La Atalaya de Venturada se halla situada en el término municipal de la localidad homónima de la Comunidad de Madrid.
El
conjunto de atalayas de la Sierra de Madrid forma parte de un sistema
defensivo y organizador de un territorio determinado que conocemos
por las fuentes como Marca media del Al-Andalus y que durante el
emirato y califato cordobés se va a constituir como frontera entre
árabes y cristianos.
El
grupo de atalayas de la Sierra Norte se agrupa sobre los pasos
naturales entre Somosierra y Guadarrama controlando el acceso a
Torrelaguna, Talamanca del Jarama y el Alto Valle del Manzanares en
torno al paso de los Puertos de Navacerrada, Fuenfría y Alto de
León, es decir, controlan los tres pasos del Sistema Central: la
calzada romana de Talamanca del Jarama, la calzada del Puerto de
Fuenfría – que aún hoy une Cercedilla y Segovia – y el paso a
través de Somosierra, que según algunos autores, pudo ser utilizado
por Tariq en el proceso de conquista del año 711. Existe una línea
más al Sur formada por un grupo del que existen dos restos: la
atalaya de Torrelodones y la de Hoyo de Manzanares. La segunda línea
se sitúa algo más al Norte formando el grupo que mejor se ha
conservado.
Es
una torre de planta circular, cuyos muros al exterior forman un
perfil ligeramente escalonado en tres cuerpos. Su altura total se
acerca a 9 metros; cabe destacar que, en todo el perímetro de la
base hay un pequeño escalón a modo de zócalo. Es de mampostería
concertada a base de alinear piedras irregulares extraídas en el
entorno inmediato. El relleno de los muros está hecho a base de
piedras y argamasa mezcladas. Es un sistema rápido y sencillo de
edificar, que permite nivelar y mantener la verticalidad de la
estructura sin muchas dificultades, aunque, para ello, se tengan que
hacer algunas concesiones como la del excesivo grosor de los muros y
la escasez de vanos.
La
elección de una estructura cilíndrica contribuye a simplificar la
aplicación de esta técnica, así como disminuye las tensiones
estructurales y mejora las cualidades defensivas de la zona. En la
parte inferior la edificación aprovecha la roca original que aflora
formando un promontorio natural, y que llega hasta el nivel de acceso
de la torre. El grosor del muro es de 1.34 m., tiene 9,20 m. de
altura y 5,7 m de diámetro. Se entraba a ella por una escalera de
mano que se usaba también para subir a los dos pisos superiores.
Llaman la atención dos estrechos túneles hechos en su interior,
visibles desde el hueco de entrada y con salida al exterior.
Probablemente sean resultado de la desaparición de antiguos
travesaños de madera con sentido constructivo.
Su
base está formada por un zócalo relleno de cantos y tierra que no
supera los tres metros de altura. Sobre él se eleva mediante un
ligero retranqueo del muro la parte hueca de la estructura. Contenía
tres estancias superpuestas. Las dos más altas tendrían un suelo de
tablazón de madera sostenido por gruesas vigas transversales. De una
planta a otra se pasaría por un hueco abierto en el suelo y en el
que apoyaría una escalera de mano, posiblemente la misma utilizada
para acceder a la atalaya desde el exterior. El acceso era cerrado
por una puerta de madera de dos hojas.
Fuente: Castillos del Olvido
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