Las Murallas de Orihuela es el conjunto amurallado de la ciudad homónima, capital de la comarca de la Vega Baja, en la provincia de Alicante (Comunidad Valenciana).
La foto que acompañamos corresponde al Museo de la Muralla, recientemente descubierta en los bajos de un colegio, espectacular y que merece su visita. Aparte de ello, la ciudad está plagada de restos constructivos de las murallas que se construyeron desde la época fenicia hasta la Edad Media.
“Madina
Uryula” era la próspera cabeza administrativa de la “küra” o
provincia islámica de Tudmir, un vasto dominio cuya administración
retuvo el noble visigodo llamado Teodomiro b. Gandarïs en virtud de
un pacto firmado con el conquistador Abd al-Azïz b. Müsà en el año
713 (Molina López, 1972).
La
ciudad de Orihuela ha sido descrita por algunos autores islámicos
como el reflejo del paraíso del buen musulmán, rodeada de jardines
y huertas, con bazares y alquerías, dotada de numerosos baños, con
varios arrabales, mezquita mayor, varios cementerios y que estaba
circundada por un gran recinto amurallado dotado de numerosas torres,
de las que nos han llegado hasta nuestros días las de Casinello y de
Embergonyès, emblema ambas de las murallas islámicas de la ciudad.
Estas murallas protegían a la población de posibles enemigos, pero
también salvaguardaban la ciudad de las crecidas del río Segura que
inundaba prácticamente la ciudad (Yus Cecilia, 2013).
El
trazado de la muralla islámica estaba muy condicionado por una
orografía marcada por el río Segura, llena de crestas y barrancos,
por lo que su recorrido no sufrirá grandes modificaciones en los
siglos XIV-XV, tras la conquista cristiana de la ciudad. Las
numerosas excavaciones realizadas estos últimos años en la ciudad
han permitido reconstruir su trazado con detalle. Los restos mejor
conservados podemos situarlos en lo que se conoce como el Museo de la
Muralla, de obligatoria visita, un vasto espacio subterráneo de
3.000 metros cuadrados donde el Museo Arqueológico Comarcal de
Orihuela ha descubierto más de 80 metros del sector oeste de la
muralla, construida en tapial de hormigón con mortero de cal y
arena, con 4 torreones en saliente que las excavaciones han datado de
época almohade – segunda mitad del siglo XII y primera mitad del
siglo XIII – y que presentan una altura conservada de más de 3
metros en algunas zonas (Sánchez Mateos, 2013).
La
ciudad contaba con varias puertas para el control de personas y
mercancías, que son el origen de la red vial que vertebra el casco
histórico de la ciudad. La más famosa es la Puerta de Callosa, que
se encuentra casi adosada al Colegio Santo Domingo, a la entrada a
Orihuela desde la carretera que viene de Callosa de Segura. También
estaba la denominada Puerta del Río, que contaba con un puente de
barcas, como señala el autor islámico al-Idrïsi y que albergará
en época medieval la Sala del Consell de la ciudad (Sánchez Mateos,
2013). Las dos siguientes eran la Puerta de Murcia y la Puerta de
Crevillent. Además se estima que en las murallas existían numerosos
portillos o puertas menores que eran tapiados en caso de ataque y
asedio.
En
época cristiana se practican nuevos accesos a la ciudad como la
Puerta de Elche, la Puerta Nueva, ubicada en la zona de levante y la
Puerta de la Traición, situada en el frente de poniente. En el siglo
XIV, durante el conflicto de la Guerra de los Dos Pedros, conocemos
la existencia de una barbacana, dotada de antemural que se disponía
como defensa avanzada para proteger los principales accesos a la
ciudad.
Además,
en época medieval se construyeron a extramuros de la ciudad varios
arrabales para albergar a la población mudéjar, como eran el
Arrabal de San Juan o Rabalete y el Arrabal de San Agustín. Ambos
contaban con recintos amurallados desde el año 1.357, aunque sus
defensas no poseían el rango ni la entidad de las murallas de la
ciudad.
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