La Torre de Villanueva, también llamada Torre de Quijas, se encuentra localizada en la población de Quijas, en la Comunidad de Cantabria.
Se
trata de una torre medieval de gran valor histórico y estratégico,
al formar parte de una red de torres defensivas, que permitían a sus
moradores, estar alerta ante posibles ataques de sus enemigos,
principalmente, los provenientes de la mar.
A
partir del siglo XIII, con el progresivo aumento del poder señorial,
aparecen por toda Cantabria una gran cantidad de torres, más o menos
fortificadas, que cubren todo el territorio y de las que aún se
conservan bastantes muestras. De la época bajomedieval tan sólo hay
un ejemplo en Cantabria que se escapa de esta tipología, el castillo
de Argüeso.
En
el escenario bajomedieval las fortificaciones familiares salpicaron
la geografía cántabra con edificaciones destinadas a defender la
costa y a la protección frente a las luchas de banderías. Se trata
de torres aisladas construidas entre finales del siglo XII y
principios del XV, que responden a cierta función militar y de
atalaya sobre el territorio. Responden a un estilo gótico, en muchas
ocasiones tardío, y no suelen aparecer en núcleos urbanos.
Tienen,
como características comunes, plantas cuadradas y muros de
mampostería con refuerzos de sillares, ventanas estrechas, ya
geminadas o ensaetadas, normalmente una entrada única y pisos de
madera. Suelen poseer entre tres y cuatro plantas, estando los
servicios en la baja (bodega, saladero), una sala de banquetes y
recepción en el primero y las dependencias señoriales en los
sucesivos; la escalera principal se situaba cerca de la entrada y era
generalmente de madera. Probablemente cada piso estaba libre de
divisiones, a excepción de los tapices que ocultaban el lecho
señorial, ya que no se han encontrado rastros de tabiques.
Algunas
poseyeron muralla y foso. En algún caso prácticamente todos los
muros son de sillería. La entrada la constituía un arco rebajado
flanqueado de saeteras; en el interior, la escalera que arranca junto
a ella avanza dos tramos por planta pegada a fachada. El volumen
general tiene pocos huecos y genera una apariencia de pesadez. La
decoración es prácticamente inexistente. Normalmente estaban
rematadas por almenas. En el interior se deja un espacio abierto en
el muro junto a la ventana, con un banco, cubierto por un arco
rebajado.
La
estructura interior consistía en un tronco central de madera que
sostenía una gran viga de madera en cada planta, a partir de la cual
se forjaba entre ella y los muros de piedra. Sólo a veces aparece un
muro de mampostería interior sobre el cual forjar, sustituyendo al
pilar de madera.
En
algunos casos, pocos, estas torres estaban rodeadas de una alta
barbacana que las hacía parecer castillos al estilo de los de Álava.
La existencia o no de estos sistemas defensivos (murallas, fosos,
contrafosos, barbacanas, etcétera) marca la diferencia tipológica
de las torres.
Fuente: Castillos del Olvido
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