Las Murallas de Calpe se encuentran en el centro urbano de esta población marinera de la provincia de Alicante (Comunidad Valenciana), y cuyo máximo exponente es la bella Torre de la Peça, que vemos en la foto superior.
La
visión de Calpe que la arqueología las crónicas y la documentación
nos han transmitido, coinciden en señalar que se trataba de un
pequeño pueblo de humildes pescadores situado en un alto cercano a
la costa y amurallado con dos recintos. El primero y más antiguo
parece que tiene su origen en una alquería islámica sobre la que
construyó el enclave cristiano promovido por el rey Pedro III en al
año 1.279, tras la conquista feudal del enclave musulmán.
Sin
embargo la realidad del recinto amurallado de Calpe confronta con la
potencia e intensidad constructiva descubierta en la Pobla de Ifach
(Menéndez Fueyo, 2009), asentamiento que se construye a finales del
siglo XIII con la intención manifiesta de concentrar a todo colono
cristiano preexistente en el territorio y albergar a aquellos que se
propongan residir y pagar sus impuestos en esta zona. Ifach parece
funcionar desde principios del siglo XIV como principal referente
urbano hasta su total extinción a inicios del siglo XV. Será el
ocaso de Ifach lo que permita el progresivo traslado de su población
a la alquería medieval de Calpe que poco a poco fue tomando auge.
De
este primer recinto cristiano, no es mucho lo que se ha conservado,
si bien sabemos que su traza se limitaba a la parte alta del cerro,
coincidente con la trama del actual casco antiguo de Calpe, marcado
por lo que hoy forman las calles Campanario, Torreones, Santísimo
Cristo, Rector Peñalba y Plaza del Beato Francisco Sendra. Para la
definición de este recinto contamos con las planimetrías llevadas a
cabo por los ingenieros Don Niciolás Bodín y Don Carlos Desnaux
entre los años 1.746 y 1.748, en los que se muestra con todo lujo de
detalles el perímetro amurallado medieval de Calpe, dispuesto en
lienzos de cremallera y dominado por una gran torre central, que en
el año 1.520 estaba destinada a polvorín y era conocida
popularmente como “El Macho”, que fué derribada a finales del
siglo XIX, siendo destinado su solar a la ubicación de la Cruz de
los Caidos después de la Guerra Civil (Pastor Fluixá, 1989). El
recinto contaba, además, con un sistema de acceso en recodo -el
llamado “Portalet” - demolido en el año 1.923 y ubicado en el
lugar donde hoy se levanta el edificio del Reloj, antigua sede del
Ayuntamiento y actual Sala Municipal de Exposiciones.
Junto
al Portalet, se han podido documentar algunos fragmentos de la
muralla medieval que se encuentran fosilizados como ocurre en la
esquina noreste de la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, que
debió fundarse en la segunda mitad del siglo XIV o primera mitad del
siglo XV. Por la documentación sabemos que el recinto defensivo
medieval sufrió continuas remodelaciones y reparaciones. Las
primeras referencias aparecen en 1.338 y 1376 con encargos de obras
para reforzar las murallas y “...obrar e enfortir lo mur de dit
lloch...” una vez terminada la Guerra de los Dos Pedros. En 1.401,
se ordena al Justicia y jurados de Calpe, que bajo pena de 1.000
sueldos y antes de la fiesta de San Miguel, las murallas estuvieran
perfectamente reparadas, tapados todos sus agujeros y blanqueadas
(Campón Gonzalvo, Pastor Fluixá, 1989).
Con
la llegada del Renacimiento, el problema corsario sera el leitmotiv
que generará toda una serie de obras y proyectos de refortificación
de sus murallas. En el año 1.520 el emperador Carlos I, mediante una
real cédula, ordena la refortificación de la villa de Calpe,
levantando el conocido Torreón de la Peça, obra quepor su traza
circular dotada con alambor y bocel a media altura, creemos que debió
ser levantada alrededor de la década de 1.530-1.540, dentro de los
planes de defensa pre-abaluartada que el Duque de Calabria pone en
marcha en otros puntos del reino. Este torreón, que presenta una
dimensión entre 9 y 10 metros de diámetro máximo, es parte de un
conjunto defensivo mayor formado por dos torreones más, situados en
la actual calle Torreones, de los que no se conservan resto alguno,
conformando lo que la documentación identifica con “La Ciudadela”
(Requena Amoraga, 1997). Se cree que este recinto, que carecía de
dotación artillera, tenía al menos dos portales, uno denominado de
los Cardenales, situado en la actual calle Torreones, y otro al
acceso medieval por el Portalet.
Las
mejoras del Duque de Calabria, aun siendo evidentes, sólo son un
lavado de cara en un recinto aún definido por sus longevas defensas
de lanza y escudo. Su estado comatoso era tal que, cuando llega el
italiano Antonelli il Vecchio en el año 1.561, propone que se
desembolsen 600 escudos para acabar las reparaciones que el Concejo
tiene iniciadas. Sin embargo, un año después cambia radicalmente de
opinión en un nuevo memorial donde expone que lo mejor es desplazar
a la población a las laderas del peñón, a la abandonada Pobla de
Ifach -denominada “Gallicant” en el memorial -, proyecto que
acaba siendo rechazado (Menéndez Fueyo 2014).
Este
rechazo obligó a mantener las maltrechas estructuras defensivas del
lugar de Calpe. Ni la renovación defensiva que propone Vespasiano
Gonzaga a su llegada al Virreinato en 1.575 cambiará esta situación.
Habrá que esperar al año 1.581, cuando don Alfonso Arias de Castro,
por entonces Gobernador de la Baronía y Jaime Avargues, síndico y
jurado de la villa de Calpe, en su deseo de generar defensas útiles
y eficaces para su territorio donan 1.140 libras para reformar y
poner a punto las defensas de la muralla, dotándola de un baluarte
con tenaza, parapeto almenado y numerosas troneras, junto a dos
puertas más: el Portal del Mar y el Portal de la Calle que a la
postre serían los accesos habituales de la población hasta el siglo
XIX.
Estas serán las defensas que sufrirán el brutal ataque del año
1.637 que acabó con el saqueo de la villa y el cautiverio de 302
calpinos, provocando que la villa quedara yerma y deshabitada hasta
los años 1.642-1.648 (Requena Amoraga, 1997). Nuevos ataques a la
villa se suceden en las décadas posteriores, destacando el ataque
del 22 de octubre de 1.744 que supuso otro mazazo al crecimiento y
desarrollo de la villa calpina. Por ello, la Corona estableció la
necesidad de asegurar la plaza, encargando el proyecto a los
ingenieros Bodín y Desnaux , ejecutando nuevas defensas dotadas de
parapetos aspillerados y de puertas bien herradas, además de la
creación de un tercer recinto dotado con cinco baluartes, de planta
trapezoidal, cerrados por los lienzos de muralla y una superficie de
250 metros cuadrados.
El
más importante de ellos sería el Baluarte del Rey, en honor al rey
Fernando VI que se situaba en el extremo sureste de la villa formando
hoy vértice con la Avenida de Ifach y la calle del Mar. El lienzo de
muralla que transcurría por las medianeras posteriores del
Ayuntamiento actual, conectaba con el Baluarte de la Reina en
homenaje a Doña Bárbara de Braganza, Infanta de Portugal y de él
arrancaba la muralla a buscar el Medio Baluarte de la Iglesia. El
Medio Baluarte de Santa María protegía la Puerta del Mar. Los otros
dos baluartes se conocían como Baluarte de San Salvador y Baluarte
de la Morería. Todos ellos conformaron las defensas de la villa de
Calpe.
Galería:
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