El Fortín de Granadella, conocido también como la Batería de la Cala Granadella, se encuentra situado en el término municipal de la población de Jávea, en la provincia de Alicante (Comunidad Valenciana).
Se encuentra en el extremo de la
denominada Punta del Morro Castell y penúltimo saliente rocoso
anterior al Cabo de la Nao, y controlador visual de la Cala de la
Granadella por su frente sur. Los trabajos efectuados en las ruinas
de la fortaleza entre los años 2.001 y 2.005 por el Ayuntamiento de
Xàbia con vistas a convertirlo en uno de los referentes turísticos
de la zona y parada obligada de todo senderista que coja las rutas
medioambientales establecidas han permitido recuperar algunos de sus
restos y devolverle parte de su esplendor perdido por la acción de
arbustos maleza y abandono secular (Martí La Peña 2012). Aunque
siempre se le ha conocido como el Castell de Granadella la realidad e
que no se trata de un castillo al uso sino que realmente es una
Batería de Costa similar a la que existe en Moraira, aunque de
distinta factura.
En
la década de los 80 del siglo pasado se publicaron algunos
materiales cerámicos localizados en los alrededores de la
construcción, donde se identificaban varias cerámicas datadas en la
segunda mitad del siglo XIV (Roig i Sarrión 1987) que indica la
existencia durante el siglo XV de un hipotético puesto de guardia en
esta cala (Bolufer Marqués, 2005). Quizás, estos restos dan sentido
a las noticias extraídas de la Crónica de Martí de Viciana (1.564)
sobre la construcción de un castillo en la Granadella en el año
1.492 levantado por orden del Marqués de Denia Don Diego de
Sandoval, aunque los recientes trabajos arqueológicos no han
encontrado ningún resto que pueda relacionarse con una construcción
defensiva anterior, o que la actual batería al ser construida
acabara con cualquier resto preexistente del citado castillo (Martí
la Peña, 2012).
Los
restos que actualmente presiden la punta de la cala muestran una
batería de costa de cronología borbónica, con una planta mixta con
un frente semicircular orientado al norte de unos 13 metros y un
fondo de 15 metros. Su altura total debía rondar los 17 metros,
aunque ahora su coronamiento está perdido. Atendiendo a lo que
apreciamos en los planos de la construcción de la batería que aun
se conservan y que están datados en el año 1.737, parece que
contaba con dos forjados a los que se accedía por una estrecha
escalera de caracol. Uno, situado por debajo de la planta de acceso,
y un segundo que comunicaba la cámara con la plataforma artillera.
Los muros son de unos 2 metros de ancho en su parte inferior
rebajándose a 1,5 metros en la parte superior. El frente de tierra
poseía foso, que descendía hasta casi el nivel de cimentación de
la batería, por lo que además debería de disponer de un puente
retráctil o contar con una escala de cuerda enrrollable que aislase
del exterior a los guardias impidiendo la acción invasora. El acceso
al propugnáculo principal se encontraba en el frente que mira hacia
el interior, con un vano de deriva interna que debía de encontrarse
en altura de unos 7,5 metros del suelo.
Situada
por debajo del acceso, existía una planta inferior con dos cámaras.
La primera tendría unos 25-30 metros cuadrados de superficie,
utilizada como armario de la munición y almacén de alimentos para
los guardas. La segunda cámara, destinada para el cuerpo de guardia,
contaba “...un tinglado bueno y dos alazenas para resguardo de
efectos y pertrechos...” (Pastor Fluixá, 1988) y con una batería
de 5 troneras con deriva interna que permitía controlar la cala y el
mar abierto. Desde aquí, se dispone el tramo de escalera de caracol
que conecta la cámara principal con la plataforma artillera, que
contaba con capacidad para albergar 2 cañones y estaba dotada con 3
cañoneras de deriva externa. El remate está realizado con un
parapeto abocelado a la barbeta. Se cree que la fachada debería
contar con el habitual escudo de armas borbónico que suele presidir
las fortificaciones de este momento, similar al que existe en la
Batería de Moraira, aunque en las planimetrías históricas no se
aprecia en la fachada.
La
actuación arqueológica del año 2.005 también permitió localizar
un aljibe para el almacenamiento del agua del consumo de la tropa
destinada a la batería y donde han aparecido el mayor número de
material cerámico recogido en la actuación, que muestra una
horquilla cronológica situada en la segunda mitad del siglo XVIII
(Martí la Peña, 2012).
Las
noticias de esta fortificación también sitúan su levantamiento
entre los años 1.737 y 1.742, durante el reinado Fernando VI. Como
ocurre en el caso de la Batería de Moraira, esta defensa nace como
última solución de la política emprendida por el Marqués de la
Ensenada para frenar las incursiones corsarias en la costa de
Alicante, como ocurrió en el desembarco del año 1.779, en el que
varias naves del puerto de Xàbia fueron atacadas por un jebeque
tunecino, que se refugió en la Cala de Granadella, donde, después
de reñido combate en el que tomaron parte más de 50 hombres de
tierra, consiguieron derrotar a los corsarios (Palau Diego, 1983).
Lo
que nos parece significativo es que el ataque fue tan reñido por la
nula actividad de la batería de la Granadella, la cual, al parecer,
tenía los cañones desmontados, lo que obligó a un enfrentamiento
casi cuerpo a cuerpo sin apoyo artillero (Bolufer Marqués, 2005). De
ser cierto, indicaría que la vida activa de esta defensa costera fue
escasa, ya que su vida pasiva como enclave de vigilancia, se
extenderá hasta la guerra con el Francés a principios del siglo
XIX, cuando parece ser que se produjo la voladura de la misma (Martí
la Peña, 2012).
Fuentes: Wikipedia
Castillos de Alicante
Guardianes de Piedra
Ximo G. Rico (Fotos)
Galería:
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