La Calahorra, conocida también como Torre de La Calahorra, se encuentra situada en el casco antiguo de la ciudad de Elche, en la provincia de Alicante (Comunidad Valenciana).
Frente
al antiguo Convento de las Clarisas de Elche, se encuentra esta
monumental torre de planta rectangular y disposición exenta y algo
avanzada respecto al recinto amurallado de la ciudad, que está
construida con fábrica de tapial de mortero de cal de una cronología
almorávide- mardanisí (finales del siglo XI-finales del siglo XII),
según López Seguí et alii (2004).
Las
calahorras son defensas avanzadas conectadas por un puente fijo o
retráctil con el recinto amurallado para defender puntos
estratégicos claves como sería en este caso la Puerta de Alicante o
Lucentina de “Madinat Ils (Elche)”, que contaba con un acceso
dotado de rastrillo y foso perimetral con puente levadizo, lo que la
convertía en uno de los principales ingresos a la ciudad islámica
ilicitana (Azuar Ruiz, 1995).
Los
estudios arqueológicos realizados sobre la construcción parecen
confirmarnos que la torre rodaba los 30 metros de altura, perdiendo
15 metros durante el terremoto que asoló la costa sur de la
provincia de Alicante en el año 1.829. Su planta y enorme altura, la
disposición avanzada y la disposición de un foso con puente
levadizo, convertía este punto en una auténtica fortaleza que fue
considerada como inexpugnable por el mismísimo rey Jaime I en el
momento de tomar la plaza, camino del reino de Murcia (López Seguí
et alii, 2004).
Desde
finales del siglo XV, con el largo dominio de los Cárdenas en Elche,
la torre sufre una primera reforma adosándole una casa señorial,
con dos plantas y un sótano, destinado a la residencia del contador
señorial y lugar donde se situaría el emplazamiento del Almudín de
la villa, ya que se tienen noticias de que en el año 1.442 el
Consejo de la ciudad acordó construir un depósito de grano a
extramuros , fuera del portal de La Calahorra. Parece ser que, en un
principio, este almacén sería un pórtico con arcos que,
posteriormente, fue cerrado y se dividió en distintas habitaciones.
En dicho almudín se almacenaba el grano procedente del diezmo
eclesiástico hasta su reparto entre sus beneficiarios,
fundamentalmente el señor feudal, el obispo y cabildo catedralicio
de Orihuela y los cleros de Santa María y San Salvador.
Posteriormente,
con motivo de la psicosis corsaria berberisca que asolaba la costa
levantina, Bernardino de Cárdenas remodela la torre a mediados del
siglo XVI, dotando su remate con troneras y matacanes, de cuyos
restos no ha quedado prueba arqueológica alguna, ya que se debieron
destruir con el terremoto citado anteriormente (Azuar Ruiz, 1995).
Los últimos señores de la ciudad venden el edificio en 1.870 a
Rafael Brufal Melgarejo, marqués de Lendínez, quien habilitó la
construcción como residencia, abriendo ventanales en la fachada
septentrional y en el lado de la Plaza de Santa Isabel. Lendínez
también rehabilitaría el antiguo almudín de trigo como salón de
baile, que sirvió además como centro de reuniones de la Logia
Masonica ilicitana, que fue fundada en Elche en el año 1.878,
siendo decorada por el erudito local Pedro Ibarra con motivos
egipcios sobre la vida y la muerte. En el suelo se aprecian símbolos
masónicos, uno de los cuales se encuentra sobre una trampilla, que
facilitaba la huida de los congregados por el sótano en caso de ser
sorprendidos en alguna de sus reuniones secretas. A esta época
corresponde el actual remate de almenas piramidales de ladrillo, de
claro estilo neoárabe, que combinan con las ventanas de herradura de
su fachada de poniente.
En
1.909, compró la casa José Revenga, un terrateniente procedente de
Caudete y se la ofreció a su mujer, Asunción Ibarra, hija de
Aureliano Ibarra y Manzoni y viuda del Dr. Campello -quien fue el
propietario del yacimiento de Ilici-La Alcudia-, como regalo de
bodas. El enlace permitió que se rehabilitase el edificio, decorando
las paredes con motivos neoárabes, conviertiéndola en una casa
señorial de la alta burguesía de la época. La decoración del
vestíbulo de la torre, como el resto de las dependencias, remiten a
la corriente historicista y romántica decimonónica y se deben al
muralista alcoyano Agustín Espí Carbonell (Alcoy, 1881-Madrid,
1940), quien en 1.909 realiza la decoración neogótica del Santuario
de la Virgen de Gracia de Caudete, en la que se inspiraría la de la
Calahorra. Fue, Pedro Ibarra quien, a instancia de José Revenga,
ideó, sugirió y guió estas decoraciones murales. En la actualidad,
el edificio acoge diferentes eventos, como exposiciones o
conferencias.
Fuentes: Wikipedia
Castillos de Alicante
Guardianes de piedra
Galería:
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