sábado, 4 de abril de 2020

Castillo de Castroverde de Cerrato (Valladolid)


El Castillo de Castroverde de Cerrato se encuentra situado en el término municipal de la localidad del mismo nombre en la provincia de Valladolid (Castilla-León). 

Se trata de una fortaleza amurallada del siglo IX, en lo que hoy se denomina “El Cotarro de la Villa”. En este cerro se han excavado las bodegas. El término estuvo poblado desde tiempos remotos. De hecho, en el pago de “El Paredón” apareció una sepultura de urna con piedra encima fechada en época celtibérica. De época romana se sabe que existe una villa a orillas del río Esgueva, en el pago de “La Serna”, que ocupa una superficie de hectárea y media. 

A los tiempos de los godos o los mozárabes corresponde la necrópolis de “El Barrial”, donde aparecieron bastantes sepulturas y una estela con una cruz esculpida en ella. Existió un lugar, hoy despoblado, llamado Granadilla, que debió de ser lugar repoblado por mozárabes huidos de Al-Ándalus en el siglo X. Otros despoblados son Villa Nueva de Baldouas y Villa Nueva de Gonçalo Garcia. Castroverde fue la capital del Concejo de Castroverde, que comprendía los pueblos de Villaco, Fombellida y Torre de Esgueva. Hasta el siglo XVI tuvo mucha importancia la Encomienda de Castroverde de Cerrato de la Orden de Santiago. 

El castillo se documenta por primera vez en el 1059 en que Fernando I otorga estas tierras a la diócesis de Palencia. Esta fue tierra de frontera, el desierto estratégico del Duero, que era atravesado por las tropas moras para hacer razzias (incursiones) en las aldeas cristianas. En la época de la repoblación se levantaron varios castillos en el valle del Esgueva para defenderse de los moros. Quedan restos de varios castillos en la zona, de distintas épocas, en Canillas, Encinas, etc. 

Del castillo de Castroverde solo quedan dos paredones, uno de ellos con un arco, denominado Arco de Santa Clara. Lo que llama la atención es que los muros no están hechos con grandes piedras labradas (sillería), sino con piedras irregulares trabadas con barro (mampostería). Quizá los muros que han llegado hasta nuestros días solo son el relleno de unos mucho más anchos, que probablemente en sus caras exteriores estaban hechos con grandes bloques de piedra. 

En el solar que ocupó la fortaleza hoy crecen las espigas, es una tierra de labor. Pero aún podemos evocar a los centinelas que desde lo alto de los muros oteaban el horizonte. 

Fuentes:  Wikipedia
                castillos.net
                garcilanga (Fotos)

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