La Torre de Gajano, también llamada Torre de Riva Herrera, se encuentra situada en la población de Marina de Cudeyo en la Comunidad de Cantabria.
Probablemente
fue construida en el siglo XIV, aunque se reformó profundamente a
mediados del XVI. La arquitectura militar medieval tiene su epílogo
en el siglo XVI, tras la pacificación llevada a cabo por los Reyes
Católicos, quienes en Cantabria mandaron desmochar o destruir más
de doscientos torreones. Las antiguas torres se transforman en
palacios, abriendo ventanas y balcones, aunque en algunos casos, como
el presente en Gajano, no pierden su fisonomía primitiva.
En
un legajo del siglo XVII conservado en el Archivo Histórico Regional
de Cantabria se lee lo siguiente: “...Y también en dicho lugar
de Gajano una torre fuerte, que llaman Torre de la Villa, muy alta y
de muy majestuosa arquitectura, con cuatro cubos muy fuertes, que
desde arriba abajo abrazan los cuatro lienzos en forma de castillo y
apartada como veinte pasos la rodea una muralla con cuatro reductos
en forma de fortaleza, con muchas saeteras por las partes
convenientes para la defensa...” “...Denota mucha
antigüedad. De esta es dueño el Sr. D. Fernando de la Riva Herrera
y Acebedo, Caballero de la Orden de Santiago, Merino Mayor de
Trasmiera, Alcalde Mayor del Castillo de Hano, de la villa de
Santander, Señor de la de Cabañas, del Consejo de Contaduría Mayor
de las Reales Armadas del Océano.”.
La
preponderante Casa de la Riva, cuyo origen pudo estar en este lugar,
aunque otros lo sitúan en el homónimo pueblo del valle de Ruesga,
tiene aquí su torre fortaleza. Esta posiblemente fue edificada en el
siglo XIV tomando como modelo otras torres o castillos cercanos, como
el de San Felipe de Santander o el trasmerano de Agüero,
caracterizado por la disposición de cubos circulares en los ángulos,
para reforzar la estructura arquitectónica y su función defensiva.
Precisamente
en estos cubos aparecen numerosas saeteras en forma de ojo de
cerradura, que permiten controlar todas las fachadas. Los paramentos
son de sillarejo, con sillares en los cercos de los vanos, sobre una
planta cuadrada y una altura de tres niveles.
A
mediados del siglo XVI debió realizarse una reforma para adaptarlo a
la nueva situación política: se reformó la puerta de entrada, y se
abrieron y rasgaron las ventanas para hacer antepechos. De esta época
puede datar también la cornisa en forma de gola que recorre el alero
del tejado. Junto a la fachada oriental se adosó en esta época otra
pequeña construcción de servicio. El lucernario que corona el
tejado parece haberse realizado a finales del siglo XIX.
Los
escudos que campean en la portalada de la cerca que rodea el recinto
y en la fachada principal, orientada al sur, llevan las armas de la
familia Riva.
Fuente: Castillos del Olvido
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