La Torre de Mártioda, también conocida como Torre de los Hurtado de Mendoza, se encuentra situada en la localidad de Mártioda, en la provincia de Álava (País Vasco).
Mártioda
se encuentra en lo alto de una colina que dominaba los caminos de las
rutas del siglo XVI que pasaban próximos a la sierra de Badaya. Su
situación frente al puerto de Arrato, paso natural desde la Llanada
Alavesa a Zuya y, por este valle, a los puertos vizcaínos, le
confiere un especial valor estratégico.
En
el extremo norte de la localidad se encuentra la torre. El actual
acceso al poblado se hace desde el sur y va subiendo paulatinamente
hasta encontrar la torre, a partir de la cual, por el norte, el
terreno desciende bruscamente, conformando una verdadera muralla.
Esta posición privilegiada, en el punto más alto, hace que la torre
dé una imagen de gran potencia. Próxima a la torre se encuentra la
iglesia, en posición más baja y sin torre-campanario, seguramente
para evitar la competencia visual. Los señores de la torre fueron
patronos del templo.
Se
trata de un torreón de planta rectangular, en proporción de casi
dos a uno, que inicialmente fue exento. Se encuentra construido con
mampostería y sillarejo en las esquinas. Su altura, de unos veinte
metros, duplica los diez del lado menor, por lo que, de no ser por el
palacio que la envuelve, su proporción sería increíblemente
esbelta. Actualmente tiene cuatro alturas, sin embargo las cotas de
forjado originales nada tuvieron que ver con las que ahora vemos,
como se aprecia en las distintas alturas de huecos medievales.
De
los vanos originales, góticos, debe destacarse el situado en la
fachada principal, de arco apuntado y metro y medio de altura. Las
dos fachadas laterales también disponen de huecos góticos, tapados,
de similares características, pero de menor tamaño. Estos huecos
permiten aproximar la construcción del inmueble a finales del siglo
XIII, siendo posterior a la torre de Mendoza.
En
el muro se encuentran saeteras distribuidas por el perímetro, e
incluso restos de una escalera, originalmente exterior, que daba
acceso al primer piso de la torre, como era habitual en este tipo de
construcciones. La portada de acceso, situada en el medio del
torreón, es de arco apuntado, de 2,40 m. de alto por 1,20 m. de
ancho.
El
torreón medieval estuvo rodeado, por tres de sus lados, de un foso,
con barbacana o muralla en su orilla. El cuarto lado era el talud de
la colina, por lo que no se precisó de foso defensivo. Según un
testimonio de 1694, el foso tenía puente levadizo y cadenas, era
hondo y bien abierto. Hoy solo se mantiene el foso en el lado sur,
mide 4,20 m. de anchura y conserva un puente de acceso, aunque no es
el original levadizo. Sobre él se encuentran dos modillones del
matacán que defendía la puerta de entrada al recinto, construida
con un arco de piedra. El resto de huecos del muro defensivo son
saeteras de 0,55 m. de altura.
Los
Hurtados de Mendoza debieron vivir poco en la torre. Se sabe que en
el siglo XVI vivían en Vitoria, quedando la torre a cargo de
alcaldes. En 1527 el torreón servía de cárcel de los señoríos
sobre los que los Hurtado ejercían la jurisdicción. En el siglo
XVII se encontraba en ruina, con los tejados hundidos y casas
construidas contra la barbacana.
En
el siglo XVIII D. Joaquín María Hurtado de Mendoza, Conde de
Villafuerte y Marqués de Miraval, daba una nueva vida a Mártioda y
su torre. Edificó el palacio en torno a la torre, construyendo una
vivienda dieciochesca. Al dar la configuración de palacio se
abrieron ventanas, modificando todas las alturas de forjados. Las
nuevas ventanas que se abrieron sobre el cuerpo principal de la torre
disponen de grandes jambas de piedra.
La
fachada sur, la más abierta, intenta mantener una simetría de
huecos. Por encima de las construcciones palaciegas se abrieron siete
ventanas de pequeño tamaño. La más pequeña, en la posición más
alta, junto a las almenas de remate, dispone de vierteaguas con
fuerte moldura. El resto de aperturas se distribuyen de manera
homogénea.
Los
alzados este y oeste solamente se perforan por un eje de huecos
central. El norte no tiene huecos, excepto las primitivas saeteras
superiores. El cuerpo del nuevo palacio funciona como un zócalo que
se adosa a la torre. Los huecos de los que dispone no mantienen una
clara jerarquía. Los añadidos fundamentales se producen en el este
y oeste, quedando el sur como protección del acceso y el norte como
pasillo de unión de ambas alas. La altura de estos añadidos es de
planta baja y un piso.
Destaca
en el sur, protegiendo la entrada original de la torre, un cuerpo
saliente, que aloja la puerta y dos ventanas, pero evoca a un matacán
de grandes dimensiones. Existe una segunda puerta de acceso, en la
misma fachada, hacia el este, revestida en chapa, con la inscripción:
«ME YZO JOSE DE LEIZA. AÑO 1799». Existen más añadidos, hacia el
oeste, en torno a un segundo patio cuadrado. Estas construcciones
parecen responder más a un uso agrícola que al representativo del
palacio.
Fuente: Castillos del Olvido
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