El Castillo de Ojos del Diablo, conocido también como Castillo de Tobarra, son los restos de una edificación árabe situada en las cercanías de la población de Tobarra, en la provincia de Albacete (Castilla-La Mancha).
El
poder islámico almohade comenzó con la victoria en la Batalla de
Temecén (Argelia) en 1145. En pocos años conquistaron los segundos
reinos taifas de al-Andalus. Valencia y Murcia resistieron hasta
1172. En 1195 vencen a los castellanos en la Batalla de Alarcos
(Ciudad Real). Los reinos cristianos derrotaron a los almohades en la
Batalla de las Navas de Tolosa (Jaén) en 1212, originando las
terceras taifas. Durante el dominio almohade en Al-Andalus se fomentó
la reedificación de fortalezas.
El
castillo de Tobarra se encuentra en una comarca relacionada con el
camino histórico que une Andalucía y Valencia y ocupa un lugar
desde donde se controlan los principales caminos y las zonas de
regadío tradicional. Desde la conquista del Reino de Murcia por la
Corona de Castilla, en 1244, los castillos de esta comarca (Hellín,
Isso, Ontur, Sierra y Tobarra) fueron perdiendo interés. Y aquellas
partes no reutilizadas acabaron en ruinas.
Pasó
al Concejo de Alcaraz y después a Pedro Enriquez de Arana. Arrasada
en 1324 por los granadinos, quedó despoblada. Sancho Ximenes la
repobló. Sus herederos la venderán al infante Don Juan Manuel,
pasando al señorío de Villena.
La
fortaleza tuvo un importante cinturón amurallado, de origen musulmán
y luego utilizado y reformado por los cristianos tras su reconquista,
que constaba de diversos recintos que aún hoy se aprecian. El
recinto exterior que da a la población de Tobarra contiene la
llamada Torre de Los Ojos del Diablo, que da nombre a la edificación,
y en el interior se encuentran los vestigios de la Torre del
Homenaje. Estos vestigios de la torre del homenaje de la fortaleza
tenía planta rectangular, y está realizada en cajas de tapial de
hormigón, las cajas inferiores con gravas de río y las cajas
superiores con tierra. Además se encontraba el antiguo aljibe árabe.
El
lienzo de muralla estaba realizado en fábrica de mampostería
trabada con mortero de cal, con un espesor de 1 m. Una de las torres
es de planta trapezoidal, asentada sobre la roca natural, realizada
mediante tapial de mampostería trabada con mortero de cal. Ha
perdido el ángulo sureste, y hay un hueco en la pared norte, donde
debió estar la puerta.
Otra
de las torres es de planta rectangular realizada en tapial de
hormigón, con muros de un espesor de 1,20 m. Las cajas poseen una
altura de 85 cm de altura y una distancia entre las agujas de 55 cm.
En la actualidad se ha aprovechado como aljibe. La torre de los Ojos
del Diablo, tiene planta rectangular, su base es maciza y fabricada
de tapial de hormigón, también posee una zapata de apoyo a modo de
escalón, sobre la que se desarrolla un muro que configura la torre
de forma hueca. Las cajas inferiores son de mampostería trabada con
mortero de cal y las cajas superiores son de tierra y cal. Se
aprecian las agujas de los mechinales y parte del enlucido,
presentando las cajas una altura de 85 cm y una distancia entre
mechinales de 65 cm.
El
lienzo de muralla que se quiebra para adaptarse a la curva de nivel
del cerro. Realizada en tapial de mampostería y mortero de cal. Su
torre casi cuadrada, es de cuatro metros de lado, realizada en tapial
de mampostería trabada con capas de mortero de cal. Las caras
exteriores presentan numerosas reparaciones con parches de
mampostería trabada y enlucida con yeso gris. En la cara norte,
tiene dos contrafuertes de mampostería trabada con mortero y
enlucido de yeso. Parece ser que dichos contrafuertes se adscriben a
un momento, a inicios del siglo XX, en el que se usó la torre como
plataforma para sustentar el reloj antiguo, anterior al emplazado en
1928 en el Cerro de la Ermita de Santa Bárbara.
También
se conservan restos del último recinto, la alcazaba musulmana, con
los restos de dos torres de tabiya forradas de mampostería, que
guardaban la puerta a doce metros una de otra, así como vestigios de
cortinas de este mismo material. Sería éste el tercer recinto del
castillo,donde los cristianos levantaron “su” torre del homenaje,
hoy casi desaparecida, en forma de cuadrilátero irregular que
conserva unos 5 m. de altura, en fábrica de mampostería. También
se aprecian dos aljibes cristianos. Todo ello adaptado en forma de
óvalo a la forma del cerro.
Hoy,
el ajardinamiento de la explanada, entre los restos de la
fortificación, invita a la contemplación de las vistas del extenso
territorio que dominó el castillo, de gran parte del municipio y en
especial del Barrio de la Plaza.
Fuentes: Wikipedia
castillos.net
tobarramanía.com
castillosricsol.org
Galería:
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