se abren numerosas saeteras, que
cuenta además con dos torreones defensivos. La torre más grande e
importante forma parte actualmente de la parte trasera de la capilla
Barbazana de la catedral. La torre más pequeña es de forma
cuadrangular y cuenta con saeteras.
Se
desconoce cuándo pudo haber ser construído este lienzo, ya que
Pamplona tuvo murallas desde la época de los romanos, pero quizá
pueda tratarse de las murallas que destruyó Carlomagno en el siglo
VIII, pues así lo hace pensar la presencia en este muro de un
fragmento que fue destruído y vuelto a reconstruir al modo de opus
spicatum (espina de pez), modo constructivo que se empleaba
en aquella época. La Capilla Barbazana fue construída en el siglo
XIV dentro de la catedral, esta torre de estilo gótico fue
construida sobre una torre que ya existía anteriormente y que
pertenecía a la antigua muralla medieval de Pamplona.
El
segundo fragmento es un lienzo de unos 12 metros con restos de un
torreón, correspondientes al frente oeste de la muralla medieval de
la Ciudad de la Navarrería, descubiertos en 2002 durante la
construcción de un aparcamiento subterráneo en la plaza del
Castillo, consolidados y conservados in situ.
El tercer
fragmento es una parte del frente este del recinto amurallado del
Burgo de San Cernín, un conjunto formado por la torre de Johan
Caritat, que protegía la zona de Portalapea, y una galería de arcos
ojivales. Este tramo fue recuperado en 2010 y puede verse en la
conocida como Escalerilla de San Cernín, que baja desde la calle de
San Saturnino hacia la calle de Santo Domingo, frente a la iglesia de
San Cernin, al lado del recorrido del Encierro, cerca del
Ayuntamiento, cerca del palacio del Condestable y en pleno trayecto
del Camino de Santiago.
El
fragmento de la ronda del Obispo Barbazán se encuentra en buen
estado de conservación, el estado del tramo de la plaza del Castillo
es de ruina consolidada, y el tramo de la Escalerilla de San Cernín
ha sido consolidado y se conserva también en buen estado. Otros
restos fueron catalogados sin interes, algunos de ellos
se encuentran enterrados en los jardines del Soto de Lezcairu, un
barrio de nueva construcción.
Fuentes: castillos.net
Eduardo Argote (Fotos)
Galería:
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