El Castillo de El Castillejo, también conocido como Fortaleza del Rey Lobo, es una fortificación que se encuentra cerca de la pedanía de Monteagudo de la ciudad de Murcia (Región de Murcia), a unos 5 km. al noreste de la ciudad.
El
edificio se construyó sobre una pequeña altura desde la que se
controla buena parte de la planicie circundante y los fértiles
campos de la vega del Segura. Por su estratégica situación se
encuentra visualmente conectado con el Castillo de Monteagudo y el de
Larache, el núcleo urbano de Murcia, y otras importantes
fortificaciones que vigilaban el mencionado cauce hídrico.
Actualmente
este espectacular castillo-palacio está integrado en un campo de
limoneros perteneciente a una propiedad privada, a la que se llega
muy poco después de atravesar el núcleo urbano de la pedanía
murciana de Monteagudo. Lo cierto es que la vía tradicional de
acceso a la fortificación fue la antigua Senda de Granada, que
conecta el sureste peninsular con la Andalucía oriental, así como
el llamado Camino Viejo de Monteagudo, que comunicaba Orihuela con la
ciudad de Murcia.
Se
trata de un palacio fortificado de origen islámico que
tradicionalmente se ha identificado con la residencia de Ibn
Mardanis, "El Rey Lobo", el famoso rey musulmán de Murcia
que resistió a los invasores almohades a mediados del siglo XII.
Como han puesto de manifiesto varios autores, sería por tanto un
edificio único dado su carácter intermedio en la evolución de la
arquitectura hispanomusulmana, en concreto entre la califal-taifa y
la nazarí. Su emplazamiento, dominando una gran explotación
agrícola y espacios de recreo vinculados a la fortificación,
relacionaría también esta construcción con la tradición áulica
oriental.
El Castillejo ha sido objeto de varios estudios arqueológicos desde el siglo pasado, comenzando por Torres Balbás, el venerado arquitecto conservador de La Alhambra desde 1923. Los análisis más recientes provienen ya de la historiografía murciana, realizados a finales de la centuria por Navarro Palazón, Jiménez Castillo, Martínez Salvador y Manzano Martínez. La evolución de estos trabajos determina que estamos probablemente ante el palacio del mítico Rey Lobo de las crónicas castellanas.
Ibn Mardanís, al frente de la taifa de Murcia se convirtió en el artífice de la resistencia hispanomusulmana a la inevitable invasión almohade a mediados del siglo XII. El boato y lujo que destacan los cronistas islámicos de esta importante corte del sureste peninsular, coinciden perfectamente con las estructuras edilicias del palacio, así como del entorno, donde surgen diversos restos que podrían corresponder a una gran alberca y otros edificios como pabellones de recreo, huertos, jardines, etc.
Sin embargo, un análisis más detallado podría indicar que las dependencias palaciales se construyeron sobre una fortaleza ya existente, destinada al control del territorio durante los disturbios aparecidos por los enfrentamientos entre las diferentes taifas. Ésta, junto al Castillo de Larache, podría eficazmente ejercer este cometido. La fase de abandono coincide también con el fin de Ibn Mardanís. Precisamente, la crónica de al-Salá cuenta cómo, en el año 1170 durante una campaña bélica, las tropas almohades "se apoderaron del Castillo de al-Fary, que era el lugar de recreo de Ibn Mardanís".
Según el estudio realizado por Manzano Martínez, el Castillejo de Monteagudo se puede delimitar en dos recintos diferentes. El principal se inscribe en una planta cuadrangular cuyos muros se defienden con cinco torres en sus lados mayores y tres en las menores. Estos torreones están escasamente separados entre sí, como corresponde a la tipología arquitectónica de las fortificaciones construidas en su contexto histórico y geográfico. Es su característica más singular la disposición de los cubos de las esquinas en ángulo entrante en lugar de existir el común torreón de esquina.
Su interior encierra el palacio propiamente dicho, que se distribuyó en torno a un gran patio central. Sin embargo, patio, habitaciones,salas y otras dependencias se encuentran hoy desaparecidas tras haberse abierto en su interior una gran balsa de regadío a comienzos del siglo XX. No obstante, las excavaciones efectuadas por Sobrejano y las publicaciones realizadas por Torres Balbás antes de que esto sucediese, han permitido conocer una disposición palaciega que conecta el edificio con la tradición cortesana omeya andalusí, cuyo desarrollo posterior daría lugar a elementos muy conocidos de La Alhambra granadina, como el Salón de Embajadores o el Patio de los Leones. El recinto exterior aparece como un sector estrictamente defensivo, que se adosa al sector suroeste del recinto principal. Sus muros aparecen torreados en los tres frentes que forman su planta.
Toda la fortificación fur construida con muros de tapial de argamasa de excelente calidad, que va perdiendo grosor conforme ganan en altura. Según Navarro Palazón, las estrellas de ocho puntas y un giro de 45º que aparecen grabadas en el estuco de uno de sus muros, revelan un esquema constructivo unitario que los alarifes siguieron durante las obras. En la foto de portada podéis ver el estado actual de la fortaleza una vez acabados los trabajos de recuperación.
Fuentes: Wikipedia
regmurcia.com
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