El Castillo del Castellar está localizado en las cercanías de la población de Bullas en la Región de Murcia.
La construcción
se encuentra enclavada en un lugar estratégicamente
situado, pues enlaza visualmente con Bullas, Cehegín y Caravaca, y
controla perfectamente valiosos acuíferos, como el río Mula, así
como la vega que se extiende a sus pies. El acceso se efectúa por
carretera desde Bullas hasta los pies del monte del Castellar, donde
comienza un sendero que conduce a las ruinas del castillo.
Al parecer, los
orígenes de esta construcción se remontan a los siglos XI o XII, y
es posible que su actividad como custodia y vigía del territorio se
extendiese durante toda la Edad Media. Con la incorporación del
Reino de Murcia a la Corona de Castilla, el distrito territorial de
Bullas, del que el Castellar formaba parte, pasó a depender de la
Orden del Temple, y posteriormente de la de Santiago.
Desgraciadamente, la extrema escasez de fuentes documentales sobre el
edificio y el elevado grado de ruina que presenta hoy la
fortificación, nos impiden conocer más datos sobre el castillo, y
que los que tenemos sean más precisos.
Alonso Navarro remonta los orígenes del castillo a una construcción realizada en torno al siglo XI, mientras que la Carta Arqueológica de Bullas data el edificio en una fecha más tardía, que podría situarse hacia finales del siglo XII y comienzos del XIII, por lo que coincidiría con el proceso de fortificación generalizada que se daría en todo el Reino de Murcia en aquellas fechas, cuyas tierras se estaban viendo amenazadas por diferentes invasores provenientes tanto del norte como del sur, tanto cristianos como musulmanes.
Así se levantaría una fortificación que se situaría en un estratégico promontorio que controla el cauce del río ula, y está enclavada frente al desaparecido Castillo de Bullas, del cual al parecer debía de depender. Igualmente ejerce una clara dominación sobre el camino que enlazaba Vélez Blanco y Lorca, y está enlazada visualmente con la mencionada fortificación de Bullas y las de Cehegín y Caravaca de la Cruz.
Con el fin de la rebelión mudéjar de 1264-1266, estas tres últimas fortificaciones, y es de suponer que también la del Castellar, y sus territorios circundantes fueron donados por la Corona de Castilla a la Orden del Temple, y pasaron a convertirse en una bailía. Sin embargo, en el año 1285, el alcaide de la fortaleza de Bullas rendía al alcaide granadino de Huéscar la fortificación y población, por lo que fue acusado por el rey de Castilla, Sancho IV, de traición.
No
obstante, caballeros templarios y el adelantado mayor del reino,
emprendieron un asedio que acabó con la toma del castillo. Y frente
a la imposibilidad de su defensa y el mal estado de sus estructuras,
se tomó la decisión de destruirlo. Poco más tarde, con la
extinción de la Orden del Temple, todas sus posesiones pasaron en
1310 a la de Santiago, aunque ya por entonces todo el territorio de
Bullas se había convertido en un espacio despoblado. Sin embargo,
según Alonso Navarro, es posible que la pequeña fortificación
existente en el Castellar continuase desempeñando su función de
control del territorio, atalaya y vigía, hasta la progresiva
desaparición del peligro fronterizo a lo largo del siglo XVI.
Los restos de la
fortificación del Castellar son hoy extraordinariamente escasos y su
mal estado de conservación complica aún más la lectura de las
estructuras que una vez lo compusieron.
Las ruinas más características son los arranques de los muros que una vez sostuvieron una torre cuadrangular, que parece estar unida a una línea murada que corre por el perímetro superior del cerro, perceptible en la vertiente sur. Dicha muralla continuaría en sentido suroeste hasta enlazar con otra posible torre que enlaza con otra línea de muralla hacia el oeste. Según la mencionada carta arqueológica, dirigida por Martínez Sánchez y García Blázquez en 1993, también se detectaron una serie de estructuras de habitación, localizadas en la zona alta de la vertiente suroeste y oeste del cerro.
Los restos de la
fortificación permiten observar que parte de ella se levantó usando
una mampostería de piedra irregular trabada con un mortero muy
grueso, mientras que otras zonas se construyeron mediante encofrados
de tapial de argamasa.
Fuentes: Wikipedia
regmurcia.com
Galería:
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