jueves, 2 de enero de 2020

Castillo de Librilla (Murcia)


El Castillo de Librilla está localizado en la población del mismo nombre en la Región de Murcia. 

Se sitúa en el actual centro urbano de la población, en la zona más alta y adaptándose al cerro amesetado donde se asienta el centro de la villa, que aún está delimitada por los cortados que forman la Rambla de Orón o Librilla y el ramblizo de la Cava. El lugar donde se construyó la fortificación era un punto estratégico desde el que se controlaba un acceso clave hacia el valle del Guadalentín, un importante accidente orográfico que era utilizado como vía de comunicación entre el levante y el sur peninsular, así como, en algunas etapas históricas, espacio fronterizo entre las llanuras prelitorales y el interior. 

El castillo se encuentra actualmente soterrado bajo la trama urbana del centro de la población. En la zona más elevada de la villa, algunos elementos y lo intrincado del callejero parecen recordarnos que una vez allí se situó una fortificación, con sus muros, puertas, torres y almenas hoy desaparecidas. Las estructuras defensivas se hubieron de adaptar a la cumbre de la elevación donde se sitúa el actual casco urbano de Librilla, por lo que el elemento más claramente visible de los escasamente conservados resulta ser un torreón cúbico que cuelga sobre la Rambla del Orón.

El origen de la fortaleza de Librilla ha de situarse hacia el siglo XI. Al-Idrisi, un importante geógrafo musulmán, mencionaba en el siglo XII el lugar de "hisn Limbraya", lo que atestigua la existencia de una fortificación que centralizaba el espacio rural circundante, estructurando diferentes aspectos de la vida cotidiana del sureste andalusí. Un hisn era un enclave defensivo rural que, en caso de peligro, podrñia albergar a la población dispersa que, dedicada a las labores agropecuarias, explotaba los campos. Era, por tanto, lugar de refugio de personas y ganados que, en este caso, controlaba una importante vía de comunicación.

Con la incorporación del Reino de Murcia a la Corona de Castilla, Alfonso X El Sabio donaba la villa de Librilla y la vecina de Alhama a García de Villamayor. No obstante, en fecha poco posterior, Librilla pasó a formar parte de los extensos señoríos del infante Don Manuel, hermano del rey de Castilla e hijo de Fernando III. Y sería uno de los lugares que heredaría su hijo el Infante Don Juan Manuel, adelantado mayor del reino de Murcia, además de trascendental político y escritor de la España medieval. Los disturbios internos de la corona de Castilla, y las frecuentes desavenencias de Don Juan Manuel con el monarca, llevaron a éste a ceder temporalmente Librilla al Concejo de Murcia (1336-1337). Tras el fallecimiento del adelantado, y la gradual desintegración de sus inmensos señoríos, la villa y su fortaleza llegaron a manos de don Alfonso de Aragón, quien las vendió a Alfonso Yáñez Fajardo, quien se declaraba su señor en 1382. 

A partir de aquel momento, Librilla entró a formar parte de los señoríos de la familia Fajardo, quienes patrimoniarían también el cargo de Adelantado Mayor del Reino de Murcia. Apenas unos años después, el rey de Castilla les concedió también el señorío sobre Alhama, lo que les permitió tener un señorío conjunto al que, poco tiempo más tarde, añadirían el de Molina Seca. En Librilla, según el P. Ortega, los Fajardo construyeron una residencia en el interior de la fortaleza, que estaría situada en el solar que hoy ocupa el edificio consistorial. Constituida en villa en 1458, Librilla continuaría siendo señorío de los posteriormente marqueses de los Vélez hasta las desamortizaciones del siglo XIX. 

Resulta muy compleja la descripción de una serie de elementos arquitectónicos que una vez hubieron de existir y hoy han desaparecido por completo o se encuentran ocultos bajo la trama urbana de la población. Esto ocurre con el Castillo de Librilla. 

Actualmente, sólo la configuración de la zona más elevada de Librilla, un torreón de planta cuadrangular situado al suroeste de la villa colgado sobre la rambla del Orón, y el topónimo de la plaza de la Muralla o el de la Cava, nos recuerda la existencia, una vez, del castillo. La torre mencionada parece que una vez estuvo destinada a proteger el acceso al puente que salvaba la rambla y conectaba a la población con el otro sector. 

A grandes rasgos, la fortaleza hubo de adaptarse al lugar elegido para su construcción, que ayudaba, en mucho, a convertir al enclave en un recinto inexpugnable. La combinación de muros y torres, por lo general de planta cuadrada, daba como resultado un sistema de cremallera cuyos elementos se protegían a sí mismos. 

Las torres, además de contribuir al sostenimiento arquitectónico de los lienzos, los defendían de un ataque frontal, y defendían también a las torres flanqueantes. En el lienzo del muro, protegido entre dos torres, o en el interior de una, se situaban las puertas, que eran los elementos más débiles de la fortificación y, por lo tanto, donde se desplegaban una serie de elementos destinados a su mejor protección, fruto de la tecnología de la época. Todo ello daba como resultado un sistema de protección muy eficaz. 

Fuentes: Wikipedia
               regmurcia.com

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