lunes, 2 de marzo de 2020

Torre de Malamoneda (Hontanar, Toledo)


La Torre de Malamoneda se encuentra situada en el término municipal de la localidad de Hontanar, en la provincia de Toledo (Castilla-La Mancha). 

La torre fue construida en el siglo XIII, y junto con el Castillo de Malamoneda, fue fortaleza y refugio de los pobladores de la villa, cuyas casas subsisten aún pero están deshabitadas. 

Se trata de una torre de planta cuadrada edificada en mampostería irregular con sillares de refuerzo en las esquinas. Cuenta con planta baja y dos pisos, a los que se accede por una escalera interior. Su terraza se encuentra desmochada y se ignora si tenía almenado. Todavía se pueden ver los restos de un matacán. 

Este paraje fue reconquistado en el siglo XII, aunque ya debió estar poblado siglos antes, ya que se encontraron en la zona restos de construcciones romanas y existen pruebas de restos de la Edad del Bronce. Se puede afirmar que el origen de Malamoneda es romano, aunque aparezcan elementos más antiguos. Ahora mismo, el principal desafío de la investigación en Malamoneda es averiguar el origen contextual de por qué empieza la población a asentarse allí con cierta importancia. Y es muy posible porque edificios con esa relevancia, con esos materiales tan grandes que luego se emplean de segundas en la torre, solamente se construyen en época romana en poblaciones importantes, o porque estén asociados a algún tipo de monumentos. 

Es muy probable que los materiales con que fueron construida la torre formaran parte de una antigua villa romana. El arqueólogo que realizó las investigaciones a este respecto sitúa entre los siglos I y IV d.C la antigüedad de los restos hallados, especialmente de alguna cerámica de "terra sigillata".

El territorio en el que se encuentra la Torre de Malamoneda fue repoblado por el caballero Alfonso Téllez, quien en 1210 recibía de Alfonso VIII este lugar. En 1226 lo vendió al arzobispo de Toledo Rodrigo Ximénez de Rada, junto con el castillo de Dos Hermanas y otras aldeas de los Montes, pobladas por el mismo luchador. La torre pasa a ser propiedad de la corona bajo el reinado de Fernando III el Santo. En 1246 compró todos los Montes que llevaban su nombre por 45.000 maravedís de oro, siendo ya de la ciudad hasta la desamortización civil del siglo XIX. 

Las casas de labor del pueblo cercano están abandonadas y la necrópolis situada al norte y oeste del despoblado, que ocupa un área de 1 kilómetro cuadrado, contiene más de 100 sepulcros tallados en la roca y una ermita que estuvo ocupada por la Orden de San Jerónimo hasta el siglo XIX. También se sabe que estuvo en manos de la Orden del Temple. 

Fuente: Castillos del Olvido

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