El Castillo de Tiedra se encuentra situado en la localidad del mismo nombre en la provincia de Valladolid (Castilla-León).
El
castillo es un cubo superviviente de la demolición de la muralla
original, protegido por el foso en dos de sus lados y por dos paños
de muralla de factura posterior, restaurado en el año 2011, siendo
posible la visita por dentro y por fuera. La Torre del Homenaje es un
museo y desde la que se domina una gran extensión de los montes
Torozos y todo el caserío del pueblo.
La
primera mención que se tiene hasta el momento sobre la existencia
del Castillo de Tiedra es de tiempos del rey Sancho II, cuando ordena
al Cid Campeador a que realice un encuentro con su hermana la infanta Urraca de
Zamora. Tenía que persuadirla para la entrega voluntaria y sin
enfrentamientos de la ciudad de Zamora, que había recibido en
herencia de su padre. A cambio, Urraca recibiría la villa de
Medina de Rioseco con el privilegio de Infantado que comprendía
desde Villalpando hasta Valladolid y además el Castillo de Tiedra.
Pero este acuerdo nunca se llevó a cabo.
Años
más tarde el castillo formaría parte de la donación que hizo
Alfonso IX a su mujer Berenguela de Castilla, como compensación tras
el divorcio. En 1285 Pedro Álvarez de las Asturias, mayordomo Mayor
de Sancho IV de Castilla, recibió del rey la villa de Tiedra con su
torre junto con otras propiedades. De sus manos la recibió su hija
Teresa Pérez de Asturias, que estaba casada con Alfonso Téllez de
Molina, hijo del Infante Alfonso de Molina. Así fue cómo la
villa y su torre se incorporó al linaje de los Téllez de Meneses.
El hijo de ambos (que era además sobrino de la reina María de
Molina), Tello Alfonso de Meneses, fue señor de Tiedra , entre
otros señoríos.
A
su muerte en 1315 sus señoríos pasaron a ser propiedad del rey
Enrique II que los donó a su hermano Sancho de Castilla, conde de
Alburquerque. Lo heredó su hija Leonor Urraca que estaba casada con
el infante Fernando de Antequera. En 1430 el rey Juan II de Castilla
confiscó la villa y mandó prisionero al castillo al obispo de
Palencia Gutierre Álvarez de Toledo por los rumores que corrían de
un complot contra el monarca y su valido Álvaro de Luna. Finalmente
fue absuelto. Juan II a mediados del siglo XV entregó la villa y
castillo a Pedro Girón, pero hasta 1476, y ya en tiempos de los Reyes
Católicos, no se confirmó el señorío.
Su
estado ruinoso provocó alarma en julio de 2010, cuando la Junta de
Castilla y León se vio obligada a acometer obras de urgencia, para
evitar su derrumbe parcial o completo, junto con el castillo de Mota
del Marqués. En mayo de 2013 el castillo volvió a abrirse tras el
proceso de restauración, pero la obra no fue integral y el 24-25 de
diciembre del mismo año el cubo sureste se derrumbó parcialmente a
causa de un temporal de lluvia y viento.
Los
paños norte y oeste formaban parte de la muralla en cuyo recinto se
albergó la primera villa de repoblación. Es la parte más antigua.
Hubo una segunda fase de construcción cuando se elevó la torre. Las
ladroneras superiores, la bóveda con sus arcos fajones y el acceso a
la escalera corresponden a finales del siglo XIII y comienzos del
XVI.
El
recinto defensivo tiene dos torreones circulares. Por uno de los
extremos arranca una muralla que tal vez fuera la cerca de la
población que albergara el albacar. No hay ruinas visibles por lo
que esta teoría sólo podría apoyarla una excavación arqueológica.
El complejo se extiende sobre la plataforma de un cerro que domina
una gran extensión de tierras.
La Torre del Homenaje tiene veinte metros de altura. Es de planta
rectangular con unos muros de 2,5 m. de espesor. Conserva las ménsulas
donde se apoyaron las vigas que en muchos casos sostenían los
cadalsos (parapetos o buhardas de madera). En la última restauración
se hizo una recreación de estos elementos arquitectónicos. La
puerta está a unos metros del suelo como era costumbre en los
castillos defensivos, para impedir al enemigo el acceso fácil.
Fuente: Castillos del Olvido
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