El Castillo de Enciso se alza sobre la cima del cerro en cuyas laderas se asienta la villa del mismo nombre en la Comunidad de La Rioja.
Según
Cabañero Subiza, es uno de los castillos más antiguos de La Rioja,
datandolo en el siglo X, porque considera Enciso uno de los enclaves
fundamentales de la repoblación del valle del Cidacos. Pero tampoco
se puede descartar la hipótesis de un origen musulmán, teniendo en
cuenta los sistemas de construcción empleados y, sobre todo, porque
en el siglo X el dominio cristiano sobre esta zona no está
consolidado.
La situación de Enciso en el camino natural que
comunica el valle del Ebro con la meseta soriana, y en la salida de
una estrecha hoz del río Cidacos, explicaría la ubicación de esta
fortaleza que, junto con la de Arnedillo, tendrían la misión de
entorpecer el paso de los cristianos a las ricas tierras de Arnedo y
Calahorra.
En 1109 se cita a Fortún Iñíguez como tenente.
En 1184 Alfonso VIII donó Enciso y su castillo a Diego Ximénez y
Doña Giomar, por lo que pasaría a ser una de las piezas importantes
de la familia de los Cameros. En 1224 se cita a Álvaro Díaz como
señor de Enciso, y en 1246 a su sobrino Simón Ruiz, que vendió la
villa y el castillo con todas sus aldeas a la Orden de Calatrava. La
orden cedió los castillos de Enciso y Préjano en 1288 a Don Vela
Ladrón de Guevara de por vida, a cambio de heredades en Écija.
Enciso perteneció posteriormente al Señorío de Medinaceli.
La
planta del castillo de Enciso se adapta a la forma casi ovalada del
cerro en el que se asienta. Consta de un recinto central en el que
destacan una torre cuadrangular y otra elipsoidal al exterior y
cuadrada al interior, con acceso acodillado al estilo musulmán, y
dos barreras de murallas de las que la exterior tiene en el extremo
noroeste un torreón cuadrado.
La villa también estuvo
amurallada, y a principios del siglo XIX todavía se conservaban tres
de las cinco puertas que tuvo, y que se denominaban de Juan o Collado
al norte, de Solovilla al noreste, del Postigo al este, de Santolino
al sur, y del Portillo al oeste. El antiguo sistema defensivo de la
localidad contaba además con dos fosos tallados en la roca, situados
sobre el cerro conocido con el nombre de San Juan.
En
su construcción se empleó el encofrado de tierra y en el torreón
mencionado las esquinas están reforzadas con pilares de tierra
apisonada, enmarcados en piedras dispuestas verticalmente. En las dos
torres del recinto superior los muros de tierra están forrados al
exterior con paramentos de mampostería.
Fuentes: castillos.net
encisoturismo.com
Edujoser
Galería:
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