La Torre-Palacio de los Varona, o también simplemente Torre de los Varona, se encuentra situada en la población de Villanañe, en la provincia de Álava (País Vasco).
Imponente
torre, espectacular ejemplo de arquitectura militar del siglo XIV, y
la mejor conservada de Álava, se alza sobre una planicie que le
permite destacarse dominando las tierras circundantes. El edificio
forma un sólo conjunto histórico en el que caben distinguir dos
partes: el Palacio y la Torre, ésta con ajustada sillería. Se puede
considerar todo ello como el conjunto fortificado mejor conservado de
Alava, y que recientemente ha sido restaurado.
Descuella
en uno de los lados del recinto, la torre, rematada en los ángulos
por garitones prismáticos apeados por modillones, teniendo en la
pared del sur un matacán. La cubierta es a cuatro aguas cuyos aleros
cubren la zona almenada. El Palacio se le adosa por dos de sus lados,
estando la edificación rodeada por un muro almenado y un foso con
agua. Recientemente restaurada, conserva un interesante archivo
familiar.
La
historia cuenta que allá por el año 680 un almirante visigodo, Ruy
Pérez, mandó construir esta torre. La zona había sido abandonada
por los romanos y los visigodos la fueron conquistando, quedándose
estos en el valle. Este almirante ordenó construirla en un enclave
estratégico. Se dice que aquí descansó Don Pelayo, después de la
Batalla de Guadalete, (711) empezando desde aquí la reconquista.
Hacia el año 1080, tiempos del Cid Campeador, se encontraban aquí dos hermanos y una hermana. Iban por el bando de Doña Urraca de Castilla que estaba en guerra con el rey de Aragón. María Pérez, como se llamaba la hermana, estaba empeñada en seguir a sus hermanos a la lucha, así que se vistió la armadura y acudió junto a ellos a defender su estandarte.
Tras
la reyerta se produjo cierta dispersión entre las tropas y María,
sólo, en la penumbra de la tarde, se topó con otro despistado:
Alfonso el Batallador.
María
llevaba el rostro cubierto con la celada, como lo muestra luego la
estatua heráldica que todavía se puede observar en su posesión de
Villanañe, y así luchó contra el aragonés, partiéndosele la
espada, pese a lo cual, fue tan grande su valor, que venció a su
oponente y le hizo prisionero. Admirado, el rey, le dijo: “Habéis
obrado, no como débil mujer, sino como fuerte varón y debéis
llamaros Varona, vos y vuestros descendientes y en memoria de esta
hazaña usaréis las armas de Aragón”.
Se
discute si el origen de las barras que aparecen en el escudo de los
Varonas es este o más bien aparecerían estas barras por haber sido
posteriormente María Pérez, mujer de Don Vela. Las barras aparecen
en diagonal, lo cual implica que han sido ganadas como trofeo, esto
refuerza la primera teoría. El nombre de Ruy quedó en Rodrigo, y
así se ha llamado el primogénito de la familia a lo largo de
generaciones. El Pérez se perdió y paso a ser Varona, que se ha
mantenido a lo largo de los siglos.
Así
tenemos la Torre, del siglo XIII-XIV, construida sobre otra
anterior. Los Varona representan uno de los escasos ejemplos de
familias notables españolas que de forma ininterrumpida han vivido
en el mismo lugar desde el siglo XIV hasta nuestros días. Así pues
el palacio ha ido evolucionando y sometiéndose a cambios en función
de los tiempos y de las necesidades que les iban surgiendo a sus
moradores.
Recientemente
ha sido restaurado, y se encuentra abierto al público Guarda en su
interior detalles de gran interés y valor histórico, que la familia
Varona ha sabido mantener. Así, en el atrio de entrada, encontramos
un curioso dibujo en forma de rosetón realizado con cantos rodados y
que tiene el mismo diámetro que la campana mayor de la catedral de
Toledo, mientras que el grosor del círculo exterior es también el
mismo que el de la citada campana. Se ignora quien mandó hacerlo ni
el motivo por el que quiso reproducir las magnitudes de la campana
toledana, pero circulan miles de historias al respecto.
Ya
en los pisos de arriba, una colección de papeles pintados recubren
las paredes de varias de las estancias, impresionan con su colorido.
Estos papeles fechados en los siglos XVII-XVIII, se encuentran perfectamente
conservados, sustituyeron a los tapices que anteriormente habían
cubierto las paredes del Palacio.
Aparte
de estos llaman la atención los suelos de cada una de estas
estancias, en unos casos de porcelana de Manises, con representación
de cuatro escenas del Quijote, en otros casos de madera… En la
actualidad un museo que permite no sólo conocer el linaje de esta
familia, sino que sus visitantes podrán realizar un viaje virtual
por todos los pueblos que conforman el valle de Valdegovía. En la
entrada, una exposición muestra todos los castillos y fortalezas de
Álava a través de audiovisuales, junto a una maqueta que refleja
las fases de construcción de la torre de los Varona.
El
espacio de la planta baja se completa con la presentación de
Valdegovía, a través de un recorrido histórico por el valle. El
primer piso está dedicado a Los Varona con la visita de varias salas
del edificio que recrean el ambiente de la vivienda. La sala almenada
de la segunda planta, se recoge una interesante exposición de arcas
y cerámica popular vasca.
Fuente: Castillos del Olvido
Galería:
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