El Castillo El Vell, en castellano Castillo El Viejo, se encuentra situado a las afueras de la ciudad de Ibi, en la provincia de Alicante (Comunidad Valenciana).
Se
ubica en el llamado Barranco
de Los Molinos,
situado al norte de la población, a la derecha de la antigua
carretera Ibi- Bañeres, en las estribaciones de la Sierra de
Menechaor. A la salida de la población de Ibi hacia Bañeres de Mariola, hay
una curva pronunciada con una finca en la misma. A escasos 200
metros tras ella, al norte, están los restos del castillo.
El
origen de la ciudad de Ibi es la de un asentamiento romano del siglo
II, pues algunos descubrimientos arqueológicos efectuados en la
ciudad así lo ponen de manifiesto. Pero el esplendor
de esta domus romana no llegó a alcanzar sus cotas más altas hasta
la dominación árabe tras la invasión de la comarca, donde
instalaron una medina islámica, y consecuentemente, la fortaleza en
el cerro de Santa Lucía, el Castell Roig, para su salvaguarda.
En
los tiempos de la reconquista, la alquería pertenecía a Sib
Abú Said, cuya hija, llamada Alda,
estaba casada con Ximén Pérez de Arenós, a los cuales cedió el
señorío una vez tomado el territorio por el rey Jaime I, hacia el
año 1.248. Tiempo después, a petición del propio rey Jaime I, las
posesiones de Ibi fueron canjeadas al mismo por Ximén Pérez Arenós,
quedando todo el territorio en poder real. En el año 1.286, Alfonso
III procedió a donar las posesiones a Pedro de Montagut, pero años
más tarde pasaría de nuevo a la corona. Posteriormente, el castillo
intervendría, en mayor o menor medida, en los avatares bélicos de
los siglos posteriores.
En
julio de 1.812, en la Batalla de Castalla, las fuerzas del general
Roche causaron importantes bajas a los franceses, llegando a tomar el
castillo y la ciudad, en poder de los franceses. Por ello también es
conocido el castillo, en honor al general que lo conquistó para la
corona. No obstante, con el posterior desarrollo de la batalla, sus
tropas tuvieron que retirarse hacia Alicante. El
castillo fue perdiendo protagonismo hasta caer en completo abandono.
Remontando
el pronunciado desfiladero que forma el Barranco Los Molinos, y en
una posición que lo domina, se localizan los escasísimos restos de
este castillo. Existe muy poca documentación acerca de él, pero se
tiene la certeza absoluta de que trata de una fortaleza árabe, al
igual que el Castillo El Roig, y presumiblemente anterior a él
en su construcción. Las referencias más concretas son algunas vagas
nominaciones durante la época de la reconquista, en la que, en los
anales de las misma, se habla de la toma de “dos castillos” en la
medina de Ibi. De hecho, permanece en el casi más completo olvido
hasta para los habitantes de la localidad, habiendo contribuido a
ello su poca relevancia en la historia de Ibi; lo inaccesible y
abrupto de su entorno y la lejanía respecto al núcleo de población.
Debió
ser un castillo de pequeñas dimensiones, del que hoy apenas quedan
algunos restos esparcidos por la ladera del monte donde se encuentra.
Su localización no es fácil, ya que incluso los restos son poco
visibles por la poca entidad que tienen, reduciéndose a algunos
escasos restos del basamento de sus murallas. Sin embargo, el hermoso
emplazamiento natural donde fue construido, es digno de ser visitado.
Por
las partes norte y oeste es inaccesible, pues ambos lados son caídas
verticales de considerable altura. Su parte izquierda tiene una
empinada pendiente de difícil acceso, por lo que sólo por su frente
es atacable, aunque con acusado desnivel. Aquí se encuentra la
muralla que defendía la fortaleza, de tipo menor, de la que todavía
quedan algunos restos apreciables. Se trata de un lienzo de varios
metros de longitud y bastante altura, que han permitido levantar
planos del perímetro exterior.
Su
fábrica es de mampostería, de piedras dispuestas en hilera, típica
de la arquitectura árabe. Adosada a la muralla queda la base de una
torre cuadrada de unos 4 metros de altura, construida con los mismos
materiales que la muralla. En la zona fueron encontrados numerosos
restos de cerámica árabe, en arcilla tosca y decorada con esmaltes
verde, rojo y azul. También se encontraron diversos objetos de
hierro. Todo ello fue datado a finales del siglo XII y comienzos del
XIII, época en que seguramente fue construida la fortaleza, cuya
función era estratégica y militar, pues su cometido era defender y
vigilar el barranco del paso de tropas y gentes hacia la canal de
Alcoy.
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