domingo, 5 de enero de 2020

Castillo de Rochafrida (Ossa de Montiel, Albacete)


El Castillo de Rochafrida, también llamado Castillo de San Felices, se encuentra a unos 7 km. de la población de Ossa de Montiel, en la provincia de Albacete (Castilla-La Mancha). 

Para llegar hasta él, tomaremos el desvío que desde Ossa de Montiel nos lleva a las Lagunas de Ruidera, pues dentro del  parque natural, en lo alto de una loma se encuentra la fortificación, que está bien señalizada su posición. 

El castillo fue construido en el siglo XII, durante la ocupación musulmana, por la tribu berberisca Masmuda. Probablemente este castillo cayó en manos cristianas a raíz de la conquista cristiana de los castillos de Alhambra y Peñarroya (entre 1198 y 1200), y de la toma de la plaza de Alcaraz en 1213, por los caballeros de la Orden religioso-militar de Santiago. Sería por entonces, cuando se le denominaría con el nombre de San Felices, en honor a San Félix de Valois, eremita francés que, junto con San Juan de la Mata, en 1197, con autorización de Inocencio III, fundaron la Orden de los Trinitarios. 

El 26 de abril de 1216 Enrique I de Castilla (el rey niño) lo entregó a Don Suero Téllez de Meneses, con las dehesas y tierras a su entorno. Pocos años después pasó a manos de la Orden de Santiago. Ya en el siglo XV, durante el reinado de Isabel y Fernando, la fortaleza quedó en absoluto abandono. 

Es un castillo roquero de tipo y destino militares, que posee un recinto amurallado levantado en la roca (denominada dolomía). La planta del castillo es un polígono irregular de doce lados, forma impuesta por la morfología del terreno, para cubrir y vigilar cualquier recoveco y hueco por el que pudiera acceder el enemigo. 

La muralla tiene un espesor de más de 2 metros, y su altura sería también de unos 2 metros. Tiene almenas, y dado lo abrupto del cerro y el buen revoque de la pared con el mortero, la escalada por cualquier lienzo era extremadamente dificultosa. Poseía varias torres, de las que hoy sólo se conserva parte de los muros. 

El cerro está rodeado por una franja lacustre muy cenagosa de unos doscientos metros de anchura, que hace de auténtico foso. Cuenta además con un puente levadizo sobre el río Alarconcillo. Por todo ello, la fortaleza sería prácticamente inexpugnable, sobre todo por la caballería, que quedaría clavada en el fango ante cualquier intento de ataque. 

En el castillo se han encontrado restos arqueológicos que evidencian el origen árabe del castillo, tales como puntas de flecha de hierro, pequeños cuchillos o láminas de sílex, y especialmente pequeñas placas o escudillas forradas de oro, que responden por sus características a un tipo de decoración de origen árabe, en la que los motivos se repiten continuamente rellenando cualquier hueco, como si se tuviera manía a los espacios vacíos. Esta es una decoración geométrica fundamentalmente anticónica, típicamente árabe. 

La muralla está hecha de una mezcla de cal, arena y piedra rústica del lugar, y se hallan parcialmente labradas las de las jambas de la portada principal. Se encuentra en estado de ruina progresiva y es de propiedad particular, y se destina a uso turístico. 

Fuentes: Wikipedia
               turismoruidera.com
               Turismo Castilla-La Mancha
               castillosricsol.org
   
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