La Torre de Lomana, también llamada Torre de Bonifaz, se encuentra situada en la localidad de Lomana, en la provincia de Burgos (Castilla-León).
La
torre fue de la familia Bonifaz, de ahí su otra denominación.. Este
apellido, que se consideraba originario de Francia, de Italia y hasta
nada menos que de algún senador romano, parece provenir de Frías,
de donde salió a Burgos y de aquí pasaron a Andalucía. Los dueños
de Lomana, como todos los de su apellido, se tenían por
descendientes del famoso almirante. Varios Bonifaz fueron alcaides
del castillo de Frías por nombramiento real.
La
torre fue levantada por Alonso Bonifaz en tiempos de Juan II. Es,
pues, de la segunda mitad del siglo XV y parece que de ninguna manera
puede suponerse anterior a 1446, fecha de la donación de Frías a
los condes de Haro. Aunque no se ha hallado el mayorazgo, el fundador
debió vincular los bienes, pues en la torre siempre sucedió el hijo
mayor. En 1663 Juan Bonifaz, regidor de Frías, aseguraba que además
de ser su señor también era patrón de la capilla de San Francisco
de Burgos, en donde estaba enterrado el Almirante. Como no tenía más
que hijas firmó un compromiso con los Bonifaz de Jaén por el que
ambas familias serían patrones de la capilla y entierro susodicho
“pro indiviso”.
Es
posible que durante la toma de posesión de Frías por el conde de
Haro esta familia se mostrara partidaria de los Velasco, por lo que
éstos también les nombraron alcaides. No tendrían, pues, ninguna
dificultad a la hora de levantar la torre de Lomana. En adelante los
Bonifaz estuvieron siempre al servicio de los Condestables, quienes
les consideraban sus “primos”.
La
torre ha perdido el tejado (o terraza) y las almenas. Alcanzó varios
metros más de altura. Su estado de conservación no corresponde con
el de “totalmente derruida”, como afirma Osaba. Ocupa un
rectángulo aproximadamente el doble de largo que de ancho. Los muros
sobrepasan escasamente el metro de grosor. Está flanqueada de cubos
macizos o borjes, todos ellos iguales excepto el de junto a la
puerta, que es más grueso, por ser este punto muy vulnerable al
tiempo que el terreno ligeramente quebrado. Toda la torre es de
mampostería, excepto los vanos que presentan muy buena sillería.
El
frente principal es con mucho el más interesante. La torre dispone
de dos pisos y una planta baja. En ésta, además de la puerta de
ingreso (1,80 por 2,85 mts.) se abre un portillo de arco mixtilíneo
(6,80 por 1,71 mts.) al Este. A ras de suelo dispone tanto al Norte
como al Sur de abundantes saeteras. En el extremo superior de esta
planta tiene ventanas fusileras (más abiertas al exterior), que por
su colocación, así como por la forma, hay que considerarlas
posteriores, posiblemente de las guerras carlistas, de tanta
influencia en el valle.
Como
en todos los castillos el primer piso fue vivienda de los dueños y
también el más lujoso. Posee abundantes ajimeces cuyos arquillos se
abren en un solo sillar. El conjunto es una verdadera antología de
arcos gótico-flamígeros: trebolados, mixtilíneos, conopiales,
carpaneles, etc. Los mayores disponen bajo el parteluz de troneras.
Interiormente tienen asientos labrados a los lados. En la última
planta vuelven a repetirse los anteriores tipos de ventanas con una
novedad: en la vertical de la puerta destaca una ladronera en
perfecto estado de conservación.
Fuente: Castillos del Olvido
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