El Castillo de Petrer, o también Castillo de Petrel, se encuentra situado en un espolón rocoso al norte de la población de Petrer, en la provincia de Alicante (Comunidad Valenciana).
Sobre
un cerro a 460 m. de altura, encontramos el Castillo de Petrer,
dominando la cuenca media del río Vinalopó y el vial natural que,
desde la costa, se adentra en el interior hacia Albacete y Valencia.
Tiene un doble recinto amurallado, donde el inferior muestra un largo
lienzo de muralla construido en tapial sobre un basamento de
mampostería, reforzado por tres cubos en saliente, uno semicircular
que actúa de borje-contrafuerte y otros dos, de planta cuadrangular,
de los cuales, uno es completamente macizo y el otro está hueco en
su interior haciendo de bestorre y cuya base fue reforzada en el
siglo XIV con un cara vista de sillería labrada (Navarro Poveda,
2001). Ascendiendo unos cinco metros, encontramos el recinto superior
de planta poligonal con una factura en mampostería y sillería
encadenada en las esquinas, con su ingreso principal en altura
ubicado en el frente este, con una puerta con arco de medio punto en
sillería labrada, defendido por una ladronera que bate verticalmente
cualquier intento de forzar la entrada. El castillo posee otro
acceso, situado en el lado norte, que actúa más como poterna o
puerta de la traición.
En
el interior, encontramos una gran sala con bóveda de medio cañón
en mampostería irregular, dotada de tres aspilleras, dos en el
frente sur y la tercera al noroeste. En ese mismo punto se levanta la
gran torre de planta cuadrangular con fábrica de tapial y tres
alturas, sin comunicación directa entre ellas, lo que es un
excelente ejemplo de defensa compartimentada. La sala inferior actúa
como aljibe de la fortificación y con la reforma que sufre el
castillo en el siglo XIV, se le practica un acceso en el frente este,
pasando a ser cárcel. Allí se conserva un excepcional conjunto de
grafitos medievales que los presos dejaron en sus paredes. Se accede
a las dos alturas siguientes a través del frente noroeste, en el
caso de la segunda planta por una escalera volada y almenada.
A
pesar del agudo proceso de restauración que sufrió en la década de
los setenta del siglo XX, los estudios realizados en estos últimos
25 años confirman el origen islámico de la fortaleza. La
disposición de una gran torre de tapial dotada de aljibe, que podría
actuar como torre almenara con un pequeño recinto, a modo de
cortijo, su ubicación enriscada controlando el territorio y las vias
de acceso, y las excavaciones arqueológica, dirigidas por la
arqueóloga Concepción Navarro Poveda, han permitido descubrir en el
espacio intermedio entre los dos recintos, un conjunto de 11
habitaciones con vanos, puertas y espacios de distribución, y un
registro material de ataifores, candiles, marmitas y jarras pintadas
en manganeso, así como dados, amuletos y objetos de bronce , que
permiten confirmar que esta fortificación se construyó en época
almohade, entre finales del siglo XII e inicios del siglo XIII.
Con
la conquista cristiana, el castillo queda en manos del reino de
Castilla desde 1.258, en que Alfonso X el Sabio instituye un
mayorazgo en favor de García Jofré de Loaysa, una familia de origen
francés, vinculada a la Corona de Aragón, pero que pasan al
servicio de Castilla por el casamiento del monarca con la hija de
Jaime I, Doña Violante. La Sentencia de Torrellas-Elche en 1.305
permite a Jaime II obtener la plaza de Petrer, a pesar de la lealtad
castellana de Jofré de Loaysa, quien acaba siendo ratificado como
señor del castillo. Bajo este dominio aragonés se emprenderán las
principales reformas estructurales que hoy se aprecian en la
fortificación. A mediados del siglo XIV, con el conflicto
castellano-aragonés de la Guerra de los dos Pedros, el castillo de
Petrer adquiere un importante papel estratégico, por lo que sus
defensas y pertrechos son mejorados.
Al
no tener descendencia directa Leonor de Loaysa, última baronesa de
Petrer, el castillo pasa a manos de Ximén Pérez de Corella, Conde
de Cocentaina y Señor de Elda, en el año 1.431. Bajo los Corella,
la fortificación sufre nuevas reformas, abandonando el área
doméstica del primer recinto, convirtiendo el aljibe antiguo en
cárcel, construyendo una nueva cisterna y levantando una capilla
dedicada a Santa Catalina. A finales del siglo XV, el castillo pierde
su función, siendo abandonado a principios del siglo XVI. En el
siglo XVIII, durante la Guerra de Sucesión, el castillo dio albergue
al ejército francés de Felipe V. El Conde de Cervellón, heredero
de las posesiones del Conde de Elda, mantuvo el señorío de Petrer
hasta el siglo XIX en que fue decretada su abolición.
Con
posterioridad, la fortaleza pasó a manos del Obispado de Orihuela,
el cual lo cede al Ayuntamiento de Petrer en el año 1.968. A partir
de 1.974, se inician las sucesivas fases de restauración de la
fortaleza, que finalizan en el año 1.983 con su declaración como
Monumento Histórico-Artístico de interés nacional, al tiempo que
pasa a ser Bien de Interés Cultural a petición del Excmo.
Ayuntamiento de la villa.
Fuentes: Wikipedia
Castillos de Alicante
Guardianes de piedra
Ximo G. Rico (Fotos)
Galería:
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