lunes, 4 de mayo de 2020

Murallas de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja)


Las Murallas de Santo Domingo de la Calzada se encuentran situadas en el casco antiguo de la ciudad del mismo nombre en la Comunidad de La Rioja. 

La villa surgió al lado de lo que en inicialmente era un camino. Primero fue el Barrio Viejo, luego se le añadió el Barrio Nuevo, como prolongación del anterior. Este esbozo inicial, al que estaban unidos el arrabal de La Puebla y el de Margubete, dio lugar a lo que desde el principio fue un pequeño burgo o burguete y a medida que crecía más burguete, nombre que actualmente se conserva en el Barrio de Margubete. 

Desde sus primeros tiempos (siglo XIII, 1264), el burgo de Santo Domingo (nombre del fundador), contó con una rudimentaria defensa, que amparaba y protegía su situación de paso y frontera dentro de los reinos cristianos, y protegía al peregrino en camino a Santiago de Compostela. 

Por aquellos tiempos la villa estaba situada en los territorios objeto de litigio entre los monarcas castellanos y navarros, pero fue Pedro I (llamado el Cruel por unos, y el Justiciero por otros), fortificó todo su perímetro con unas murallas dignas de una ciudad que debía proteger el legado imborrable de aquel Santo fundador, con un permanente cinturón amurallado en piedra de sillería. El levantamiento de la actual muralla data de 1367, finalizando sus obras en 1369 en un prodigio de rapidez para aquellos tiempos. 

Como toda obra defensiva de este tipo, el resultado es el trabajo de varios siglos, remontándose la parte más antigua al gótico del siglo XIV. La muralla que rodeaba la ciudad tenía una longitud de 1.670 metros y un grosor medio de 2 metros. Disponía de 38 elegantes torreones de 12 metros de altura, y contaba con un foso provisto de agua alimentado por distintas canalizaciones. La estructura del muro se divide en dos partes de sillar que emparedan un hueco relleno a base de mampostería, tipología constructiva militar propia de la época. 

En sus muros se abrían siete puertas, dos de ellas al norte (Calle del Cristo/A Margubete y Ayuntamiento/Carretera de Haro/Paseo de la Carrera), otras dos al este (Calle Mayor/Camino de Santiago y Calle Pinar), dos más al oeste (Calle Mayor/Camino de Santiago y Calle Pinar/San Francisco/Puente sobre el Río Oja) y una al sur (arrabal de La Puebla/Bolas/Espolón). 

En varias zonas de la ciudad pueden verse lienzos de la muralla, de mayor o menor longitud y altura. Destaca el lienzo situado en Avenida de Burgos, con unos 120 metros de longitud y cinco torreones con vanos asaetados y ojivales. Otros tramos destacables, aunque de de menor tamaño, son el que se encuentra frente a la plaza de San Francisco y el situado al final de la avenida de la Calahorra. Se conservan también varios torreones del siglo XIII, uno en la Calle San Roque, otro en la Avenida de Burgos y otro en la Calle Sor María de Leiva, este último con foso. 

La muralla, que rodeaba la ciudad en todo su contorno, tenía originalmente una longitud de 1670 metros, y un grosor medio de 2 metros. Disponía de 38 elegantes torreones de 12 metros de altura, 7 puertas de entrada a la ciudad y contaba con un foso provisto de agua alimentado por distintas canalizaciones. 

Las murallas tenían como relleno, una argamasa de cal y canto. El estado de conservación de la muralla varía sensiblemente según la zona. Algunas partes han sido consolidadas, otras absorbidas con mayor o menor fortuna por edificios posteriores, mientras que otras necesitan urgentes intervenciones restauradoras. 

Fuentes: castillos.net
                lariojaturismo.org
                Wikipedia

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